Curiosamente, una de las primeras cosas que hay que incluir en la maleta cuando se viaja a Budapest, tanto en verano como en invierno, es el traje de baño, se debe a que buena parte del territorio húngaro, y especialmente su capital, tiene en el subsuelo una auténtica reserva de aguas termales. Se estima que en todo el territorio húngaro hay unos 1300 manantiales y al menos 118, tanto naturales como artificiales están en Budapest. Desde ellos brotan cada día más de 70 millones de litros de agua termal a temperaturas de entre 20 y 80ºC.
Pero su bien merecido reconocimiento como capital termal –tiene el título de Ciudad de los Balnearios desde 1934¬– le viene dado por sus excelentes instalaciones y piscinas termales . Los balnearios de la ciudad ya fueron utilizados por celtas y romanos.
La cultura de los baños forma parte de la vida húngara. Por supuesto, muchos húngaros acuden a los balnearios por cuestiones de salud, pero otros muchos lo hacen sólo como un acto social más, siguiendo una tradición milenaria que les permite reunirse con la familia, los amigos, practicar deportes o, simplemente, dejarse acariciar por las cálidas y benéficas aguas.
La ruta de los balnearios
Sin duda el recorrido por los balnearios de Budapest hay que comenzarlo en el Gellért. No es el más antiguo, ni el más grande y para algunos tampoco el más bonito, pero probablemente es el más representativo y, desde luego, el más conocido. Fue construido en 1918 en estilo Art Nouveau, que aquí se llamó Secesión. Su imagen fue utilizada para el célebre anuncio de los “cuerpos Danone” hace más de 20 años pero sigue en la mente de todos, sus célebres columnas clásicas rodeando la piscina central, sus balcones, su cúpula movible, sus vidrieras, sus mosaicos, sus esculturas, sus fuentes han servido como marco para celebraciones y escenario de películas porno.
Durante la belle époque y a lo largo de todo el siglo XX, los balnearios húngaros, y en particular el Gellért, gozaron de gran popularidad, incluso entre las clases altas, que hicieron del rito de “tomar las aguas” un singular acto social. Personajes como Visconti, Arthur Rubinstein, Richard Nixon, Raquel Welch, el sha de Persia o la reina Juliana fueron algunos de los huéspedes de este balneario; la reina Juliana de Holanda pasó en él su noche de bodas en 1937.
Lo que más llama la atención, y lo más conocido, es su piscina interior donde se practica la natación, por estar, generalmente, muy concurrida hay que nadar siguiendo una dirección rigurosa de derecha a izquierda para no estorbarse. Las piscinas exteriores, una de ellas con olas cada diez minutos y otra con chorros de jacuzzi, solo están abiertas en verano. Tal vez lo más auténtico del Gellért es la zona de aguas termales, saunas y hamman, separadas para hombres y mujeres donde se puede estar desnudo, aunque lo habitual es cubrirse con un minúsculo delantal.
Auténticos baños turcos
Pero si el cuerpo pide más sensualidad, lo mejor es probar alguno de los baños turcos que dejaron los otomanos durante su periodo de ocupación, allá por el siglo XVI. Uno de los más singulares y bellos es el Rudas, ubicado en la estrecha franja entre el Monte Gellért y el Danubio. Actualmente está siendo rehabilitado por lo que la entrada es algo confusa. En el interior, por debajo de la cúpula de piedra de 10 metros de diámetro, sostenida por 8 columnas, hay una piscina en forma octogonal y estilo otomano, rodeada de otras más pequeñas, para cuatro o cinco personas con diferentes temperaturas. A través de pequeñas claraboyas se filtra la luz proyectando líneas de color sobre el agua y creando una atmósfera un tanto mágica. Este auténtico baño turco estuvo destinado exclusivamente a los hombres, aunque desde 2005 las mujeres lo pueden utilizar los martes y los fines de semana en que el baño es mixto.
Si es posible, no hay que perderse las fiestas Cinetrip o Sparties, que inició el Rudas en 1998 y que ahora se celebran también en otros balnearios de Budapest, como el Kiraly, el Szechenyi, el Géllert o el Lukács, aunque también tienen lugar ocasionalmente en el Millenaris Park o en el Tozsdepalota, antiguo edificio de la Bolsa. Se trata de muy animadas fiestas con efectos audiovisuales, acróbatas, gó-gó acuáticas. Las aguas cálidas, las bebidas frías y el roce de los cuerpos semidesnudos, a veces crean situaciones también calientes en algunos de los rincones de las piscinas.
En la misma acera del Danubio, al pie de la colina de Pest se encuentra el balneario Király. Se trata de los baños turcos más antiguos de la ciudad y se nota porque está un tanto descuidado. Su encanto está en su enorme cúpula central, siempre se llena de vapor y en la que el sol se filtra por las ranuras del techo permitiendo disfrutar de una luz muy tenue ideal para relajarse, y su piscina octogonal, ya que los exteriores de su edificio pasan bastante desapercibidos debido a sus escasas dimensiones.
El mayor balneario de Europa
Al otro extremo de la ciudad, junto a la Plaza de los Héroes, en una de las áreas verdes de Budapest, que acoge también al decadente Zoológico, aunque en plena renovación, el Jardín Botánico y el Parque de Atracciones se encuentran los baños Széchenyi, los mayores de Europa. Cuenta con 15 piscinas, tres de ellas son muy grandes y están al aire libre, una simplemente termal, otra de natación con el agua a menor temperatura y otra de diversión donde hay jacuzzis, zonas de corrientes y chorros, y las otras 12 interiores con distintas temperaturas, incluso una a tres o cuatro grados como contraste. Una de las imágenes más usuales, sobre todo cuando hace bien tiempo, son las partidas de ajedrez que se juegan en el borde de las piscinas con el cuerpo sumergido.
Rácz, el más nuevo y lujoso
Lo último en materia de balnearios en Budapest es el rehabilitado Rácz, original del siglo XVI y con piscinas de la época de los Habsburgo, ahora incorporado al Rácz Hotel & Thermal Spa, es uno de los más lujosos y exclusivos de la capital húngara. El balneario Rácz pretende superar a todo lo que ya existe en Budapest.
Este reformado Rácz Thermal Spa tiene 8.000 metros cuadrados de instalaciones. Trece piscinas, zonas de descanso, saunas, baños turcos, solarios y 21 salas para dar un centenar de tratamientos que ofrecen las últimas terapias y las más tradicionales, zonas para tratamientos de belleza y peluquería. Dispone de una sección VIP exclusiva. Naturalmente, también tiene varios bares, dos restaurantes y una sala de reuniones.
Otro de los renovados recientemente, también en la orilla de Buda, es el balneario Veli Bej, también de la época otomana y uno de los que sigue manteniendo como prioridad su aspecto curativo. De hecho pertenece a la Orden de Misericordia que tiene un hospital junto a los baños. Es un lugar muy tranquilo que ha sabido conservar el aspecto característico pero con instalaciones y ambientación muy modernas.
Y para los que buscan algo especial, los hoteles wellness y los day-spa permiten mimar de forma excelente nuestro cuerpo. Hay muchas opciones, como los servicios de alto nivel que ofrecen hoteles como el Ramada Plaza o los llamados day-spa, como el Magnolia Day-spa o el Mandala Day-spa , que ofrecen cuidados en un entorno tranquilo.
Como llegar
Llegar a Budapest es ahora más barato y fácil que nunca. Las compañías de bajo coste Ryanair y Wizzair ofrecen vuelos directos desde Alicante, Barcelona, Madrid, Málaga y Palma de Mallorca.
Oficina Nacional de Turismo de Hungría. Tel.: 915 569 348