Esta semana, la UNESCO ha declarado los Caminos de Santiago del Norte, también llamado de la Costa, Patrimonio de la Humanidad. En esta declaración está incluido el ramal del Camino Lebaniego, uno de los itinerarios de peregrinación más antiguos del mundo, ya que se recorre desde el siglo XVI, cuando el Papa Julio II concedió la bula al monasterio de Santo Toribio de Líebana, donde se guarda la reliquia del Lignum Crucis, el trozo más grande de la cruz de Cristo.
Esta ruta enlaza con el Camino del Norte, utilizado por los peregrinos que iban Santiago de Compostela en sus primeros años. Existían cuatro itinerarios, pero el más utilizado era el que partía de San Vicente de la Barquera, localidad ubicada en la costa occidental de Cantabria, y atravesaba los municipios de Val de San Vicente, Herrerías, Lamasón, Peñarrubia, Cillorigo de Liébana y, finalmente, el de Camaleño, donde se ubica el monasterio de Santo Toribio, antiguamente de San Martín de Tours.
La ruta lebaniega parte de San Vicente de la Barquera, para llegar a la localidad de Serdio, en el municipio de Val de San Vicente. Esta primera parada nos lleva hasta este pequeño pueblo de poco más de 150 habitantes donde se ubica un albergue de peregrinos.
La siguiente parada del camino es Cades, en el municipio de Herrerías. En esta localidad se conserva una antigua Ferrería que data del siglo XVIII, y que fue rehabilitada hace algunos años para mostrar cómo eran estas primitivas fábricas de hierro. Cades está en la vega del curso medio del Nansa, muy cerca de la Cueva de El Soplao, uno de los grandes referentes turísticos de Cantabria.
Lafuente es otro de los hitos del camino, en el municipio de Lamasón, en este pequeña localidad de menos de 50 habitantes hay que visitar su iglesia de Santa Juliana, templo románico declarado Bien de Interés Cultural; así como sus casas tradicionales con solana.
Cicera es otra parada del camino, a 500 metros de altitud y en el municipio de Peñarrubia. En este punto ya estamos en la frontera con la comarca de Liébana. Hay que ver su iglesia parroquial del siglo XVII y sus casonas de piedra.
Dejamos atrás los municipios de Lamasón y Peñarrubia, mientras transitamos por los últimos kilómetros del espectacular Desfiladero de La Hermida, ya en Liébana en el municipio de Castro Cillorigo, camino hacia el siguiente hito: Potes. Capital administrativa de la comarca de Liébana, acoge entre sus calles algunas de las construcciones y edificios más singulares de Cantabria como su Torre del Infantado, o las iglesias de San Vicente o el antiguo convento de San Raimundo. Un paseo por Potes es trasladarse a otra época, a un lugar estratégico para el mercado y las comunicaciones de la comarca.
Desde Potes parten las carreteras para los cuatro valles lebaniegos, desde aquí se toma el camino hacia el Monasterio de Santo Toribio de Liébana donde se guarda la reliquia del ‘Lignum Crucis’, el fragmento más grande que se conserva de la Cruz de Cristo, que llegó a tierras lebaniegas en el siglo VIII, huyendo de la invasión musulmana.
En el Monasterio está la Puerta del Perdón, que da acceso a la iglesia del monasterio, solamente se abre en el Año Santo y es por la que entran los peregrinos que ganan el jubileo. Se celebra Año Santo Lebaniego cuando la festividad de Santo Toribio, el 23 de abril, coincide en domingo. En 1967, el papa Pablo VI amplió el período jubilar a un año entero y desde entonces la corriente de peregrinaciones no ha hecho más que crecer. Las últimas ediciones del jubileo registraron del orden del millón de peregrinos. El próximo Año Jubilar Lebaniego se celebrará en 2017.
El Monasterio de Santo Toribio de Liébana -llamado en en un principio San Martín de Turieno- está situado en las faldas del monte de La Viorna, en el centro geográfico del valle de Liébana. Es el más antiguo de España que ha mantenido su culto ininterrumpidamente, desde que fue fundado en el siglo VI por Toribio, el obispo de Palencia, que llegó a Liébana con la misión de convertir su población al cristianismo. Durante siglos, Santo Toribio fue uno de los centros monacales más importantes de la región.
En la larga historia del monasterio destaca la figura del Beato de Liébana, pensador del siglo VIII que tuvo gran influencia en la Europa de Carlomagno y cuyos “Comentarios al Apocalipsis de San Juan” bellamente ilustrados fueron copiados en multitud de monasterios y son conocidos como “Beatos”.