La villa marinera de San Vicente de la Barquera celebra después de Semana Santa La Folía, declarada Fiesta de Interés Turístico Nacional. En la Folía, los barquereños rememoran año a año la leyenda sobre la llegada de su patrona, la Virgen de la Barquera, a aguas de la ría de San Vicente en una pequeña embarcación sin tripulación, ni velas, ni remeros.
Según cuenta la tradición, fue un martes de Pascua, cuando arribó al puerto la “Virgen de la Barquera”, denominada así por llegar en una barca sin remos, timón, ni tripulante alguno. La Folía, conmemora esta aparición.
La fiesta consiste, sustancialmente, en un recorrido, romería o peregrinación en alta mar. La tarde del Sábado de Gloria, la Virgen va de camino en procesión por tierra, desde su santuario, que está situado a la entrada del puerto, hasta el templo parroquial. En esta ocasión la Virgen viste manto de luto sobre manto un manto azul. El día de la fiesta, el domingo, la Virgen luce un manto azul. El domingo, tras la fiesta, a las cinco de la tarde comienza la Folía propiamente dicha.
La cofradía de mareantes, autoridades religiosas y civiles y el pueblo entero llevan la imagen hasta el puerto, situándola en una mesa cerca del embarcadero. Posteriormente es conducida por el mar a su santuario, aprovechando para ello la pleamar. Allí, ocho mozas vestidas de blanco -las doncellas o protegidas de la virgen- cantan al son de sus panderetas y se presentan arrodillándose. Los marinero embarcan a hombros la imagen en un barco pesquero engalanado con ramaje, flores y banderas de vistosos colores, y seguidos por otros barcos, desde los que se lanzan cohetes y salvas a la Virgen.
El día de la Folía no faena ningún marinero de San Vicente de la Barquera. Las canciones y música que se ofrecen durante las ceremonias de esta celebración son los “picayos”, cantos alusivos a la patrona en estrofas de cuatro versos octosílabos con rima impar y asonancia libre. Estos cantos o romancillos son interpretados por ocho, diez o más mozas dispuestas en dos filas, que se autoacompañan con un lento y monótono son de panderetas.
San Vicente de la Barquera
San Vicente de la Barquera aúna todos los valores y atractivos de la España Verde: un destacado patrimonio monumental, gran importancia histórica, un excepcional medio natural, una reconocida gastronomía y una profunda tradición popular que se refleja en sus diversas manifestaciones festivas y artísticas.
Su puerto pesquero, sobre el que ha girado el desarrollo de esta villa continúa siendo uno de los más importantes de la región. El turismo y los servicios son en la actualidad la principal actividad económica del municipio, conformando una amplia y atractiva oferta para los visitantes.
San Vicente de la Barquera se encuentra en pleno corazón del Parque Natural de Oyambre, un espacio natural protegido de gran valor ecológico integrado por rías, acantilados, playas, dunas praderías y bosques que albergan una fauna y flora de gran importancia.
Estos valores naturales han permanecido prácticamente invariables a lo largo de la historia en la que San Vicente de la Barquera ha sido protagonista ya desde la época romana. Sin embargo la villa vivió su mayor esplendor durante la edad media, tras la concesión del fuero por Alfonso VIII, época en la que sus hombres protagonizaron importantes gestas marineras en la reconquista de ciudades andaluzas o en las expediciones a Terranova.
San Vicente de la Barquera fue un importante paso del Camino de Santiago en la ruta costera. Fruto de ese pasado la villa y sus pueblos cuentan con un destacado patrimonio monumental declarado como Conjunto Histórico Artístico.