Gruesos arañazos de acerada punta de pico adornan las paredes y techos de las viviendas del barrio de Guadix y sus casas-cueva. La experiencia no es única. Se repite, igualmente, en Purullena, Belerda y Benalúa sin apenas diferencias.
Quizás, lo único distinguible sea el oficio de sus habitantes, pues el desarrollo de la primera, extendida a la sombra de catedral y alcazaba, conlleva otras profesiones.
En cualquier caso, en todas ellas se ha producido el mismo fenómeno. El vecino de estas poblaciones ha aprovechado los montes de cartón-piedra para excavar con cierta facilidad habitación, cocina, recibidor… La cueva ha crecido en tamaño en la misma relación que aumentaba la familia, aunque en su interior también había sitio para los cerdos y las caballerías.
Tan sólo debían dejarse al exterior los servicios, cuya instalación causaba no pocos problemas, aunque estos inconvenientes no son nada comparados con las ventajas. Vivir bajo tierra, dentro de uno de estos túneles redondeados y encalados, vestidos con el mobiliario de la época y los colores de colchas típicas y aperos de labranza, es fresco en verano y cálido en invierno. Además, la peculiar característica de este terreno arcilloso es que una vez mojado con la lluvia, el agua es incapaz de traspasarlo, por lo cual las cuevas se mantienen calientes y secas.
Curiosamente, lo que hoy es un erosionado y árido altiplano de tierras ocres, amarillentas y blanquecinas, hace millones de años era el fondo de sendos lagos. Su desecación dejó un paisaje de cortantes y quebrados límites, donde surgen paredes, montículos y cerros erosionados. Mas, la aridez es falsa, pues el subsuelo está lleno del agua de las cercanas cumbres de Sierra Nevada y de la escasa lluvia caída en la planicie. Y ahí, entre la aridez exterior y el empapado interior, crecen airosas y blancas chimeneas de múltiples formas y ubicaciones, único signo de la existencia de vida.
Rojo y blanco
El mayor conjunto de cuevas de España se encuentra en Guadix, abiertas a pico junto a palacios y alcazaba, iglesias y catedral y calles señoriales. La vivienda subterránea es el testimonio histórico de un modo de construcción que aún tiene cabida y que muestra la adaptación del hombre al medio natural. De marcado carácter rural, la cueva ha pasado de ser identificada como casa pobre y no valer nada (hace pocos años se vendían por poco más de trescientas mil pesetas), a ser apreciada como una segunda vivienda donde pasar el fin de semana y alejarse de los calores estivales (ahora se puede llegar a pagar hasta tres millones de pesetas).
El terreno es el elemento determinante que diferencia las clases de núcleos de cuevas. En laderas de gran pendiente, las cuevas se disponen horizontalmente en hileras que se superponen en diferentes niveles. Estrechos caminos serpentean entre unas y otras organizando todos los accesos. La altura permite, además, construir cuevas de dos plantas.
En cambio, si la zona se desarrolla en pequeños montículos o colinas, los senderos se organizan por ramblas y cañadas, alineándose en improvisadas calles o agrupadas en torno a un espacio libre común, una placeta. Este terreno permite, si la superficie del cerro no es muy grande, que la cueva lo atraviese por completo buscando la luz y la ventilación cruzada.
Al exterior, se muestra una fachada con pocos vanos, para mantener las excelentes condiciones térmicas de la cueva, un pequeño jardín y la chimenea, de formas muy variables, pero, siempre, encaladas en blanco en marcado contraste con el rojizo del terreno. La mayoría de las cuevas constan de una sola planta y son muy sencillas, aunque los tamaños son muy variables y pueden disponer de dos, tres y cuatro dormitorios, cocina, cuarto de baño y salón comedor con chimenea de leña.
En el interior, las paredes y los techos desiguales, hechos a pico, pero profusamente encalado dan una extrema sensación de limpieza y calidez. Los pasillos, estrechos y, generalmente, cortos, llevan hasta las estancias más escondidas en lo profundo de la cueva y no es raro encontrar, bajo tierra, rincones y escalones, miradores, huecos y puertas incorporados, con estilo, a todas las habitaciones.
Acostumbrados a convivir con los animales (se puede distinguir la marranera o los pesebres), el mobiliario se puede excavar en la misma roca, creando pequeños armarios con puertas de celosía y alacenas de cocina hechas en los huecos de las paredes, bonitas camas con doseles de tipo árabe y muebles labrados en el suelo.
Y si el lugar puede parecer rústico, nada mejor que el contraste de la habitación de alguna joven, plagado de grandes peluches, juguetes y coqueterías para desmentir cualquier tópico existente sobre estas viviendas de cal, arcilla, acero, esfuerzo y sudor.
Datos prácticos
Llegar. Desde Granada o Almería, Guadix se encuentra en la A-92, carretera que une ambas capitales andaluzas. Desde Granada se encuentra a 58 km y a 438 km desde Madrid. Desde Murcia por autovía A92 Norte distancia 220 km. Desde Jaén por autovía A92 hasta Granada o por acceso desde el cruce de la Venta de la Nava (Iznalloz) distancia 110km.
Oficina de Turismo. Carretera N- 342, km 225,8. Tel.: (+34) 958 66 26 65
Casa Cueva. Guadix cuenta con una casa-cueva utilizada como museo de este tipo de viviendas. En ella, es posible contemplar el modo de vida de la gente de la ciudad y de su tierra, no sólo a través de una cueva típica, sino también con una buena colección de los objetos y las indumentarias utilizadas en oficios, festejos, industrias agrícolas y ganadería. La Cueva Museo se distribuye en diversas salas: Portal, Audiovisuales, Biblioteca, Artesanía y tradiciones, Dormitorio, Alacena, Cocina, Cuadra, Marranera, Aperos de Labranza y Pozo.
Dónde dormir
Apartamentos – Hotel** Cuevas «Pedro Antonio de Alarcón» Barriada de San Torcuato, s/n Tel.: (+34) 958 66 49 86
Cueva de María. Ermita Nueva, 52 Tel.: (+34) 958 66 07 16
Cueva Jean et Julia Tartas. Ermita Nueva, 67 Tel.: (+34) 958 66 91 91- 689 36 98 00
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Es una de las mejores explicaciones ke he leído sobre el hábitat incomparable de las cuevas de Guadix; les felicito.
La anotación sería que yo estudié que era un sólo lago en vez de 2. Tetis lo llamaron y la depresión k incluía iba desde Baza a Guadix.
Saludos.