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Despeñaperros, puerta de Andalucía

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Tradicional entrada a Andalucía, Despeñaperros ha visto, a lo largo de los siglos, como su territorio era escenario de paso de diversas civilizaciones. Hoy, atravesar sus entrañas no resulta difícil, gracias al paso de la ancha vía que une Madrid con Cádiz. Lo que no sabe el visitante es que, mucho más adentro, en su alma más profunda conviven el gato montés, el meloncillo, el ciervo, el corzo y el jabalí, siempre bajo la atenta mirada del buitre y el águila imperial. Por sus venas corren los ríos Despeñaperros y Magaña, savia que mantiene vivo este parque natural coronado por imponentes farallones que pasman al más escéptico.

Más de ocho mil hectáreas dan la bienvenida, cada día, a las miles de personas que se dirigen de la meseta castellana a Andalucía. Ocho mil hectáreas declaradas desde 1989 Parque Natural y que esconden multitud de secretos.

Cruce de caminos, puerta de Andalucía, el imponente desfiladero de Despeñaperros, se ha mostrado durante siglos a viajeros, guerreros, romanos y habitantes prehistóricos que han pisado sus tierras. Muchos de ellos, como muchos de los que pasan en la actualidad, no han reparado en pensar que tras estos majestuosos muros se esconde un auténtico paraíso. Tal vez la naturaleza quiso labrar estos muros para «guardar» la apacible vida de cientos de especies que encuentran aquí su verdadero hogar.

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Pero la curiosidad del hombre por estos pagos de gran valor estratégico ha dejado huella en las entrañas del Parque. No hay más que acudir a la Cueva de los Muñecos para darse cuenta de cómo el hombre prehistórico vivió en algunos de estos abrigos. El paso de los años y la dejadez han hecho desaparecer las valiosas pinturas rupestres que se conservaban en estas cuevas. A pesar de ello, conviene acercarse por su corto y cómodo sendero.

De gran importancia también es el del Collado de los Jardines, donde se encuentra uno de los santurarios ibéricos más importantes, donde los oretanos depositaban pequeñas figuras de bronce y exvotos.

En este periodo ya existía una senda que bordeaba la profunda garganta y que conducía a la cima de las cresterías.

Y, como no, los romanos, grandes estrategas, trazaron una calzada que unía Toledo con Cástulo y las minas de El Centenillo. Todavía se conservan unos cien metros de esta calzada dentro del parque, en el tramo conocido como El Empedraillo.

El Despeñadero de los perros
Pero por Despeñaperros también planea el estigma de la guerra. Batallas como Las Navas de Tolosa o Bailén resuenan en el aire. Contiendas que parecen dar origen al nombre de este extenso lugar. Para unos Despeñaperros procede del término despeñaderos, por las escarpadas formas de su desfiladero. Otros aseguran que, tras la batalla de Las Navas de Tolosa en la que Alfonso VIII derrotó a los almohades, los invictos precipitaron a los agarenos por el desfiladero. Los no cristianos eran calificados en esta época perros. De ahí Despeñaperros, lugar por donde se despeñaba a los perros.

La impronta agarena ha dejado su huella en las ruinas del Molino del Batán y el Castillo de Castro Ferraz, torreón vigía de la histórica batalla.

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Con el tiempo en torno a la vía romana se fueron trazando una red de caminos carreteriles, en torno al siglo XVIII. Uno de estos caminos, El Real fue abandonado tras la construcción de otro camino de mayor seguridad. Por estas fechas uno de los bandoleros más temidos, José María El Tempranillo operaba por estos pagos haciendo de las suyas y amedrentando a cualquier carruaje que pasaba por el lugar.

En 1861 la locomotora de vapor se abrío paso por el impresionante desfiladero y más tarde la autovía que une Madrid con Cádiz permitía y permite atravesar el parque.

Pero lejos del trasiego diario, las calmadas aguas del pantano de El  Empedraillo escuchan la berrea de los ciervos, la altiva mirada del águila imperial y hacen esfuerzos por avistar algún gato montes. El meloncillo, la gineta o la nutria desafían al visitante y la Centaurea Citricolor, un cardillo exclusivo de la zona, se encuentra a sus anchas.

Un auténtico paraíso guardado en parte por el río Despeñaperros, encargado de labrar durante miles de años las pizarras de Sierra Madrona, aprovechando la existencia de una falla transversal y formando lugares como Los Organos, el Salto del Fraile o Las Correderas. Antes de marcharse no hay que dejar de visitar, junto al Parque, el refrescante paraje de la Cimbarra.

Tal vez, tras un largo paseo por esta tierra de paso, el visitante comprenderá el por qué de estos más de mil metros de pared en disposición vertical. Seguramente sea la mejor muralla para guardar tras de si un verdadero paraíso.

Senderos
Desde el Centro de Visitantes Puerta de Andalucía se recomiendan cuatro senderos. En el mismo centro proporcionan información sobre los mismos.

1.- Cueva de los Muñecos. Es un recorrido muy corto de unos dos kilómetros ida y vuelta. Es el más asequible si vamos de paso. Aquí se conservaban pinturas rupestres que con el paso del tiempo han desaparecido. Aún queda una muestra, pero apenas llega a apreciarse.

2.- Barranco de Valdeazores. Es una de las más bonitas. Tiene un recorrido de unos 13,5 kilómetros. En este caso, desde el Parque recomiendan llevar un guía, pues tiene posibilidad de pérdida si no se conoce el terreno. Tiempo estimado.- 5 horas.

3.- Calzada Romana. Permite la posibilidad de ver 100 metros de calzada romana muy bien conservados. Tiempo estimado.- 5 horas.

4.- Molino del Batán. Es un recorrido de unos seis kilómetros que no tiene ningún problema de pérdida. Tiempo estimado.- 3 horas.

Fauna y Flora
En Despeñaperros son habituales el gato montés, el meloncillo, la gineta, el ciervo y el jabalí. Se dice que es uno de los último lugares donde habita el lince y el lobo. Los cielos del parque suelen estar surcados por los buitres, y las aguilas real, imperial y calzada.

En cuanto a la vegetación alcornoques, encinas y quejigos en las pendientes, dan paso a chopos, álamos y olmos en las zonas más húmedas. Madroños, mirtos, acebuchos y labiérnigos componen en matorral. En los años sesenta se procedió a repoblar algunas zonas de coníferas.

Datos prácticos
Los accesos al Parque Natural se realizan principalmente a través de la Autovía de Andalucía hasta Santa Elena. Esta localidad se encuentra a unos 257 km. de Madrid y a 285 km. de Sevilla.

En esta localidad se encuentra la Centro de Visitantes «Puerta de Andalucía», donde facilitan información y se puede visitar una exposición permanente sobre el parque y sobre los habitantes del Parque.

Puerta de Andalucía. Ctra. N-IV, Km 157. Santa Elena (Jaén). Tel.: +34 953 664 307.
Santa Elena es el único municipio inscrito dentro del Parque Natural. En esta localidad se pueden encontrar establecimientos hosteleros en los que comer y dormir.

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