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Máscaras y pieles de cabra para honrar al mártir San Sebastián

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La localidad cacereña de Acehúche festeja las “carantoñas” con ruido y color. Colmillos ensangrentados, orejas, pimientos secos, caras atormentadas, pieles de oveja y cabra, disparos y confetis… ¿Qué tiene que ver todo eso con San Sebastián, el centurión cristiano que fue martirizado a flechazos por los romanos en un árbol del Monte Palatino y abandonado a las fieras que, sin embargo, lo respetaron por su santidad y fue encontrado todavía vivo por otros cristianos…?

Pues en cualquier otro lugar, seguramente nada. Pero en el pueblo cacereño de Acehúche es el motivo de su fiesta más importante: las Carantoñas de San Sebastián, fiesta declarada de Interés Turístico Regional y que pretende ser reconocida como de Interés Nacional. Y méritos no le faltan porque la celebración reúne todo lo que una buena fiesta debe de tener: su punto religioso, con la imagen del santo asaeteado y medio desnudo paseado por las calles, el colorido de las máscaras –carátulas las llaman aquí– de ahí el nombre de la fiesta, disparos al aire por parte de los «tiraores” y lluvia de confetis y flores de la que se encargan las mujeres, “las regaoras” que van, claro está, con su traje típico. Simbolismo y misterio, alegría y música, bailes y buena gastronomía… lo ideal de una fiesta.

La leyenda o la historia cuenta que en realidad Sebastián fue condenado a morir en el circo por no renegar de su fe, pero las fieras lo respetaron y fueron entonces sus antiguos compañeros del ejército romano quienes lo mataron a flechazos.

Esta curiosa fiesta coincide con la celebración de San Sebastián (20 de enero), patrono de Acehúche. Su origen se remonta a la época romana y se vincula al santo centurión, aunque ha ido sufriendo variaciones a lo largo de los años, principalmente debido a la difusión del cristianismo. La fiesta de San Sebastián comienza la víspera, el 19, este día por la mañana el mayordomo y sus familiares se encargan de recoger romero en las proximidades de la localidad, éste es transportado hasta Acehúche en un vehículo. A la llegada al pueblo son recibidos con gran bullicio por todos los vecinos, repiques de campanas y cohetes.

Carantoñas de Acehúche
Carantoñas de Acehúche

Por otra parte los jóvenes y los niños son los encargados de ir a buscar al tamborilero, pieza clave de estas fiesta, al lugar conocido como «Gorrón Blanco», muy próximo al pueblo. Este personaje, ataviado con tambor y flauta recorre la localidad durante los tres días de fiesta, animando con su música y con su presencia. El mayordomo es el encargado de sufragar la fiesta, a esto popularmente se conoce como «servir al santo». Suelen ser varios, uno por cada día de fiesta. Generalmente el motivo de disfrazarse es una promesa hecha a San Sebastián.

El día 20, es el día grande de San Sebastián. Al amanecer de este día tiene lugar la «alborá». El tamborilero recorre las calles despertando a los que se disfrazarán de carantoñas y a todos los vecinos. Las carantoñas son hombres –nunca mujeres¬– disfrazados con pieles de cabras u ovejas. La cabeza la cubren con una máscara también de piel, con unos rotos para poder ver y respirar. Esta va adornada con pimientos secos, colmillos, orejas y colmillos aparentemente ensangrentados. En su mano llevan un ramo seco de acebuche (de donde viene el nombre del pueblo) u olivo silvestre, aunque antiguamente portaban una vara seca con muchas puntas, llamada «tárama».

Una vez despertados, todos se dirigen a casa de los mayordomos, donde se les obsequiará con unas migas con café. Seguidamente los que van a disfrazarse de carantoñas se van a sus casas para comenzar el laborioso ritual de sus vestimentas. Los amigos les acompañan para ayudarles en esta ardua tarea. Mientras tanto, los mayordomos, reparten el romero «regar el romero», recogido el día anterior, por las calles por donde pasará la procesión. Otros personajes importantes de estas fiestas son: los «tiraores» y las «regaoras». Los primeros son grupos de jóvenes con escopetas que disparan al aire sus cartuchos armando gran estruendo y lanzando salvas al santo durante la procesión. Las segundas son grupos de chicas que ataviadas con el traje típico , llamado de «bayeta», acompañan al santo y van regando de confetis las calles por donde pasa la procesión.

A las carantoñas no les está permitido entrar dentro de la iglesia, por ello esperan en la calle pacientemente. La salida de San Sebastián de la iglesia es impresionante. Mujeres y hombres se disponen abriendo un pasillo para dejar pasar al santo. En ese momento los “tiraores” al unísono disparan sus escopetas y las «regaoras» lanzan una lluvia de confetis, mientras se oyen salvas al santo. El aspecto las carantoñas, que representan a las fieras que respetaron al mártir, es impresionante. Se colocan delante del santo, siempre de dos en dos, hacen reverencias al santo arrastrando la rama de acebuche.

Cuando la procesión pasa por la casa del mayordomo, muy bien adornada para este momento, el mayordomo o alguien de su familia desde el balcón «echa la loa» al santo. Su contenido es variable, pero normalmente se trata de alabanzas al santo o se habla del favor concedido. A su término los «tiraores» hacen sonar de nuevo sus escopetas y las chicas tiran confetis.
La «vaca tora» es otra carantoña encargada de asustar al resto de carantoñas y de acompañantes armando un gran revuelo. La diferencia del resto su gran cornamenta que aparece debajo de una gran manta y lleva colgando un gran cencerro. Su aparición supone el fin de la fiesta.

Y es entonces el momento de reunirse en torno a una buena mesa. La gastronomía extremeña nunca defrauda. En la ganadería de Acehúche abundan las cabras retintas, que son animales tranquilos, muy adaptados al terreno y que pueden producir entre los 250 y 400 litros de leche por hembra. Esta es, en su mayoría, la materia prima de los quesos de la comarca de Alcántara, entre los que destacan los de Acehúche. Las características de este queso son: elaboración con leche cruda y entera, usando para cuajarla el cuajo de cabrito lechal. Para su moldeado se usan cinchos de madera de castaño. El queso suele medir unos 12-18 centímetros de diámetro y entre 4 y 8 de altura, no pesando más de un kilo. La pasta está prensada y cruda, sin agujeros, picante, algo ácida y extragrasa; la corteza está lavada y un poco rugosa. Las personas que se acerquen por Acehuche pueden comprar el queso en las propias explotaciones ganaderas o bien en los comercios del lugar.

El municipio cuenta también con varias fábricas de embutidos, procedentes del cerdo ibérico, animal que ocupa las extensas dehesas de la zona. Para las festividades, como en Las Carantoñas, se elaboran dulces típicos; como las Floretas, Perrunillas, Briñuelos, Repelaos… siempre acompañado del buen vino de la zona.

 

 

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