La Comunidad Autónoma ofrece gran cantidad de actividades al aire libre debido a la increíble naturaleza de la que está rodeada. Un claro ejemplo es, sin duda, la posibilidad de disfrutar de una experiencia única sobre una moto de agua.
No tenemos que esforzarnos para convencerte de lo mucho que merece la pena visitar Asturias. Porque, aunque no hayas ido nunca, las fotografías e historias que muestran y cuentan quienes han estado o se han criado allí, ya convencen por sí solas. Y es que Asturias podría definirse fácilmente como un paraíso verde por el que pasa, por ejemplo, una de las rutas más impresionantes del Camino de Santiago. Esa es una excusa por la que visitar esta zona. Pero, ¿y si te decimos que también puedes disfrutar de todo su encanto sobre motos de agua en Ribadesella?
Podríamos apostarnos muchas cosas a que cuando has pensado en visitar Asturias, no has caído en que una de las actividades que podrías realizar durante tu estancia allí, era la de subirte a una moto de agua y recorrer algunos de los paisajes españoles más destacados. Además, Ribadesella fue una de las cunas mundiales de la civilización paleolítica, lo que le convierte en el rincón ideal para unas vacaciones de ensueño.
Qué hacer en Ribadesella
Necesitaríamos mucho más espacio para desgranar la cantidad de aventuras en Asturias que puedes vivir en tus vacaciones. Como no tenemos tanto espacio ni, probablemente, tú tengas tantas ganas de leer, preferimos centrarnos en qué puedes hacer en una zona determinada de la Comunidad. Más en concreto, de Ribadesella.
La escalera de colores. Lo que vas a encontrar si buscas estas escalera, no es más que eso. No tiene misterio. Simplemente es uno de los lugares favoritos de la zona para hacerte una bonita foto. Sus 56 peldaños, que unen la calle Trasmarina con la avenida Villar y Valle, la han convertido en la calle más original de Ribadesella.
Mirador de la Cuesta. Toda localidad que se precie, merece tener un mirador a la altura. Y Ribadesella no iba a ser menos. Este mirador ofrece las mejores vistas al casco antiguo, con el mar Cantábrico y la iglesia de Santa María Magdalena de fondo.
Centro histórico. Una vez lo hemos visto desde el mirador, toca acercarse y perderse entre sus pintorescas callejuelas, empezando por la plaza de la Reina María Cristina, la más antigua. A partir de ahí, somos partidarios de que te dejes llevar sin un rumbo fijo y absorbas todo lo que el concejo te puede ofrecer.
Playa de Santa Marina. No podemos ir hasta un sitio de costa y no tomar el sol. Esta playa, que comienza en la desembocadura del Sella, es una de las más recomendadas, ya no solo por sus aguas, sino también por su Paseo Marítimo.
Cueva del Tito Bustillo. Si ya el nombre te parece característico, espera a entrar en la cueva. Allí se conservan pinturas prehistóricas en bastante buen estado. Descubierta en el año 1968, está incluida en la lista de Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO y debe su nombre a uno de los espeleólogos que la descubrió.
La gastronomía asturiana: un regalo para el paladar
¿Qué hay mejor que disfrutar de un plato de tradición asturiana después de pasar toda una mañana sobre motos de agua? Te aseguramos que nada. Las actividades al aire libre cansan y dejan a nuestro estómago desesperado por ingerir cualquier alimento. Pero para que no vayas a lo primero que se te ponga por delante, aquí te dejamos una pequeña lista de platos tradicionales de Asturias que puedes disfrutar en tu viaje.
Cachopo. Solo de pensar en él, bien podría entrarte ansiedad. Este manjar, difícil de consumir entero por una sola persona, consiste en dos filetes de ternera entre los cuales se pone un relleno de jamón y queso y, seguidamente, se empana. Podríamos afirmar que es una bomba… ¡pero de las que merecen la pena!
Chorizo a la sidra. La sidra es la bebida asturiana por excelencia. No te puedes ir sin beber un buen vaso (pide que te lo sirvan). Y este plato, cuyo nombre ya nos indica que es bastante sencillo, está realmente rico y es una de las recetas más populares de la zona. Consiste únicamente en dejar que cueza.
Fabada asturiana. Nadie dijo que el recetario asturiano fuera libre de grasa. Desde luego estos platos tan contundentes son opciones para comer. Lo de cenar lo vemos más complicado si luego quieres dormir del tirón. Se trata de un cocido hecho con una variedad de judías blancas llamadas «fabes». Al plato se le añaden otros productos como chorizo o morcilla, aunque eso ya depende de cada casa.
Pastel de cabracho. Esta opción, algo más ligera, es ideal para poner punto y final a un día redondo. Es una especie de budín con carne de cabracho, anteriormente cocida con caldo de pescado.
Carbayones. Este pequeño postre es un regalo para el paladar de los amantes del dulce. Típico de la ciudad de Oviedo, es una masa de hojaldre rellena de almendras, coñac, huevos y azúcar. Por encima, por si fuera poco, un almíbar.
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