Arte y poesía se respiran en el ambiente cuando visitamos Celanova. Tierra de San Rosendo, fundador de su monumental cenobio, tierra de poetas ilustres como Manuel Curros Enríquez, Celso Emilio Ferreiro y Castor Elices. Arte y poesía se han dado la mano en esta preciosa villa orensana que les invito a conocer y a visitar tan pronto como les sea posible. ¡No les decepcionará!
Se encuentra Celanova situada en el Sureste de la provincia de Orense, perteneciente a la comarca de “Terra de Celanova”, a escasos 25 km de la capital provincial. Para llegar a esta preciosa villa, una vez en Orense, deberemos tomar la carretera OU-540, que une la capital orensana con Portugal . El pasado día 28 de Enero se abrió al público la AG-31 que enlaza el tramo de la Autovía de las Rías Baixas A-52, con la villa celanovesa.
En el actual municipio, en el lugar de Santa María de Castromao, a una altura de 732 metros, encontramos el castro de CASTROMAO. Data el mismo de la Edad del Hierro, desde los siglos VI-V A.C. hasta el Siglo II D.C. Ptolomeo lo identifica con COELIOBRIGA, capital del pueblo de los Coelernos.
Numerosas piezas procedentes del castro podemos admirarlas en el Museo Arqueológico de Orense. En él se conserva un importante hallazgo relacionado con Castromao. Se trata de una TABULA HOSPITALITATIS, en la cual se reflejaba el pacto de hospitalidad firmado entre el pueblo de los coelernos y los romanos en el año 132 D.C.Al visitar el yacimiento, podremos observar viviendas de diversas plantas.
Volvamos ahora a la figura básica y principal en el nacimiento de la Villa de Celanova, San Rosendo. El joven Rosendo recibió en sueños la revelación de fundar en el lugar de Vilar, actual Celanova, un cenobio. Cuenta la tradición que para elegir el lugar exacto donde erigir el monasterio, se subió San Rosendo a un monte cercano a Celanova. Desde allí lanzó una piedra, y en el lugar donde la piedra cayó fue donde el Santo levantó el cenobio. En la fachada de la iglesia conventual podemos distinguir claramente al patrono de la villa con una piedra en una de sus manos, precisamente haciendo referencia a esta curiosa leyenda.
Así, en el año 936 comenzaron las obras de construcción del monasterio de San Salvador de Celanova. Tal fue el poderío que ostentó este cenobio, que el mismo Emperador Carlos V, sopesó seriamente el retirarse a aquél antes de decidirse definitivamente por el Monasterio de Yuste.
Del primitivo cenobio e iglesia no queda nada a día de hoy salvo la capilla de San Miguel, una joya del arte mozárabe y la única existente en Galicia de este estilo arquitectónico. Fue declarada monumento nacional por Real Orden en 1923. Erigida por San Rosendo en honor a Froila, su hermano, de muy reducidas medidas, está constituida por tres bloques de desiguales dimensiones que podrían representar cada uno de ellos a las tres personas de la Santísima Trinidad.
Presidiendo la Plaza Mayor, encontramos la Iglesia y fachada principal del cenobio, declarado Monumento Nacional en 1931 y premio Europa Nostra en el año 1984. La fachada barroca de la iglesia fue construida en el Siglo XVII, sustituyendo a la antigua románica. Destacan en ella tres estatuas pétreas. En el centro San Benito, como fundador de la Orden Benedictina a la que perteneció el cenobio celanovés, San Rosendo a la derecha, como fundador del monasterio, y San Torcuato, a la izquierda, copatrón de la villa junto con el anterior.
En el interior del templo disfrutaremos del majestuoso retablo mayor de estilo barroco y erigido en honor del Salvador por el maestro Castro Canseco. Dos fantásticas columnas salomónicas lo presiden y diversas imágenes lo decoran, tales como la transfiguración, la ascensión o la resurrección. Dos urnas de plata, obra ambas del orfebre vallisoletano Juan de Nápoles, recogen las reliquias de San Rosendo y San Torcuato.
Cuenta esta preciosa iglesia con dos maravillosos coros. El llamado Coro Alto de estilo gótico flamígero en el cual resulta curiosa la imagen de un monje gaitero entre otras muchas que lo decoran. En la parte inferior se encuentra el coro bajo, decorado con esculturas de distintos santos de la orden benedictina. En el trascoro podemos disfrutar de dos majestuosas puertas conocidas como de San Pedro y San Pablo.
El monasterio propiamente dicho es el resultado de distintas modificaciones realizadas a lo largo de los siglos XVI a XVIII. La fachada principal junto con la iglesia recorre la Plaza Mayor de lado a lado. Dos preciosos claustros forman parte del cenobio. El barroco o de las procesiones en el que destacan sus impresionantes bóvedas de crucería. En las ménsulas de las que parten las nervaturas que dividen las mencionadas bóvedas se encuentran esculpidos medallones y bustos de personajes perfectamente reconocibles como Carlos V, Felipe II o D. Juan de Austria.
El segundo claustro con el que cuenta el monasterio es de estilo neoclásico y está datado en el S. XVIII. Lo hace muy peculiar un curioso balcón apoyado sobre ménsulas de gran tamaño y a través del cual se daba entrada a las celdas de los novicios. Le confiere este balcón un aire muy gallego y de ahí su nombre de Claustro Do Poleiro.
Otros rincones y curiosidades de Celanova
A escasos dos kilómetros del casco urbano de Celanova, encontramos el burgo medieval de Vilanova Dos Infantes. Se conserva en su iglesia de San Salvador, construida en el 1614, un cristo románico de enorme valor y belleza cuya cruz trata de imitar a las ramas de un árbol. Resulta curioso que una iglesia construida en el S.XVII de cobijo a un cristo románico tallado al menos cinco siglos antes. La explicación es sencilla, ya que el referido Cristo procede la primitiva iglesia románica de la Santa Cruz edificada en el burgo de Vilanova, y de la que hoy en día no se conserva ningún resto. Destaca también en Vilanova su torre del homenaje, de origen medieval y único vestigio de la fortaleza levantada por el padre de San Rosendo en el siglo X y destruida por la revuelta irmandiña en el siglo XV. Hoy en día es sede del Museo Etnográfico de la Fundación Terra de Celanova.
Pero si por algo es conocida esta pequeña localidad es por su muy peculiar imagen de la Virgen del Cristal. Una pequeña talla de la virgen dentro de un vidrio macizo, del tamaño de un huevo de paloma y con esa misma forma. Con la misma imagen, por un lado se ve a la Inmaculada y por el otro podemos ver a la Dolorosa. Fue encontrada esta imagen en el año 1630.Lo singular de la talla, es que no se le ve señal alguna de cerrazón ni soldadura alguna. Tal fue la fama del hallazgo, que el propio Rey Felipe IV pidió que se le llevara a palacio la imagen para que fuera examinada por eruditos de la época. Al no encontrarle explicación alguna a la composición, se la consideró como un hecho milagroso.
Sobre la aparición de la Virgen existen varias leyendas, siendo la más conocida la relatada en su poema “ A virxe do Cristal” por el poeta celanovés Manuel Curros Enríquez. Se cuenta que durante el reinado de Felipe IV, trabajaban en el castillo de Vilanova dos novios, Rosa y Martiño que pensaban contraer nupcias. Pero un enamorado de Rosa, despechado por el rechazo de ésta, lanzó una terrible calumnia sobre aquella. Ello llegó a oídos de Martiño quien, celoso, se lo echó en cara. Ante tal acusación, la moza le dijo a su enamorado: “nunca vieron tus ojos mayor cristal más limpio que mi pureza”. Tras la discusión y mucho llorar, Rosa se fue quedando dormida. Y en sueños, vestida de gallega, se le apareció la Virgen María para consolarla. A la mañana siguiente, paseando por el campo la chica encontró la imagen de la Virgen del Cristal. Ante tal hallazgo corrió presurosa a contárselo al cura de Vilanova y mostrarle la imagen.
Otra leyenda cuenta mientras un labrador se encontraba labrando la tierra, notó que su arado se había atascado en la tierra con algo. Cuando se acercó a mirar qué era lo que no dejaba avanzar a su arado, vio que era la imagen de la Virgen. Observó lo curiosa que era la talla y se la metió en el bolsillo. Como ésta se movía demasiado en su bolsillo y le molestaba, decidió tirarla al suelo. Al día siguiente, la imagen fue encontrada por una pastora que se la llevó al cura de Vilanova. La imagen pasó por distintas manos curiosas del pueblo. Unas de ellas fueron las del herrero, quien pretendió abrir la talla para inspeccionar su interior. Prueba de ello podría ser una pequeña muesca que se observa en el cristal de la Virgen. Como castigo por su osadía, el herrero quedó ciego. Pero presa de su desesperación, invocó a la Señora rogándole su perdón, tras lo cual recuperó la visión.
Se dice que el manto de la Virgen cambia de color cuando se la saca en procesión desde su santuario hasta la población de Vilanova el día 15 de Septiembre.
Pero no sólo se puede disfrutar en Celanova de su arte, sino que, como todos los pueblos en Galicia, cuenta la villa con sus fiestas populares durante el verano, una en honor a San Roque y otra en honor a la Virgen de la Encarnación. Y es durante la celebración de estas últimas, cuando se celebra una curiosa procesión, durante el primer fin de semana de Agosto. Es la llamada fiesta de A Ramallosa. La noche del primer sábado de Agosto, a eso de las once de la noche, las luces del pueblo se apagan y sus calles se llenan de gente de todos los pueblos de alrededor portando ramos adornados con pequeños faroles de papel, así como grandes faroles con los diseños más divertidos que la imaginación pueda crear. La música de charangas y la alegría de los participantes hacen de esta procesión única en toda Galicia, y un acontecimiento digno de ser disfrutado.
Sinceramente, merece la pena visitar esta maravillosa villa orensana. Una población que rezuma arte, tranquilidad y paz. Visitar sus monumentos, pasear por sus calles llenas de historia, disfrutar de la lectura de un libro a la sombra de su preciosa alameda o sentarse una cálida noche de verano en su plaza mayor tomando un refresco y gozando de la vista de su maravilloso monasterio, son placeres que les invito a disfrutar. Como les dije al comienzo de este artículo, ¡Celanova no les decepcionará! .
Santa Mariña de Augas Santas
Al visitar Santa Mariña de Augas Santas, no solamente podremos disfrutar de una preciosa y coqueta iglesia de orden Románico, sino también de un conjunto de edificaciones como la Basílica de la Asunción y el horno donde según la tradición fue quemada la Santa.
Así mismo, culminan el conjunto el antiguo Palacio episcopal, que actualmente cumple funciones de Casa Parroquial, y la fuente de la Santa.
A través de la Carretera Nacional 525 o por medio de la Autovía Das Rías Baixas A52 se llega a la villa de Allariz. Una vez allí, debemos tomar la Carretera Comarcal OU-0101 que nos guiará directamente hasta la localidad de Santa Mariña, donde se encuentra el conjunto arriba referido y presidido por la Iglesia.
La localidad de Santa Mariña es la imagen del típico pueblo del interior gallego. Sus tradicionales casas rurales con galerías y dependencias para los animales, sus calles angostas. Todo ello rodeado de un bosque frondoso conforman un precioso conjunto con la iglesia y demás edificaciones.
Los orígenes de la Iglesia están ligados a la vida de Santa Mariña, mártir gallega. La tradición nos ha transmitido la siguiente leyenda referida a la Santa: Mariña ,nacida en el S.II A.C, era hija del prócer romano Tébulo,. Éste dejo a su hija al cuidado de una campesina de la localidad que profesaba la fe cristiana, educando ésta a Mariña en dicha fe. Al enterarse el prócer de ello, abandonó a la pequeña dejándola con la campesina. La niña se convirtió en una joven de gran belleza de la cual se enamoró el prefecto romano Olibrio, quien intentó seducirla sin éxito alguno. Ante el rechazo, mandó prenderla y ordenó para la joven diversos tormentos.
Comenzó por una tortura con hierros ardientes con el fin de quemar la carne de la santa. Sin embargo, las heridas que le fueron causadas sanaron milagrosamente. Posteriormente, ordenó que ataran a la futura santa de pies y manos y la sumergieran en un pozo de agua, del que la joven salió milagrosamente. El tercer suplicio consistió en meter a Mariña en un horno caliente. Pero esta vez fueron las milagrosas manos de San Pedro las que sacaron del mismo salvándola de tan horrible tormento. Finalmente Olibrio, encolerizado, decidió decapitar a la joven. Según la tradición, tras ser separada del cuerpo, la cabeza de la santa rebotó tres veces en el suelo haciendo manar una fuente en cada uno de esos lugares.
El Horno donde fue quemada la santa se encuentra muy cerca del Santuario. Se llega al mismo a través de un camino pedregoso a través del bosque que desemboca en una calzada romana. El acceso a dicho horno es complicado, a través de unas empinadas y estrechas escaleras, bajo la Basílica de la Asunción, a escasos kilómetros de la Iglesia. Se trata de una basílica que se comenzó a construir a finales del S.XIII en estilo románico pero que quedó inconclusa, coincidiendo con la desaparición de la Orden del Temple a comienzos del S.XIV quienes promovieron su construcción. En el año 1955 fue declarada conjunto monumental.
Se encuentra constituido el horno por tres estancias. Al fondo se encuentra la tercera, el horno propiamente dicho, cubierta por una falsa cúpula. En ella podemos ver una abertura a modo de chimenea, por donde cuenta la tradición que salió la Santa.
Como ocurre con muchos templos, la iglesia actual es el resultado de diversas construcciones a lo largo de varias épocas. Está ubicada en un lugar considerado sacro por el martirio de la Santa. La primera construcción data de la época Constantiniana. Posteriormente, en los albores de la Reconquista, se levantó una iglesia de mayores dimensiones que la anterior. Finalmente, fueron los Canónigos de San Agustín quienes comenzaron la construcción del actual Santuario, aunque no remataron su obra. Los Caballeros de la Orden del Temple concluyeron el mismo sustituyendo a los anteriores en el S.XIII. Con la desaparición de Orden Templaria, los Agustinos volvieron a hacerse cargo del Santuario, ya en el S.XIV.
Se considera que la iglesia fue construida entre finales del S.XII y comienzos del S.XIII, con arreglo al estilo cisterciense, y muy influenciada por la cercana Iglesia de Xunqueira de Ambía. Pasó el santuario por diversas manos tras la desaparición de la Orden del Temple. Formó parte del patronato regio, quien lo cedió a los benedictinos del Monasterio de Celanova. Sin embargo, y finalmente, Felipe II decidió incorporar nuevamente el santuario al patronato Regio, pasando en el S.XVII al servicio del Obispo de Orense, hasta que en el S.XIX se convierte en casa parroquial tal y como ha llegado hasta nuestros días.
Exterior
Lo primero que sorprende al llegar al templo es su fachada que recuerda a una fortificación, seguramente como consecuencia de haber sido construida en su mayor parte por la Orden del Temple.
Tres rosetones, uno en el centro y uno más a cada lado de éste, destacan en esta preciosa fachada, realizando una doble función decorativa y de iluminación del interior de la iglesia.
El centro de la fachada está coronado por una torre del S.XVIII, mientras que los laterales de la misma lo están por cupulines.
Cuatro arcos ciegos decoran los muros de las fachadas norte y sur. Ambos son rematados por canecillos decorados con motivos diversos como figuras humanas y vegetales.
La cabecera del templo está formada por tres ábsides que conforman un armonioso conjunto. Al igual que en la fachada principal, tres rosetones decoran la cabecera con la misma doble función que en aquélla.
Interior
Una vez en el interior, nos encontramos una iglesia coqueta, de planta basilical con tres naves. La central más amplia que las laterales.
La mayoría de los capiteles de las columnas están decorados con motivos vegetales, aunque en algunos de ellos podemos disfrutar de figuras humanas y otros con seres mitológicos.
A diferencia de otros templos románicos, éste se encuentra cubierto por una techumbre de madera fechada en el S.XV, una época ya muy posterior a la última etapa del románico.
Como curiosidad, destacamos que en el tramo medio de la nave derecha se encuentra situado el camarín donde la tradición dice que se encuentran los restos de la Santa.
(*) Rubén - Carlos Freire Fernandez es administrador de http://romanicohispania.blogspot.com.es/
Bibliografía
San Salvador de Celanova. Varios autores. Edilesa 2001.
El Monasterio de Celanova. Hipólito de Sa Bravo.Editorial Everest.
Crónica y guía del Monasterio de Celanova. Alfredo Cid Rumbao. Editorial La Región.
Historia de los Monasterios y Prioratos anejos a Celanova. Fray Benito De La Cueva. Granada 1991.