Zamora no se conquistó en hora. Esa coletilla ha llegado hasta nuestros días para recordarnos aquel episodio del año 1072 que concluyó con el asesinato de Sancho II de Castilla al pretender arrebatar la ciudad a su hermana Doña Urraca. Y hoy, igualmente, para poder saborear y disfrutar del patrimonio artístico, monumental, paisajístico y gastronómico de la provincia zamorana, sin duda, nos requerirá algo más de tiempo que esos escasos sesenta minutos.
Aunque no será precisamente el tiempo el motivo que nos impida planificar un viaje por estos parajes. Encontramos mil y una ofertas de viajes, hoteles y restaurantes a nuestra disposición para no desistir de nuestro propósito: disfrutar de Zamora. Y nada más inmediato que perdernos por las amables callejuelas de su ciudad para después, con algunas horas, o alguna jornada de más salir a descubrir sus alrededores.
Así, sin poner demasiada atención a las manecillas del reloj, nos adentraremos en ciudad de Zamora, la «Capital del arte Románico» por excelencia. Su catedral, el signo más característico de la ciudad, como cabría de esperar, de belleza románica con algunas referencias bizantinas, nos pone de camino para pasear entre las piedras de los robustos edificios que completan su admirada monumentalidad. Entre las que no deben faltar en este recorrido las iglesias de San Ildefonso, San Isidoro, Santa María de Horta, de la Encarnación, de la Magdalena, de Santa María la Nueva o la de Santiago del Burgo. No quedará concluida la visita sin destacar su fortaleza, la Torre del Homenaje y las características puertas de Doña Urraca, del Obispo y la de la Traición. Por otra parte, son también de interés sus exposiciones museísticas como la del Provincial, el Catedralicio o el de su afamada Semana Santa.
Pero, también fuera de estos límites urbanos, la provincia de Zamora acoge otros enclaves arquitectónicos que deben tener cabida en la agenda del viajero a su paso por estos dominios castellanoleoneses. Por su parte, Toro, conocida por su tradición vitivinícola, conserva un buen número de edificios que describen su historia. Presidiendo este patrimonio monumental se encuentra la colegiata de Santa María, armonioso conjunto del arte románico y gótico que se acompaña de su vetusta muralla de la que quedan restos como las puertas de la Corredera, la de Santa Catalina y el arco del Postigo, además de la Torre del Reloj que completa este bello conjunto medieval.
Siguiendo dirección norte desde la capital, tampoco defraudará la visita a Benavente. Ciudad que expone una interesante muestra de edificios de distintas épocas y estilos. De entre ellas, su iglesia de Santa María de Azogue, San Juan del Mercado, la Torre del Caracol y el Hospital de la Piedad, antiguo albergue de Peregrinos. Más, el paisaje de los alrededores de Benavente invita a realizar distintas rutas por sus vegas y disfrutar de los miradores, paseos que nos conducirán por sus localidades aledañas por tierra de Campos: Villanueva del Campo, Villalpando o Aguilar de Campos ya en tierras vallisoletanas.
Pero, antes de aventurarnos a recorrer sus ríos, bosques y montañas, también debemos dedicar otros minutos para pasear por las empinadas calles de Puebla de Sanabria. La villa, declarada como conjunto Histórico-Artístico se expande por una gran mole rocosa, en donde se alza la iglesia, de factura románica, Nuestra Señora de Azogue, en su Plaza Mayor. Completa su catálogo patrimonial la ermita de San Cayetano, la fachada del Ayuntamiento; y extramuros el Convento de San Francisco y las Murallas y Castillo de los Condes de Benavente.
El máximo exponente del tesoro natural de Zamora, este es sin duda el Lago de Sanabria, el lago glaciar de mayor extensión de toda de la Península Ibérica. Alrededor de sus aguas, un sin fin de rincones de exagerada belleza natural y dispersos pueblos de montaña que atractivo rural indiscutible: San Martín de Castañeda, Vigo o Ribadelago. Inevitable es ascender por la carretera hacia la Laguna de Peces para disfrutar de las vistas desde distintos miradores que nos brinda el itinerario.
También por las inmediaciones del Lago de Sanabria se encuentran los Baños de Calabor, próximos a la frontera con Portugal, sus sulfurosas aguas que salen a una temperatura de más de veintidós grados, entre los dominios de Sierra Tejera. Más hacia el norte, por el río Tera se encuentran sus pintorescas cascadas que dan origen a la Cueva de San Martín. Y poco antes de dejar la provincia, delimitando casi con Ourense y León, se encuentran las gargantas y hondonadas de Sierra Segundera, la zona más elevada de todo nuestro recorrido zamorano.
Más próximos a la capital zamorana el bosque de Valorio, a tan solo dos kilómetros de distancia se encuentra este bello paraje de bosques y pinos refrescado por las aguas del río Valderrey o Valorio. Algo más al oeste, “a las menos cuarto del reloj”, los Infiernos de Almaraz con sus paredes de cuarcita con desniveles de gran espectacularidad. Y ya, lindando con la frontera portuguesa, las Arribes del Duero, uno de los paisajes más bellos de Castilla y León, de gargantas, cañones y escarpes, donde se salpican pueblos de interesante arquitectura rural como Fermoselle, Aldeadávila, Mieza, Vilvestre y el conjunto de Alba de Aliste.
En la provincia de Zamora, comparte protagonismo natural con Sanabria y las Arribes, las conocidas como salinas o las Lagunas de Villafáfila. Dos extensos humedales, la laguna Grande y la Pequeña o la de Barrillos, en la cuenca del río Salado, que forman un singular paisaje salpicado de los característicos palomares. En los inviernos es un privilegiado mirador para los amantes de la ornitología, ya que aquí vienen a descansar las migraciones procedentes de norte de toda Europa. Otros enclaves naturales que también merecen mención son el Embalse del Esla, en Castrotorafe; y el paso del río Duero a su paso por las inmediaciones de Toro, al este de la ciudad de Zamora.
Mas, no será oportuno, dejar el paisaje zamorano sin degustar y dejar de hacer mención a sus excelencias gastronómicas, aconsejable acompañadas de los mimados vinos de Toro. De gran tradición culinaria es su pulpo a la sanabresa, la ternera de Aliste, así como el jabalí al tinto de Toro o los pichones de Tierra de campos, además de sus quesos y el chorizo zamorano. Feliz estancia!
Oficina Municipal de Turismo. Plaza de Arias Gonzalo nº 6. Tel.: 980 533 694
Oficina de Turismo de la Diputación de Zamora. Plaza de Viriato s.n. Tel.: 980 536 495
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Zamora es una ciudad leonesa. La puerta ha sido rebautizada como puerta de la lealtad ya que es una contradicción que un héroe de Zamora como Bellido Delfos sea llamado traidor cuando fue todo lo contrario; un salvador de la ciudad de Zamora de la invasión castellana con Sancho I, mal llamado el II.
Pedazo de comentario te has currado, y te has quedado tan ancho. ZAMORA no puede ser una ciudad leonesa, no hace falta que valoremos la inteligencia de tu escrito.
Has dado en el sitio con este articulo , realmente creo que este blog tiene mucho que decir en estos temas . Volveré pronto a vuestro blog para leer mucho más , gracias por esta información .