A caballo entre Huelva y Sevilla, resurge Niebla, la Fortaleza roja a orillas del Tinto. Recogida en si misma y fuertemente custodiada por su muralla, esta localidad onubense es hoy capital de la comarca de El Condado. Niebla siempre fue importante. Fue asentamiento de ligures, posibles fundadores de la ciudad y por los cartagineses. Los romanos, grandes estrategas, ya vieron con buenos ojos la posición de Niebla y por ello la amurallaron. La Roma Imperial colocó un bastión defensivo por la Vía que unía Itálica con el Guadiana. Y también con sello romano queda su puente, que fue destruido en la Guerra Civil, posteriormente restaurado y numerosos vestigios que van saliendo a la luz en diferentes campañas arqueológicas. Muchos de aquellos restos pueden verse en la Sala Museo del antiguo Hospital de Nuestra Señora de Los Angeles. Ilipa, como era denominada por los romanos, llegó hasta a acuñar moneda. Y así, desde entonces, sus habitantes se han recogido en si mismos, dando siempre la bienvenida a culturas venideras.
Y así, los almohades, construyeron su muralla sobre sillares romanos, dejando también su impronta. El color rojizo de estas hizo que los musulmanes rebautizaran a Niebla, como Nebla, que significa, La Roja. Nadie mejor que esta muralla sabe de Niebla. Nadie como ella podría contar tantas y tantas batallas, tantas historias de la nobleza, tantas idas y venidas de estos onubenses en su quehacer diario. Dos kilómetros de perímetro se adaptan al terreno, interrumpidos por cuarenta torreones, todos de planta rectangular, excepto dos octogonales. Y cinco puertas de bienvenida: la de Sevilla, la del Socorro, la del Buey, la del Embarcadero y la del Agua.
Y allí dentro fuertemente custodiado, primero su alcazaba árabe y el Alcázar o Castillo de los Guzmanes, que fue construido sobre la fortaleza agarena.Ya jugó un papel clave en tiempos de los almohades y de la taifa de Ibn Mahfot. Tras la cerca y toma de la villa por Alfonso X, en 1262, y presionado el monarca por el litigio con Portugal a causa de la posesión del Algarve, Niebla se entregó a su hija Doña Beatriz. Con posterioridad, todo el territorio se incorporó a Pedro I y, fallecido este en Montiel, el primer Trastamara dio el Condado de Niebla a los Guzmanes. Así pues, a un periodo de predominio realengo, siguió otro desde 1368 de señorialización profunda y estable. Pero la villa cabecera del Condado decaía irremisiblemente y los señores dejarán pronto de elegirla como residencia. Dicen que el último conde de los Guzmanes construyó una torre que en nada tenía que envidiar a la Giralda de Sevilla. Esta se derumbó durante el terremoto de Lisboa de 1755.
Del Castillo dice Marín Fidalgo: «Posee planta regular y consta, en primer lugar, de un recinto amurallado que se confunde en la zona norte con la muralla que rodea a toda la villa. Los lienzos de la muralla aparecen recortadas por torreones que van dibujando el perímetro de la construcción, en total son ocho los torreones, presentando formas poligonales, circulares y cuadradas. El material utilizado ha sido el mampuesto, aunque con añadido de sillares de piedra. Consta el castillo de dos recintos principales. El primero y más exterior, se compone de ancha barbacana y rodea totalmente el amplio rectángulo y el segundo integrado a su vez de dos partes desiguales. El interior del Alcázar estaba dividido en dos trozos irregulares. El primero, de planta rectangular, mostraba en su centro un amplio salón que comunicaba a la derecha con una sala rectangular muy alargada; frente por frente a la puerta anterior, se abría otra por la que entraba, desde el acceso principal, al primer recinto del castillo. Una tercera puerta se habría en uno de los lados mayores del rectángulo, a través de la cual se pasaba a una especie de zaguán que mostraba dos puertas fronteras que comunicaban con dos habitaciones de forma rectangular alargada. Desde el zaguán se sale al patio rectangular, rodeado de columnas, abierto en sus cuatro lados por puertas que comunicaban con estancias rectangulares, a través de las cuales podía accederse a alguno de los torreones que circundan el recinto. La Torre del Homenaje, de planta cuadrada, se encuentra adosada a uno de los extremos situados en el lado izquierdo del segundo recinto».
No hay que dejar de visitar la Capilla de San martín y la iglesia de Santa María de Granada, toda una joya.
En cualquier caso, Niebla es bonita toda ella. No en vano fue declarada Conjunto Monumental Histórico-Artístico en 1982. En su extenso término municipal se puede galopar a caballo, disfrutar del pantano de San Walbonso y respirar la brisa de los pinos en el lugar conocido como el Guijo.
Datos prácticos
Llegar. Niebla se encuentra a unos 30 kilómetros de Huelva, por la carretera A-49, o por la A-472, ambas unen esta capital con Sevilla. A la misma altura se encuentra también la localidad de Bonares.
Oficina Municipal de Turismo de Niebla. Campo del Castillo s/n. Tel.: (+34) 959 362 270