En las laderas de la madrileña Sierra de Guadarrama, a tan sólo cincuenta kilómetros de la capital, se alza el Monasterio de El Escorial. Un patrimonio arquitectónico de indiscutible valor, en un entorno natural de excepción y una propuesta turístico-cultural difícilmente superable en la región madrileña. Desde el momento en que fuera proyectado, hasta nuestros días, su devenir histórico ha estado firmemente unido al reconocimiento de sus elementos arquitectónicos, paisajísticos y culturales.
Felipe II, un rey profundamente religioso, afectado por la muerte de su padre Carlos V, en 1.558, y con la necesidad de afirmar la Casa de Austria en España, manda construir el Monasterio de El Escorial para agradecer perpetuamente los beneficios recibidos por Dios, garantizar la eterna memoria de la Familia Real y fundar un panteón dinástico. Está dedicado a San Lorenzo porque el mismo día de la coronación de Felipe II, un diez de agosto, ganó a Francia la Batalla de San Quintín, en la capital francesa, y que supuso la unificación de la política francesa a la española durante toda la segunda mitad del siglo XVI.
Las obras fueron comenzadas por Juan Bautista de Toledo en 1.563 y terminadas por su discípulo Juan de Herrera en 1.584, quien imprime el sello arquitectónico particular del llamado estilo herreriano, caracterizado por el protagonismo de la línea frente a los elementos decorativos que distrajesen su contemplación. Es decir, todo un record, en poco más de veinte años, para lo que encierra y lo que supone en sí una obra de tal embargadora, considerando que se levantó piedra a piedra con los limitados recursos técnicos del siglo XVI.
La estructura del Monasterio de El Escorial, a modo de parrilla al revés, es en sí un homenaje a San Lorenzo, mártir romano que fue quemado sobre una parrilla. El mango sería el saliente constituido precisamente por la zona destinada a palacio por Felipe II en su fachada este, y las cuatro torres de sus esquinas, las cuatro patas en las que la parrilla se apoyaría en el suelo. Este símbolo, la parrilla, emblema de El Escorial, se encuentra por muchas zonas del edificio, bien esculpido en relieve o pintado.
En su interior destacan los Palacios, la Sala de las Batallas, el Patio de Reyes, la Basílica, el Coro, la Sacristía, los Panteones Reales, los Panteones de los Infantes, la Biblioteca y las Salas Capitulares. De obligada visita son también el Museo de Arquitectura y la Pinacoteca, con obras de Durero, Zurbarán y Ribera, entre otros. Un impresionante conjunto que tiene 2.593 ventanas, 1.200 puertas, 300 celdas para los frailes, 86 escaleras, 89 fuentes, 16 patios y más de 1.600 obras pictóricas de Velásquez, El Greco, Tiziano, Tintoretto o del El Bosco.
Las intenciones del monarca quedan probadas, consiguiendo reunir un conjunto de servicios y cumplir con sus objetivos: un monasterio y un espectacular templo donde los monjes se dedicaran a orar y dar gracias a Dios por su protección. Quiso construir un palacio alejado de la Corte donde recluirse a trabajar en un clima más fresco y sano que el caluroso de Madrid; pretendió que fuese un centro científico y artístico de carácter universal, para lo que reunió la más grande biblioteca de su tiempo. Encargó la compra de centenares obras de arte y también quiso que fuera el panteón en el que se guardaran los restos de los reyes y reinas de España.
El Panteón de Reyes del Monasterio de El Escorial ocupa una capilla circular situada debajo del presbiterio, decorada con mármoles y bronces dorados. Allí descansan los monarcas y las reinas madres de Rey, desde Carlos I hasta la actualidad, con las excepciones de Felipe V y Fernando VI, que reposan en sus respectivas fundaciones: La Granja de San Ildefonso, y las Salesas Reales en Madrid (Iglesia de Santa Bárbara). Los restos de las demás personas de la Familia Real se encuentran en el Panteón de Infantes.
Tanto el Monasterio de El Escorial como las zonas de palacio que alberga la localidad en donde se encuentra, fueron decorados por pintores italianos llamados por Felipe II, entre los que destacan Zuccaro, Tibaldi y Cambiaso, que pintaron al fresco las bóvedas de algunos de los espacios más importantes: Biblioteca, Sacristía, Salas Capitulares, Claustro Bajo, Escalera Principal y la Galería de Batallas.
En definitiva, el Monasterio de El Escorial es la expresión arquitectónica del poder y las fuerzas de la monarquía española, su hegemonía imperial sobre todas las naciones de Europa, el triunfo de la fé católica, el esplendor de la liturgia y el entusiasmo desmesurado por las artes y las ciencias.
muchisimas gracias por esta valiosa informacion me habeis salvado de suspender la asignatura de sociales de mi colegio
Gracias, a ti por comentarlo. Enhorabuena por tu aprobado
Pero hay demasiados anuncios, deberíais quitarlos tapan muchísimo espacio yb hay podríais poner mas información. No se como por ejemplo cuales fueron las principales funciones de este edificio. Tiene mucha lógica por que así la gente se fijaría mas en vuestra pagina y tendríais mas seguidores, creedme tengo mucha experiencia.
Bueno es vuestra decisión yo solo os doy un consejo.
fd:sergio
Es Carlos I no Carlos V, pero me sirvió