Punto esencial de la Ruta de la Plata, en la vega del río Orbigo, hoy es una de las comarcas más prósperas de Castilla y León. La Bañeza, cargada de historia y monumentalidad, destaca ante todo por su paisaje. Los bañezanos son parte inseparable de su rico patrimonio. Gentes abiertas y hospitalarias con quienes recorrer el antiguo trazado romano.
Su caserío se estructura entorno a la Plaza Mayor porticada, donde se alza el elegante edificio del Ayuntamiento y la Iglesia parroquial de Santa María. Esta acogedora localidad, enclavada en el sur de la provincia leonesa, ha evolucionado bajo el influjo de la Ruta de la Plata. En otro tiempo fue capital de los astures y gran ciudad romana: Beduina. Su amable trato se nota en las fiestas. Pero, sobre todo, en los carnavales bañezanos, que no dejaron se celebrarse ni en los años de mayor prohibición. Tres días de chirigotas y máscaras que reúnen a miles de personas en sus calles.
Las primeras referencias históricas al territorio bañezano aluden al carácter astur de sus habitantes. Cerca de la actual La Bañeza, en San Martín de Torres, se sitúa el emplazamiento de la ciudad astur de Bedunia, mencionada en diversas fuentes geográficas romanas, como el denominado Itinerario de Antonino. El oro, la abundancia de metales y su riqueza agropecuaria motivaron la conquista de Roma entre los años 29 al 19 a. C.
Su emplazamiento, como encrucijada de caminos, hizo que fuera una zona de ocupación humana densa y cotizada por diferentes pobladores. A mediados del siglo V, visigodos y suevos combatieron en los alrededores de La Bañeza. Posteriormente, la invasión musulmana del 711 arrasó estas tierras, pues la así llamada Vía de la Plata que las atraviesa fue una de las arterias de penetración utilizadas por los ejércitos árabes en la conquista.
Al igual que otras ciudades, sufrió las consecuencias de la ocupación napoleónica y los padecimientos de las guerras carlistas. Hoy, La Bañeza es una ciudad sabia heredera del carácter franco y cosmopolita de todos sus pobladores desde la antigüedad. Una urbe que recibe con los brazos abiertos, que es festiva y carnavalera, pero también seria y rigurosa en los negocios.
Qué visitar en La Bañeza
Iglesia del Salvador. Pertenecía a un monasterio construido en el siglo X. Fue destruido por Almanzor y posteriormente reedificado en el siglo XVI. En la actualidad apenas quedan restos de su primitiva iglesia románica.
Plaza Mayor. Iglesia de Santa María. Edificio de los siglos XVII y XVIII, con una gran torre incendiada en el XIX. En su interior se encuentra el altar mayor, obra de Francisco de Rivera. Se venera la imagen de Nuestra Señora de la Asunción, patrona de la ciudad, realizada en 1662 por el escultor astorgano Lucas Gutiérrez. También en la Plaza Mayor se encuentra el Ayuntamiento, construcción que data del año 1907. Es un pintoresco edificio con una fachada de aire neoclasicista. Pocos años después de su construcción, se le añadió una caprichosa torre exagonal. Esta torre pose un voluptuoso tejado de pizarra y un carillón en el que cada quince minutos suena el himno de la alegría. La Plaza Mayor es lugar de interés por sus soportales y sus casas modernistas. Es el centro neurálgico de la ciudad, y entorno a ella discurre la vida de sus habitantes.
Beduina. Situada a la salida de La Bañeza. Antiguo asentamiento romano con una mansión que se encuentra junto a la calzada romana.
Entre su patrimonio, destaca también la Balconada de la Calle Astorga y las Capillas de Jesús Nazareno y de las Angustias.
Alrededores, rutas y espacios naturales
Jiménez de Jamuz. Por la carretera LE-110, a unos cinco kilómetros, se encuentra este importante centro alfarero con museo y exposición de las piezas más representativas. Llegaron a trabajar en él hasta 200 alfares, de los que apenas quedan una decena, que subsisten haciendo cacharrería y una popular jarra de trampa.
Nuestra Señora de Castrotierra. Este santuario está edificado en la cumbre de un pequeño castro en el término del pueblo de Castrotierra de la Valduerna. En su interior custodia una talla románica que preside el Santuario mariano edificado en su honor, en el que es piadosamente venerada por los fieles de una amplia comarca.
Camino de Santiago de Compostela desde Madrid. Ruta del Camino de Santiago – Castrillo de los Polvazares. Desde la leonesa Astorga hasta adentrarse en tierras gallegas, el Camino de Santiago atraviesa otras localidades maragatas de tan bella traza como Castrillo de los Polvazares, Santa Catalina de Somoza, El Ganso o Rabanal del Camino. Castrillo de los Polvazares es la emblemática localidad maragata, declarada bien de interés cultural. Un pueblo de los que escasean, sorprendente, de empinadas calles perfectamente empedradas. Deambular por Castrillo permite saborear ese encanto buscado de lo añejo. Sin duda el mejor ejemplo que se conserva de la arquitectura maragata. Las casas muestran con fidelidad el estilo arriero de sus antepasados, que se remontan a finales del siglo XVI, aunque fue en el XVIII cuando alcanzó su mayor esplendor.
Vía de la Plata en León. Benavente – La Bañeza – Astorga – Hospital de Orbigo – León – Arbás del Puerto. La Vía de la Plata comunicaba toda la España occidental y, a través de otras calzadas, enlazaba con territorios de levante. En tierras leonesas, la Ruta de la Plata comparte territorio con algún tramo del Camino de Santiago que tenía también en León y Astorga algunas de sus principales paradas. En el puente de Hospital de Orbigo fue donde tuvo lugar la famosa hazaña medieval del joven noble leonés conocida como “Paso honroso de Suero de Quiñones”.
Santiagomillas. Se encuentra a unos diez kilómetros de Astorga. Típico pueblo maragato con grandes casonas de recia arquitectura y enormes portalones de vivos colores. Es interesante y recomendable visitar el museo de la Arriería Maragata.
Lagunas de Villafáfila. Avutardas, gansos, garzas, avefrías y zarapitos pueblan este espacio zamorano. Las Salinas. La Reserva Regional de las Lagunas de Villafáfila ocupa una extensión total de treinta y dos mil hectáreas y acoge más de ciento diez clasificaciones de aves, entre ellas el diez por ciento de la población mundial de avutardas. Este paisaje plano e inmenso constituye la segunda zona de invernada de aves de la península, después de las Marismas del Guadalquivir. Aquí pasan el invierno más de veinte mil ejemplares de ánsar común, el mayor de los gansos europeos, entre una lista infinita de aves. Sólo el vuelo de estos ejemplares y los típicos palomares de barro, propios de Tierra de Campos rompen la monotonía de esta llanura húmeda. Doscientos de estos singulares edificios se conservan aún en pie, aunque algunos algo abandonados.
Gastronomía
Sus platos más requeridos acercan al comensal sus productos de huerta, principalmente sus alubias, como expone en su tradicional receta de alubias a la bañezana. Otros preparados de los fogones son las ancas de rana, el bacalao a la cazuela, las truchas, el congrio o la exquisita muestra de sus embutidos. De este último plato destacan la cecina, el chorizo y el jamón. Entre los postres son muy apreciados los célebres “Imperiales”, los bollos de san Lázaro, las pastas de San Blas, dominós de carnaval y los besitos.
La Bañeza y sus fiestas
Carnavales. Es uno de los carnavales con mayor arraigo que se conoce en la provincia de León. La gente se disfraza por tradición, porque lo hicieron desde niños, al igual que sus padres o sus abuelos. Tanto es así, que aquí nunca se dejaron de celebrar, ni siquiera bajo las amenazas de la represión franquista. El espíritu carnavalero lo llevan los bañezanos en los genes, y lo transmiten con el ritmo y la pasión que los viven.
Semana Santa de La Bañeza. En la ciudad existen tres cofradías que se encargan de que esta celebración en la ciudad se supere a sí misma año tras año: La Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno, fundada entre finales del siglo XVI y mediados del XVII; la Cofradía de las Angustias y la Soledad, fundada en los albores de 1615, tiene capilla propia situada en la Calle de las Angustias y la Cofradía de la Vera Cruz.
Está declarado de Interés Turístico Provincial «El Santo Potajero», que se celebra el Miércoles Santo por la mañana y consiste en la preparación y reparto gratuito del tradicional potaje (garbanzos y arroz) acompañados de una tajada de bacalao, pan, una pasta y una naranja a todo aquel que se acerque hasta la capilla con una cazuela. El origen de esta tradición se remonta siglos atrás cuando este menú se elaboraba para ser repartido entre los pobres.
La Asunción. Fiestas Patronales. Se celebran coincidiendo con las onomásticas de San Roque y la Asunción, con verbenas populares, festejos taurinos y competiciones deportivas.
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