Menorca alberga numerosas construcciones de piedra de la edad de bronce. Estimables vestigios que nos permiten ahondar en nuestra prehistoria. Los conjuntos de Talatí de Dalt, de Trepuco, el Talaiot de Torrelló, entre otros, forman parte de este importante tesoro arqueológico, fundamental para el conocimiento de la vida y cultura de nuestros más lejanos antepasados.
Conocer la historia de Menorca es un buen complemento para llevarse un mejor recuerdo de la visita a la isla. Han ido dejando su huella civilizaciones megalíticas, romanos, vándalos, bizantinos, musulmanes y la conquista cristiana medieval en 1287, pasando además por manos británicas y francesas. Las visitas a sus monumentos y restos prehistóricos servirán para comprender y ahondar en el conocimiento de las distintas culturas que en otro tiempo habitaran estas tierras.
Existen en la isla gran cantidad de monumentos megalíticos (navetas, talayots) y taulas de la época talayótica. Se han encontrado importantes yacimientos arqueológicos en los poblados prehistóricos de Trepucó y Talatí, la naveta des Tudons, entre Ciudadela y Ferrerías. También existe una basílica paleo-cristiana en la proximidad de la playa de Son Bou y los escombros de una fortaleza en el monte de Santa Águeda, el último punto de resistencia de los musulmanes antes de su conquista por Alfonso III.
La cultura talayótica, que sigue en el tiempo a la de los constructores de navetas, recibe su nombre de la construcción característica del periodo, el Talayot. Estos, que alcanzan una decena de metros de altura, son torres troncocónicas construidas con piedras enormes, al parecer con una función defensiva. No han llegado a nuestros tiempos con sus pasillos y cámaras interiores, que se hallan hoy en día derruidas. En las cercanías de algunos talayots pueden verse aún los restos de los antiguos poblados talayóticos. En general, los Talayots, presentan la apariencia de grandes torres con base circular o cuadrada y techo de gruesos troncos de árboles, que el paso del tiempo ha hecho desaparecer. Probablemente estas formaciones tenían un uso defensivo o de vigilancia, dada su localización generalmente en las elevaciones de terreno. Otros apuntan a que debieran tener un uso social, como lugar de encuentro o para la celebración de ritos desconocidos.
Las taulas son el monumento funerario típico de la cultura talayótica y presentan interesantes enigmas a los arqueólogos, algunos de los cuales relacionan la orientación de las piedras con constelaciones del cielo. Están formadas por dos enormes piedras planas, que se disponen una sobre la otra formando una gran «T». La finalidad religiosa de la construcción, que es evidente, deja muchos interrogantes sobre la función exacta de la gran «T» de piedra, enclavada en un recinto formado por grandes bloques verticales.
De paso por la prehistoria
El conjunto talayótico de Trepuco, se encuentra a dos kilómetros de distancia de la ciudad de Mahón. Está compuesto por un gran talaiot, un recinto de taula y otros restos. En el recinto se centra la taula, con un capitel muy bien labrado. Su soporte es el mayor que se conoce en la isla.
Poblado prehistórico de Talatí. A siete kilómetros de distancia también de Mahón, por la carretera que se dirige a Ciutadella. Está compuesto por un talaiot de planta circular, taula, y algunas salas hipóstilas. El poblado ha conservado algunos de sus monumentos más espectaculares y estructuras de otras construcciones que han perdido partes importantes y que aún están sin investigar. Los monumentos que se ven a primera vista son: dos cuevas naturales, el talayot central, el santuario con la taula y diversas salas con columnas y cubierta de piedra. Una mirada más atenta nos permitirá descubrir otros dos talayots, un tramo de la muralla que rodeaba el poblado y varias casas talayóticas que, en muchos casos, sólo conservan a la vista los cimientos, ya que nunca han sido objeto de exploración. Desde 1997, se llevan a cabo excavaciones arqueológicas en Talatí. Se ha empezado a descubrir el pasado del yacimiento, un poblado de dimensiones medianas en el cual podían vivir alrededor de un centenar de personas en el momento de su máxima expansión, hacia el siglo III a.C
Torre d’en Gaumés. Cerca de Son Bou se encuentra es conjunto megalítico de talayots, rodeados de muros, bases de viviendas y salas hipóstilas, además de un recinto de taula. Cerca de este conjunto, también se localiza la necrópolis de Ses Roques Llises, del año 1500 a. C.
Naveta des Tudons. Poco antes de legar a Ciuatadella, con acceso perfectamente señalizado, está la Naveta des Tudons, construcción prehistórica funeraria. Con forma de casco de barco invertido, demuestra el saber hacer con la piedra de los primitivos pobladores de la isla, capaces de construir tanto pesados monumentos de tosca apariencia, como en el caso de los talayots, y también esta obra singular de la primera arquitectura humana, cuya utilidad parece funeraria. Es imposible no admirar la Naveta des Tudons, hoy restaurada, reconocida como bien arqueológico de primer orden.
El poblado talayótico de son Catlar. Este gran poblado prehistórico tiene sus orígenes en la Edad del Bronce y su máxima expansión, casi con toda seguridad, poco antes de la conquista romana de Menorca, en lo siglos III-II antes de Cristo, cuando se refuerza la muralla de 870 metros que rodea el conjunto con una serie de torres rectangulares. Hasta el momento sólo ha sido excavado el santuario de la taula y algún pequeño sector de dicha muralla, pero se trata generalmente de excavaciones antiguas de las cuales no tenemos muchos detalles. De todas formas, parece claro que el núcleo urbano siguió habitado hasta finales del Imperio Romano.
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