Cantabria destaca por su rica gastronomía y dentro de ella, el hojaldre se ha convertido en uno de los productos estrella para la elaboración de dulces típicos. Utilizando como base esta masa, los artesanos de Cantabria se afanan en elaborar de las formas más originales y sabrosas dando un toque único. En nuestra propuesta utilizamos esta masa como base para un recorrido que nos lleva por diversos lugares de Cantabria
Nuestro recorrido comienza en Unquera, donde son típicas sus corbatas en el que el suave hojaldre se returce con esta forma tan original y se le endulza con una capa de azúcar y almendra. Saboreando las corbatas de Unquera podremos disfrutar también de un espectacular paisaje natural como el que ofrecen las rías de Tina Menor y Tina Mayor en las que desembocan los ríos Nansa y Deva, respectivamente. Ambas rías, conforman un conjunto paisajístico de desbordante fauna y flora que se erigen sobre uno de los niveles más altos de rasas marinas en la región. Desde este lugar se divisa una espectacular panorámica de la costa de Cantabria y el bravío del mar.
Continúa la ruta hacia Torrelavega, ciudad que podría denominarse la ‘capital del hojaldre’ dado que son muchos los artesanos que utilizan esta masa para la elaboración de diversos postres y dulces. Uno de los más típicos es la polka, un pequeño hojaldre horneado coronado con un crujiente de clara de huevo y azúcar.
Torrelavega es una ciudad para disfrutar, además de las polkas, de su amplia oferta gastronómica y su comercio. El visitante, mientras degusta los dulces más típicos, puede pasear por sus calles dominadas por edificios de estilo modernista como los edificios porticados de la Plaza Mayor o la Plaza Baldomero Iglesias, construcciones que surgieron durante la época dorada de la ciudad.
Ya en el este, en Liérganes, tendremos la oportunidad de degustar los ‘sacristanes’ o ‘corazones’, un dulce ideal para acompañar con chocolate ya que está elaborado con harina, huevos y mantequilla. En 1978, Liérganes fue declarado de interés histórico artístico, y es que su conjunto integra diversas obras arquitectónicas clasicistas pertenecientes a los siglos XVII y XVIII, muchas de ellas, fruto del auge económico que adquirió la localidad con la instalación en ella de la Fábrica de Artillería. A este auge económico está asociado el origen de los ‘sacristanes’ ya que, según cuenta la leyenda, la receta era de los belgas que fueron a trabajar a la fábrica de cañones de la villa.
Ubicado a orillas del río Miera, a lo largo de la historia, sus habitantes han dejado en forma de edificios monumentales un rico patrimonio, donde destacan iglesias, capillas y ermitas desde el siglo XVI, como la de San Sebastián, la de San Pedro Advíncula o el humilladero del Santo Cristo. Dentro de la arquitectura civil, son muy destacables las casonas blasonadas y las viviendas rurales, entre ellas la casa de los Cañones, el palacio de la Rañada, la casa de Setién o la de Rubalcaba.
Dentro del núcleo de Liérganes destaca su balneario, a cuyas bondades termales une un edificio clasicista y un espléndido jardín de árboles exóticos.
Y, por último, al sur de Cantabria, concretamente en Reinosa son famosas sus ‘pantortillas’, una masa de hojaldre similar al pan que se elabora con forma redonda y que se adorna de azúcar. En la época de fiestas este dulce se elabora en forma de rosca.
Reinosa es una de las localidades más frecuentadas en invierno por la práctica del esquí aunque, se trata de una villa de la que se puede disfrutar todo el año. Paseando por sus calles descubrimos el casco antiguo un conjunto arquitectónico de casas porticadas y bastiones medievales presidido por el Ayuntamiento, al cual están anexos dos antiguos torreones. Entre las construcciones destacadas de Reinosa, merece la pena visitar ‘La Casa de las Princesas’ que se encuentra en la Plaza de Díez Vicario. Este edificio, que data del siglo XV, se dice que fue elegido por Juan, el hijo de los Reyes Católicos, para celebrar su casamiento con Margarita de Austria.
Reinosa es una localidad con un destacado patrimonio. En cuanto al religioso, sobresale la Iglesia de San Sebastián, uno de los mejores ejemplos de arquitectura barroca de la comarca de Campoo. Y, respecto al patrimonio industrial, destaca el Camino Real Santander-Burgos, una de las principales obras de ingeniería acometidas en Cantabria durante la Edad Moderna y una de las principales vías de comunicación de la comunidad con la Meseta.