Las vacaciones, sean de verano o de Navidad, son de las épocas del año en las que más fotos solemos sacar. Y si bien es cierto que lo mejor que podemos hacer es disfrutar mientras tomamos nuestras instantáneas, también podemos sacarle el máximo provecho teniendo en cuenta algunas pautas.
Los más aficionados pueden aprovechar la oportunidad de hacer un curso de fotografía en Internet. En estos cursos online se aprende todo lo relativo a la luz, el tipo de cámara, etc., pero hay que tener siempre presente que lo principal en estas fechas es pasarlo bien.
Disfruta de la fotografía teniendo en cuenta su papel
Sin duda alguna la fotografía es uno de los mejores regalos que nos ha hecho la tecnología, ya que es una forma de recordar los momentos importantes que hemos tenido a lo largo de nuestra vida. En las fotos recogemos solo lo bueno, así que es una forma de olvidar lo malo y destacar las mejores cosas que nos han ocurrido.
Y muchos de esos momentos se producen durante las vacaciones. Estos son días para relajarnos, pero si es cámara en mano mucho mejor. De hecho, fotografiar es una bonita terapia para muchas personas a las que les sienta especialmente bien.
Para las vacaciones lo mejor es olvidarse de proyectos imposibles. Son fechas para descansar, cargar bien las pilas y volver con más fuerza que nunca. Pero tomar unas fotografías no interrumpe ese descanso, y ayuda a conseguir el principal objetivo, que es pasarlo bien.
En esos días de relax no hay que obsesionarse con conseguir la mejor luz, el objetivo más luminoso o si el día está muy claro u oscuro. Si se consiguen las mejores condiciones mucho mejor, pero no hay que echarse tantas obligaciones encima. Cuando se trabaja como profesional de la fotografía estos aspectos son de vital importancia, pero un aficionado debe disfrutar con lo que hace por encima de todo.
Plasma el momento, sin dejar de vivirlo
Cuando hacemos un viaje en vacaciones tenemos que aprovechar el tiempo todo lo posible para descubrir cosas nuevas: ciudades, culturas, formas de pensar, gastronomías, costumbres, etc. Tomar fotografías de esos lugares es una manera de plasmar para siempre el recuerdo de ellos, pero por nada hay que permitir que sacar las instantáneas reste tiempo para vivir el momento.
De hecho, son muchas las personas que pierden demasiado tiempo tomando fotos y al final lo que ocurre es que han invertido más en inmortalizar la experiencia que en vivirla. Esto es algo que no hay que permitirse, siendo necesario buscar el equilibrio siempre.
Hoy en día existen muchas aplicaciones que permiten mejorar las fotografías que hemos hecho sin tan siquiera sacarlas del móvil. Así que no merece la pena prestar tanta atención a detalles como la luz, que se podrán optimizar en un momento posterior. Tener algunas nociones de fotografía que sean básicas es muy buena idea, pero sin olvidar nunca que lo principal es vivir.