Situada a unos 50 Km. de la capital y en el límite de la vecina provincia de Granada, destaca tanto por su entorno natural, playas arenosas enfrentadas a formaciones rocosas, como por su espectacular actividad económica, ambos elementos destacados en el impulso turístico de la zona, promovido en gran medida por los elementos históricos artísticos que nos ofrece.
Adra es marítima y marinera. Cuenta con atractivas playas como la del Poniente y la del Levante. El paseo de Natalio Rivas la divide en dos: una mira hacia el mar, donde se puede contemplar la llegada de los pescadores y la subastas de pescados; la otra, hacia el interior, con calles blancas que dan paso a zonas ajardinadas, como la de Andalucía, en la parte alta; la de San Nicolás, junto al paseo marítimo, con la fuente del cañón, o la de San Esteban, a la bajada de la ermita de los patronos, la Virgen del Mar y San Nicolás de Tolentino, en la que se encuentra el monumento al labrador.
Qué ver
Museo de Adra. El museo trata de explicar la historia de Adra, que se remonta al siglo VIII antes de Cristo. Tiene un yacimiento arqueológico en su interior. El museo dispone de seis salas de exposición, taller para actividades escolares, sala de conferencias y zona dedicada a la investigación.
Casas barrocas. Se trata de cuatro casas localizadas entorno a la rambla Zarzal pertenecientes a cuatro importantes familias emparentadas entre sí, que dominaron la escena local en los siglos XVIII y XIX vinculados a la agricultura y al comercio.
Centro de Arte Fabriquilla del Vinagre. La Casa del Conde Chacón, es en la actualidad el Museo de la localidad. Con varias salas de exposiciones, nos acerca la historia del lugar, además de ofrecernos la posibilidad de disfrutar de un yacimiento arqueológico, conferencias culturales, actividades lúdicas, exposiciones temporales y varias propuestas educativas más.
Iglesia Parroquial de la Inmaculada Concepción. Hasta el siglo XIX esta parroquia del siglo XVI era nombrada como Iglesia de Santa María de la Encarnación. Destacar de ella su perfil de fortaleza y la imagen de la Virgen Purísima que guarda entre sus muros.
Torre de los Perdigones. De 45 metros de altura era la antigua Fundición de plomo de San Andrés, levantada en el siglo XIX. Allí era donde se fabricaban perdigones, de ahí su nombre. Actualmente es uno de los símbolos de Adra, y en él, desde el año 1999, podemos encontrar la sede de la Oficina de Turismo.
Playas de Adra
Playa de San Nicolás. Ubicada a levante de la población de Adra, se ha convertido en una de las zonas más visitadas de la localidad. Este espacio fue dotado hace varios años con un Paseo Marítimo, que es usado por los vecinos y turistas para disfrutar de la brisa marina en los atardeceres abderitanos. La playa está galardonada con una «Bandera Azul», que viene consiguiendo desde hace varios años.
Playa de Poniente. La denominada como Playa de Poniente de Adra comenzó a aparecer, aunque en una situación distinta, tras la construcción del Puerto de Adra, en 1911. La situación actual de esta playa surge a finales de los años 40, cuando llegó a cegarse el Puerto de Adra a consecuencia del arrastre de arena por el litoral hasta llegar al espigón portuario de poniente, donde continuaba su camino depositándose en el fondo. Como solución se construyó una escollera tipo «martillo» que retuvo esa arena e impedía estos problemas. Esta actuación permitió que, a principios de los 50, comenzara a formarse la Playa de Poniente en su situación actual.
Playa del Censo. Se puede considerar prolongación a levante de la Playa de San Nicolás, y tiene una longitud total de 500 metros. Ha sido objeto de una intervención para su regeneración medioambiental en el año 2001, construyéndose un paseo marítimo. Además del equipamiento específico con que ha sido dotado cuenta con carril bici en toda su longitud. En esta zona estuvo ubicado el «Ingenio de San Nicolás», uno de los muchos que existieron en Adra y dieron fama a la localidad por el cultivo de la caña de azúcar desde el siglo XVI.
Gastronomía
La tradición agrícola y marinera dejan su huella inconfundible en la cocina abderitana. La frescura del pescado y marisco, junto con la variedad y abundancia de hortalizas, hacen de nuestra despensa una fuente de riqueza para los amantes del buen comer.
Fruto de la pervivencia de agricultores y pescadores a lo largo de la historia, degustamos platos que contienen lo mejor del mar y la huerta.
Olla fresca: Plato realizado con tocino, morcilla, espinazo, carne fresca, patatas, garbanzos e hinojos. Plato que reconforta el cuerpo y el espíritu una vez concluida la matanza o en cualquier época del año.
Fideos aparte: Si alguna comida goza de preferencia entre los pescadores, es la de «los fideos aparte». Su preparación es todo un arte entre las mujeres y hombres de la mar.
Folclore y tradiciones
Las mudanzas y los robaos, bailes que generalmente van unidos a la «fiesta del trovo», son característicos de la Alpujarra; permaneciendo en la actualidad en la Contraviesa, Barranco Almerín, Barranco Gurrías y Río Adra. Se trata, al parecer, de una variante procedente del tronco del fandango.
Las mudanzas se ejecutan por parejas, si bien en el robao el número de interpretes aumenta al producirse el «robo» de la mujer por parte de un grupo de hombres. La música que acompaña a estos bailes es la misma del trovo, destacan los instrumentos de cuerda tales como el laúd, la bandurria, el violín y la guitarra, acompañados por las castañuelas de los bailarines.
La tradición y cultura procedente de las cortijadas diseminadas en la falda del Barranco Almerín, Barranco Gurrías, El Trevolar, La Parra, etc., están ejemplarmente representadas por la Asociación Cultural del Barranco Almerín y Barranco de Gurrías, que conservan y difunden la esencia del trovo.
«Por las noches -en Adra- oíamos el punteo de una guitarra y el lamento del cantejondo, mientras la luna ascendía sobre el horizonte marino como otra calabaza».
(Gerald Brenan: Al sur de Granada)
La presencia del cante jondo está muy presente en Adra con la celebración anual del Concurso Nacional de Cante Grande Ciudad de Adra durante los meses de marzo y junio, que junto con el Festival de Cante Grande (último sábado del mes de agosto), aglutina y promociona a las nuevas promesas del flamenco.