Briones, unas jornadas diferentes

Desde hace veintitres años, Briones, este pequeño y acogedor pueblo de La Rioja celebra unas Jornadas Medievales de lo más exóticas.Y es que no encontrarás ningún puesto de venta, a menos que busques un buen vino o la mejor de las cervezas. Lo que sí puedo asegurar que encontrarás es el cariño y la entrega de sus gentes, que se vuelcan en conseguir que estos dos días sean perfectos.

La tradición de Briones

Si comentábamos la inexistencia de los puestos de venta, seguro te estarás preguntando qué tienen de especial estas fiestas que son ya de Interés Turístico Nacional. Bien, pues la respuesta es una simple palabra. Tanto, que solo contiene siete letras y porque está en plural: portales.

Sabemos que convencer a la gente de que abra su casa para que personas de diversas nacionalidades la visiten, no es fácil de conseguir. Pero Jaime Ruíz, presidente de la Asociación de Briones Medieval, tiene un don. Sus ganas e ilusión por sacar adelante este proyecto no entienden de límites. De hecho, este año han logrado abrir, nada más y nada menos que cincuenta y seis portales. Y digamos que el primer año que se lanzaron a la piscina abrieron ocho y con suerte.

Actividades para los más pequeños

Las Jornadas Medievales, aunque no entienden de edad, sí tienen un protagonista. Los mas pequeños pueden disfrutar, a lo largo de estos días, de las muy diversas actividades que se ofrecen, recordamos, de forma gratuita. Desde hornear su propio pan hasta crear platos de barro, los niños no tienen ni un solo minuto de descanso.

¿Qué se come?

La respuesta a esta pregunta es, muy posiblemente, la más sencilla. Si pensamos en los productos típicos de La Rioja, ya sabremos todos los platos que podemos encontrar en estas jornadas. Sopas de ajo, careta, morcilla o chorizo son algunos de los manjares más demandados en estos días. Sobre todo si se acompañan de un buen vino de la zona.

Y no solo eso. Las pastas de Santa Luisa son todo un reclamo para los amantes del dulce y de estas fiestas. Con galletas, mantequilla, leche y algo de coco, este espectacular postre pone el broche final a una comida de lo más riojana.

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