La más bella de las Baleares es sin duda la pequeña isla de Formentera. Para llegar a este pedacito de paraíso, sólo tiene que reservar un vuelo a la vecina isla de Ibiza y embarcar en uno de los numerosos ferries a Formentera. Tras una travesía de unos 30 minutos llegará a su destino.
En sus 83 km² reúne todo lo que desea de unas vacaciones perfectas: un mar cristalino, chiringuitos de playa y un espíritu libertino que puede convertirle en un joven hippy despreocupado.
Que levante la mano quien, una vez pisada la isla, no se haya sentido transportado a su adolescencia: el ciclomotor, el aire que despeina… y las ganas de vivir el día así, sin planes ni compromisos.
Puede una isla cambiar el espíritu de la gente? ¿Será que este trocito de tierra está impregnado de una energía misteriosa? Eso parece.
Si nunca ha estado en la isla, es difícil captar tanto pathos en una simple descripción, pero pregunte a los que aman Formentera (hasta el punto de volver año tras año) y entenderá por qué esta tierra es capaz de hechizar a cualquiera que la visite.
Su pasado hippy, que la vio convertirse en el destino de una gran comuna que se instaló en su día en El Pilar de la Mola, y una hábil protección del territorio han contribuido sin duda a mantener la autenticidad de esta isla.
Aquí no verá monstruos de hormigón invadiendo las playas ni un gran número de coches o todoterrenos circulando a toda velocidad por las calles. La vida en Formentera sigue fluyendo lentamente y, con pleno respeto por la naturaleza, los isleños han sabido aprovechar la belleza indiscutible de su tierra.
Las playas de la isla
Efectivamente, son las playas con su mar el principal atractivo de esta isla. A menudo libres y mínimamente equipadas con sombrillas y tumbonas, representan la idea del paraíso en la tierra: no en vano Formentera es conocida como el «Caribe de Europa».
El secreto de unas aguas tan transparentes reside en la Posidonia Oceánica, una planta endémica del mar Mediterráneo. Este organismo, gracias a su particular conformación, obstaculiza las violentas corrientes marinas que podrían causar la erosión de la costa y oxigena su entorno. La Posidonia es una auténtica panacea para todo el medio marino submarino.
Entre los lugares más conocidos de Formentera se encuentran las famosas Ses Illetes, a menudo consideradas como una de las playas más bellas de Europa, y la pequeña pero impresionante Caló des Mort, una cala al final de la costa de Migjorn.
Para apreciar su extrema belleza, le sugerimos que busque fotos en la web, pero tenga cuidado… ¡probablemente querrá marcharse en cuestión de instantes!
Ir a los chiringuitos al atardecer
Además del recorrido por las playas, y de los numerosos baños en esas aguas dignas de postal, hay otra actividad que ocupará su tiempo: ir a los chiringuitos al atardecer.
Decidir dónde ir a disfrutar de un cóctel o una cerveza fría puede ser una elección difícil, sobre todo si no conoce la isla, pero siguiendo estos pequeños consejos podrá ver y probar con sus propios ojos los lugares más icónicos de Formentera.
En primer lugar, el Piratabus, un pequeño chiringuito en Migjorn que antaño fue un auténtico autobús (posteriormente retirado debido a las normas de higiene y protección del territorio). Frecuentado tanto por isleños como por turistas, es famoso por sus excelentes mojitos: preparados magistralmente por camareros de aspecto vagamente pirata, estamos seguros de que una vez que los hay aprobado, no podrá prescindir de ellos.
Pero hay otro detalle que hace que el Piratabus sea realmente único: en el momento exacto en el que el sol comienza a ocultarse tras el horizonte, las notas de “Con te partirò” de Andrea Bocelli suenan desde los altavoces situados cerca de la barra. Un momento de intensidad emocional que le pondrá la piel de gallina.
No muy lejos, todavía en la hermosa y salvaje costa de Migjorn, encontramos otro chiringuito característico: el Kiosko 62. Su aspecto es muy espartano y recuerda a un refugio para náufragos; está especializado en un cóctel muy especial, la «pomada»: una mezcla de ginebra menorquina y limones frescos de Formentera.
Los faros de Formentera
Si necesita un momento sólo para usted y quiere entrar en contacto con el genius loci de la isla, los faros de Formentera son un lugar estupendo para contemplar la naturaleza.
Uno de ellos se encuentra en Cap de Barbaria, en la parte occidental de la isla, quizá la más salvaje y menos transitada por los turistas. Para llegar, hay que seguir las indicaciones hacia la playa de Cala Saona y luego las del faro.
No es posible llegar directamente en moto, pero un sugestivo paseo de casi 2 km le llevará hasta el coloso. Las emociones que vivirá pueden ser encontradas y, por tanto, muy fuertes. La pequeña excursión hasta el faro será probablemente uno de los mejores recuerdos de esta isla: se sentirá desconcertado y melancólico ante la inmensidad del mar.
El otro faro igual de impresionante es el de La Mola. Puedes llegar hasta él en moto y, despeinado por el viento, captarás esa sensación de libertad e inconformismo que sólo Formentera sabe transmitir.