Las suaves temperaturas que se registran en la Costa de Estoril, son uno de los atractivos para disfrutar de las actividades al aire libre, de ocio y también culturales durante todo el año. Las actividades deportivas como el surf y el golf se pueden combinar con una exquisita ruta gastronómica para degustar la típica cataplana o relajarse en una de las terrazas junto al mar con un original cóctel de frutas.
Tradiciones
Durante los meses de noviembre y diciembre, Estoril ofrece al visitante atractivos enclaves turísticos combinables con ancestrales tradiciones y una exquisita gastronomía, a orillas del mar Atlántico. El 1 de noviembre, Día de Todos los Santos, los habitantes de esta región portuguesa muestran sus respetos a los fallecidos, pero los niños también son protagonistas en esta festiva jornada. El pão-por-deus consiste en pedir, puerta por puerta, bollos, dulces, chocolatinas e incluso dinero que los más pequeños introducen en unos sacos.
Esta tradición se asemeja al ‘trick or treat (truco o trato)’ de la noche de Halloween en Estados Unidos, pero sin disfraces. Una creencia que procede de la vida agrícola de la región, ya que era una forma de agradecer y compartir con la comunidad la buena cosecha del año. Es la antesala de una de las celebraciones más importantes de Estoril: la Navidad.
Desde finales de noviembre, las decoraciones de hogares y de las calles están muy presentes entre los ciudadanos. Los hábitos culinarios dan paso a elaborados platos y se pueden degustar típicos dulces que sólo se consumen en esta época del año. No obstante, el bolo-rei, similar al roscón de reyes, se comercializa todo el año en la Pastelería Garrett (Estoril), ante la gran aceptación del público que viene de Lisboa, a 25 kilómetros.
Siete campos de golf, un pasaporte
Escaparse en otoño a Estoril es todo un acierto para aprovechar al máximo los festivos puentes o para desconectar, durante unos días, de la vida urbana. La Costa de Estoril ofrece múltiples atractivos, conjugado con un suave clima que se registra en esta región portuguesa que permite practicar golf en uno de los siete campos de 18 hoyos, de diseño único, en un entorno privilegiado con el mar Atlántico como testigo.
Sorprendentes son los campos Belas Clube de Campo, Golf do Estoril, Lisbon Sports Club, Penha Longa-Atlantic, Pestana Beloura Golf, Oitavos Dune y Quinta da Marinha Golf. Para conocer los distintos campos de Estoril y Sintra se puede adquirir el ‘Golf Passport’ para jugar en 5 campos de la región. Y se puede combinar con uno de los excelentes resorts que ofrecen deporte y relax a partes iguales.
Ambiente surfero
La Playa de Guincho, en cambio, es uno de los centros neurálgicos del surf, kite surf y windsurf. Una enigmática playa, casi salvaje, de dunas de arena naturales y de fuerte oleaje ideal para los amantes de los deportes acuáticos o para iniciarse. En la misma playa, se encuentra el Bar do Guincho, un establecimiento rústico, construido de piedra y madera, que ofrece unas excelentes vistas al mar. Pero también destaca su gastronomía como los mejillones a lo Guincho o la ensalada de cuajada y mango. Sus cócteles de frutas son otra de sus señas de identidad, así como las fiestas temáticas que se celebran por la noche.
Existen dos alojamientos cerca de la playa con auténtico ambiente surfer. El Estalagem Muchaxo es un hotel que cuenta con 61 habitaciones y combina la decoración típica portuguesa con todas las comodidades actuales. Para una estancia más económica, el cámping Orbitur cuenta con unas amplias instalaciones donde relajarse a pocos metros del Atlántico y no perder ni un minuto de surf.
Para los que buscan un entorno más sofisticado, la fortaleza de Guincho permite pernoctar en un antiguo alcázar, que además de brindar unas excelentes vistas al océano, también cuenta con una galardonada cocina, con una estrella Michelin. Al frente se encuentra el aclamado chef francés Antoine Westermann (que ya cuenta en su haber con tres estrellas Michelin). Destacan los productos de temporada y, sobre todo, los pescados y sus derivados como la langosta a la naranja, el mero salteado con verduras o la dorada al horno. Un placer para los sentidos.