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La Borgoña francesa

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El castillo de Guédelon es uno de esos proyectos que nacen de la nada. En 1979, Michel Guyot, un borgoñón «amante de la piedra antigua», adquirió y restauró el castillo renacentista de Saint Fargeau en una localidad vecina de la Borgoña francesa. La obra de reconstrucción desnudó los vestigios medievales del castillo inicial.

Al principio fue considerado como un insensato. A pesar de eso, Guyot logró convencer a los primeros inversores y la obra se puso en marcha en un lugar estratégico, entre las localidades de Saint Sauveur y Saint Armand, en Puisaye. Allí, una cantera y un bosque suministraron los materiales básicos. Piedras para los muros, arcilla para la argamasa y madera para andamios.

Los inicios de la Borgoña

Tras despejar once hectáreas de terreno, se erigió la primera piedra el 20 de junio de 1997. Veinticinco años más tarde lo haría la última. Pero, ¿qué inversor esperaría un cuarto de siglo para recuperar sus dividendos?

Para darle una existencia inmediata y obtener una parte del financiamiento, los iniciadores decidieron abrir la obra al público en 1998. Tímidamente esperaban unas 300 visitas, aunque la realidad se vio ampliamente superada. Los curiosos fueron 300.000. Internet y la información de boca en boca harían el resto.

El proyecto, calificado como de «obra experimental», tiene un rotundo éxito a día de hoy entre los amantes de la Edad Media. Además, turistas extranjeros o arqueólogos satisfacen, en Guédelon, fantasías y expectativas raras en nuestra época.

Casi veinte años después

Una de las características de esta obra fue su forma de construcción. Los herreros fabricaron las herramientas de los talladores. Estos, a su vez, se encargaron de los andamios que sostendrían a los albañiles.

Tras once años de trabajo, la fortaleza va cobrando forma. En este momento, los obreros se concentran en una sala señorial. Un hombre camina hacia el interior de una «caja de ardilla», la grúa utilizada en el siglo XIII, para elevar cargas de 250 kilos hasta el torreón, que ya cuenta con unos cuantos metros de altura. Un segundo obrero se apresta a accionar el mecanismo de freno en caso de accidente. En la obra se respetan las consignas de prevención, antiguas y modernas. Los artesanos explican, un poco a la defensiva, que se vieron obligados a fijar los andamios con bulones metálicos, en lugar de las cuerdas y lonjas de cuero como en su momento. Deben calzar, además, pesados botines de seguridad.

La excepción hecha a los cánones históricos porta sus frutos, porque hasta ahora no se ha contabilizado ningún accidente de trabajo. Como un reclamo turístico y un gran proyecto de investigación, en 1996 se comenzó a construir en Treigny, Francia, el castillo “medieval” de Guédelon. Este castillo es construido usando únicamente técnicas y materiales usadas en la edad media (básicamente piedra y madera). A mediados de la década de 2020, dicho proyecto espera ser finalizado, teniendo como resultado una réplica exacta, tanto en apariencia como en la manera de construirlo, de un castillo del siglo 13. Todos los materiales son pues obtenidos en la zona de construcción del mismo castillo. Jacques Moulin es el arquitecto jefe de este proyecto.

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