España esconde un sinfín de posibilidades como destino turístico. El clima, la gastronomía y la gran cantidad de paisajes que esconde entre sus laderas o frente a sus costas, son los motivos principales para visitarla.
No importa que te guste el mar o que prefieras la montaña. No importa si viajas con alguien que no comparte tus mismos gustos. Es lo bueno de este país. Da igual lo que busques porque, sea lo que sea, lo encontrarás. Y, aunque en ocasiones el mar y la montaña no se encuentren cerca, en otras sí. Por este motivo, algunas de sus localidades se han convertido en el oasis de paz para quienes día a día soportan el bullicio de la gran ciudad. Aunque también hay quienes aman este país por la brisa de aire fresco que acaricia sus pies mientras pasean por la orilla de una de sus playas.
A la hora de viajar, no solo podemos pensar en todo lo anterior. En lo bello de descubrir nuevos lugares y cerrar los ojos como si así pudiéramos guardar su esencia para siempre. También hay que asegurarse de que todo está en orden. Incluso aunque viajemos con algunas de las mejores aerolíneas, como puede ser Iberia.
Por este motivo, es muy importante contar con todos los contactos de empresas españolas que puedan ayudarnos en cualquier momento de nuestra travesía. Una de las webs que se encarga de esto y tiene un servicio muy útil y sencillo es telefononumero.com.
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Segovia, una joya de España
Ubicada en la Comunidad Autónoma de Castilla y León, Segovia es uno de los destinos más turísticos del país. Y es que, aunque no hayas ido nunca, seguro que alguna vez has oído hablar de su acueducto. Del siglo II d.C., su único objetivo era abastecer al pueblo de agua. Seguro que nadie pensó que se convertiría en una de las obras de ingeniería más importante del país.
Pero admitámoslo. Segovia no es solo un acueducto. Entre sus estrechas callejuelas de piedra esconde mucho más. Un claro ejemplo es el Alcázar, que se yergue imponente sobre una colina en la confluencia de los ríos Clamores y Eresma. Su aspecto, ideal para recrear una película Disney, se remonta a la época romana. Sin embargo, no fueron los únicos que le dieron su toque. A lo largo de los años se ha visto influenciada por otras culturas hasta convertirse en lo que es ahora.
En cuanto a la gastronomía, no hay mucho que podamos decir. Su plato estrella es el cochinillo. Con un sabor que prácticamente te traslada al Alcázar en tiempos de la Edad Media, es fácil encontrarlo en gran parte de los establecimientos situados por el centro de la ciudad.
Ávila, un tesoro con muralla
Capital de una provincia que lleva el mismo nombre, Ávila está situado al noroeste de España y, al igual que Segovia, cuenta con un patrimonio histórico que la hace reconocible en prácticamente todo el mundo.
La Muralla, de estilo románico y con una altura que sobrepasa los 10 metros, rodea la ciudad como si quisiera protegerla. Como si sus 87 torreones y sus 9 puertas pudieran salvar a los ciudadanos de cualquier cosa. Bueno, al menos eso intentaría antes. Ahora la ciudad es mucho más grande y la muralla ha quedado reducida a una parte de la misma. Sin embargo, gracias a su conservación, ha guardado en su interior la esencia medieval con la que se creó y, como no podía ser de otra forma, su casco antiguo.
Aunque si realmente quieres capturar la esencia de la Muralla, por ejemplo, en tu cámara, te recomendamos ir hasta el Mirador de los Cuatro Postes. Situado a la izquierda del río Adaja, ofrece las mejores vistas, no solo de la Muralla, sino de toda la ciudad. Un lugar impresionante de día y romántico de noche que no te puedes perder.
En cuanto a su gastronomía, no creáis que va a ser mucho más ligera que la de Segovia. Al ser un lugar principalmente frío -hay que tener valor para pasar allí los inviernos- los platos suelen ser contundentes y con un sabor muy característico.
¿Uno de los más destacados? Las patatas revolconas. Aunque se encuentran en muchos lugares, es costumbre probarlas en alguna de las tabernas de la ciudad. Al igual que el chuletón. Pero no cualquiera. El de Ávila. Sin mucho condimento elaboran un plato que no te puedes ir sin probar. Para su elaboración usan ternero, exclusivamente de raza Avileña-Negra Ibérica. Es por ello que tiene ese sabor tan característico.
Y no podíamos terminar este paseo por dos ciudades españolas sin hablar de los dulces que más se identifican con Ávila: las yemas de Santa Teresa. Influidas por la cocina de Andalucía, este postre lleva yemas de huevo que se acompañan con almíbar, canela y zumo de nivel. No parece difícil. ¿Por qué no te animas a hacerlas y nos dejas el resultado en los comentarios?
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