La ciudad sigue cumpliendo su propósito de recuperación y pero mantiene el mágico ambiente que es sostén de su actividad turística. Sus calles empedradas y los palacios de ventanas enrejadas transportan al visitante a aquellos tiempos. Su típica arquitectura de las lujosas mansiones, con techos de tejas rojizas y portales de balaustradas de madera, muchas de ellas hoy museos, las calles, las antiguas plazas, los edificios públicos y el entorno natural entre la llanura, montaña y el mar hacen de Trinidad un bellísimo rincón dónde nos esperan la historia y la calidez de los cubanos.
Su primer alcalde fue el mismo Hernán Cortés, antes de comenzar sus expediciones hacia la conquista de México. Por entonces sus vecinos fueron llegados de Haití, tantos esclavos como colonos, quienes impulsaron el cultivo de la caña de azúcar, su principal fuente de riqueza.
Museo permanente
Por su esmerado estado de conservación, el casco urbano de Trinidad es único en Cuba y en las Américas. En épocas de la colonia fue embrión del desarrollo posterior de la ciudad y la zona, que en el siglo XIX vivió un boom de la industria azucarera, que convirtió a Trinidad en una de las localidades cubanas de mayor relieve económico y sociocultural.
La ciudad de Trinidad se fundó a orillas del río Guaurabo, tierras fértiles con aborígenes que podían convertirse en mano de obra y facilidades marítimas para la preparación de expediciones de conquista. En su cercanía, el Valle de los Ingenios, grandes llanuras dedicadas a la caña desde aquellos tiempos, ostenta aún algunas construcciones de la época esclavista, como la gran torre de la Casa Macana Iznaga.
Su templo católico atesora valiosas piezas, como un Cristo de la Vera Cruz unido a un altar de mármol de la Virgen de la Misericordia, único en Cuba. Merece también atención el Palacio Cantero, habilitado hoy como Museo Municipal de historia, forma parte de una red de museos que ofrecen una visión de su riqueza histórica y cultural.
También, en el Museo Romántico, en el Palacio del conde Brunet, se muestras ejemplos de las artes decorativas, muchas de ellas encargadas a fábricas europeas en siglos pasados, como porcelanas y cristalería con filetes dorados y pinturas policromadas.
Otras exposiciones de interés son la de la Arquitectura Colonial, con salas en las que se presenta la evolución de la ciudad, y el de Arqueología Guamuhaya guarda objetos de los aborígenes que habitaban la región en la etapa precolombina, así como elementos de gran valor de la época..
Así mismo, numerosos sitios y edificaciones permiten al visitante dar una suerte de paseo virtual por el pasado, como las plazas de las Tres Cruces y de Santa Ana, el empinado campanario de San Francisco y la Casa de la Trova, instalada en un inmueble de 1777, que acoge hoy manifestaciones de la rica cultura trinitaria, nacida en el crisol donde se fundieron y mezclaron lo aborigen, lo español y lo africano.
Aquí también han pervivido sus tradiciones artesanales. Como el yarey tejido, alfarería, manualidades de randa y tejidos de punto, entre otras muestras de la habilidad de los lugareños, pueden ser adquiridos como recuerdos de la visita en las tiendas y puestos de ventas que proliferan en la localidad.
Y más allá de sus propios atractivos, la ciudad es también un buen punto de partida para adentrarse en la historia y la naturaleza, en parajes cercanos que ofrecen excepcionales vistas al viajero.
Al este y noroeste de Trinidad se encuentra el Valle de los Ingenios, que fue el escenario del auge de la industria azucarera en la región durante el siglo XIX y es hoy sitio de monumentos arquitectónicos y arqueológicos de gran valor, no en vano, también fue declarado Patrimonio de la Humanidad.
Para alojamiento, tanto la ciudad, como en sus alrededores existen plazas hoteleras de todas las categorías y un buen número de hostales privados, muchos de ellos establecidos en bellas casonas coloniales.
Otro de los atractivos de Trinidad es su gastronomía, bien la cubana y en particular la trinitaria, aunque también pueden degustarse platos de la cocina internacional, y desde la puramente criolla, con generosas raciones, hasta la gourmet. Además de los restaurantes, bares y discotecas ofrecen opciones para noctámbulos, seguramente encontrarán a trinitarios dispuestos a la charla, y orientar sobre lugares que visitar, es muy generosa la hospitalidad de los cubanos de esa parte de la isla. Un destino para tener muy en cuenta en nuestros viajes por el mundo.