La capital portuguesa acoge, entre otros museos, el de la Moda y el Museo del Fado. Sin duda es uno de esos destinos que merece la pena visitar por su rico turismo cultural, ya que posee una gran variedad de museos que nadie puede perderse.
El nuevo Lisboa Story Center, ubicado en la zona de Terreiro do Paço, ha sido concebido como un centro interactivo que ofrece a los visitantes una crónica de la ciudad a través de seis núcleos de información expuestos de una forma innovadora gracias al uso de las nuevas tecnologías. En su interior, los visitantes disfrutarán de un viaje a través del tiempo y conocerán los acontecimientos más importantes de la historia de la capital, en especial la zona que abarca desde el centro histórico hasta Terreiro do Paço, explorando los mitos y las realidades de la antigua ciudad.
El Museo de Arte Moderno y Contemporáneo, situado en el Centro de Exposiciones del Centro Cultural de Belém, es un espacio único que muestra de forma permanente la Colección Berardo, con un gran prestigio a nivel internacional por sus más de 70 corrientes artísticas de gran significado para algunos círculos específicos. En ella se recogen las obras de principales artistas portugueses e internacionales de los siglos XX y XXI. En el museo se presentan un total de 862 obras de grandes autores tan reconocidos como Dalí, Picasso, Miró, Lichtenstein, Bacon, Warhol, Mondrian, Duchamp, Magritte, Dubuffet, Paula Rego y Amadeo.
El Museo del Diseño y de la Moda, abierto desde 1999 y situado en pleno centro histórico de la ciudad, en la Baixa, es uno de los museos contemporáneos más reconocidos de Lisboa, y posee un gran renombre a nivel internacional. Se trata de un espacio único que recoge colecciones que muestran la evolución de las expresiones del diseño y de la moda en el contexto histórico, así como las nuevas tendencias del siglo XXI. Entre ellas, destaca la exposición de Francisco Capelo, considerada una de las mejores del género en todo el mundo. Un lugar perfecto que visitar por aquellas personas con un interés real en el diseño, la moda y la vida contemporánea.
En el antiguo Convento de las Bernardas, del siglo XVII, se instala desde 2001 el Museo de las Marionetas, el más reciente de la capital. Un espacio mágico perfecto para familias con niños que trata de recuperar y recordar historias de todas las épocas a través de muñecos de papel o madera e incluso de sombras. Su colección está compuesta por marionetas de todos los tipos y de varias técnicas de manejo y por máscaras procedentes de cualquier punto del mundo y de diversas culturas.
El Museo de Chiado, antes Museo Nacional de Arte Contemporáneo, destaca por su brillante colección de pinturas, esculturas y dibujos de 1850 a 1950, repartidas por temáticas en 12 salas. Éstas muestran la evolución artística desde el Romanticismo hasta el Modernismo, pasando por el Naturalismo y el Simbolismo.
El Museo del Fado es uno de los más importantes museos y reconocidos de Lisboa, por su dedicación y homenaje a la canción típica lisboeta y por su contribución al conocimiento de su historia y raíces. En septiembre de 1998 abrió sus puertas al público y rápidamente se consagró como un referente cultural de especial importancia en la ciudad. El complejo posee colecciones formadas por hasta 14.000 piezas, en su mayoría instrumentos musicales del universo del fado (guitarras portuguesas, violas de fado), fotografías, discos, partituras, periódicos, vestuarios y complementos para la actuación. Sus exposiciones permanentes introducen a todo el que las visita en la historia de esta corriente musical y en sus ambientes (tabernas, salones de la aristocracia, radio, cine, televisión, grandes y estrechas calles y casas de fado).
Otro museo imprescindible de Lisboa, la ciudad de los tranvías, es el Museo Nacional del Azulejo, que se encuentra situado en el claustro del Convento quinientista de la Madre de Deus. Su importancia y reconocimiento se debe a que es el único espacio dedicado al género del azulejo en todo el mundo. Su colección está basada en un recorrido por la azulejería arcaica de la segunda mitad del siglo XV hasta la producción del Contemporáneo. Muestra de esa evolución, en el museo podemos encontrar unas 7.000 piezas de distintos lugares y estilos: azulejos españoles, ingleses, holandeses, belgas, alemanes y, sobre todo, portugueses; árabes, orientales, de estilo rococó, barroco, renacentista, modernista, pombalino, neoclásico, romántico, ecléctico, industrial y moderno.