Arraigada a las montañas, Cuenca tiene el título de ciudad Patrimonio de la Humanidad. Un destino ideal y muy bien ubicado para todo el que busque alejarse del ajetreo del día a día.
Cuenca es una de esas ciudades de las que, se comenta, hay que visitar al menos una vez en la vida. A pesar de ser un lugar que no se caracteriza por ser exageradamente grande, tiene una gran oferta cultural y de actividades.
De hecho, son muchas las personas amantes de la naturaleza que se desplazan hasta aquí, ya no solo para disfrutar de un fin de semana con amigos o familia, sino para disfrutar de diferentes actividades al aire libre como hacer barranquismo en Cuenca. Concretamente en el barranco del Ventano del Diablo, uno de los más famosos y espectaculares de la zona.
¿Por qué hacer barranquismo en Cuenca?
Dar respuesta a esta pregunta, digamos que es bastante sencillo. Lo primero de todo, porque es apto para todos los públicos y edades. Es decir, que a menos que viajes con alguien que no sepa nadar, podéis añadir este plan a vuestro itinerario sin problema.
Y no solo eso. Sino que podréis hacerlo en un lugar tan impresionante como es el barranco Ventano del Diablo, ubicado en la Serranía de Cuenca, donde hay muchos más barrancos. Todos ellos, eso sí, de los más impresionantes de la provincia.
Otras actividades en Cuenca
Si la idea de pasar un día haciendo barranquismo no te ha convencido… ¡que no cunda el pánico! Si por algo se caracterizan esta ciudad y sus alrededores es, sin duda, por ofrecer una amplia variedad de opciones. Así que aquí te mostramos algunas de ellas, con el reto de convencer a tus acompañantes para realizar alguna.
Montar a caballo. Como por la Serranía de Cuenca tienes que pasar sí o sí, ¿por qué no hacerlo a caballo? Es, junto al barranquismo, una de las opciones que más éxito tiene, ya que disfrutar de un entorno inigualable sobre uno de los mamíferos más impresionantes, siempre es más que agradable.
Paintball en Villalba de la Sierra. Si has llegado hasta aquí, es probable que ya te hayas dado cuenta de que no hay actividad en Cuenca que no traiga consigo la pérdida de calorías. Y, aunque esta opción no incluya la sierra, sí incluye el ejercicio. ¿Te animas a poner a prueba tu puntería?
Paddel surf en el embalse de Buendía. Para quienes lo desconozcan, este deporte consiste en subirse a una tabla de surf y usar una pala para desplazarse por el agua. Así explicado parece sencillo, ¿no? Pues nada más lejos de la realidad. Desde luego que el también llamado «surf de pala» pondrá a prueba tus habilidades, principalmente el equilibrio.
Qué ver en Cuenca
Las Casas Colgadas. Esta impresionante estructura es, probablemente, en lo primero que piense cualquiera al mencionar Cuenca. Y es que por ello son uno de los principales símbolos de la ciudad. Realizadas en mampostería, esta joya que se asoma al río no se puede visitar en su totalidad. Tan solo puedes disfrutar de tres. Entre ellos, un restaurante y un museo.
Catedral de Cuenca. No se vosotros, pero yo soy muy amiga de visitar las catedrales de las ciudades a las que voy. A pesar de no ser creyente, la arquitectura y el mimo con el que se crean estas estructuras, me apasiona. Y, en concreto, la catedral de Cuenca, es un espacio de estilo gótico imponente que te dejará sin palabras.
Plaza Mayor. Cada rincón español que se precie, tiene una Plaza Mayor. Y Cuenca, claro está, no iba a ser menos. Pequeñita y decorada en colores pastel, es otro de los símbolos de la ciudad. En ella se encuentran el Ayuntamiento, un edificio de estilo barroco, la Catedral de Nuestra Señora de Gracia y un convento.
Torre de Mangana. Construida sobre las ruinas de un antiguo alcázar en el siglo XVI, este monumento tuvo que ser reconstruido el siglo pasado debido a su importante deterioro. Aunque cabe destacar que, antes de eso, permanecía en su estado original. Su función inicial, como se puede intuir, era protectora. Ahora es un reloj de referencia para la ciudad.
¿Y si me apetece comer en Cuenca?
Llevamos todo el artículo hablando de realizar actividades, de visitar cada rincón en Cuenca. Pero… ¿nadie se ha parado a pensar en que para hacer tanto esfuerzo físico habrá que comer algo? Nosotros, como siempre, estamos pendientes de todo y, en este apartado, te proponemos una serie de platos muy característicos de la zona.
Morteruelo. Para que te hagas una idea, este plato podríamos decir que es similar al paté. Consiste en una pasta hecha de hígado de cerdo con especias y pan rallado. Dependiendo de dónde lo comas (en qué restaurante o casa), podrán añadir otra serie de elementos como pollo o lomo.
Migas con huevo. Da igual las veces que hayas hecho este plato tan clásico. Te aseguramos que allí te sabrá muchísimo mejor. No sabemos si será el ambiente, los huevos o la forma en que doran los ajos. El caso es que está riquísimo y es un plato que no puedes dejar de probar.
Ajo arriero. El huevo vuelve a ser ingrediente principal en esta receta tan clásica de la zona. Elaborado a base de un puré de patata, huevo, ajo y aceite de oliva, se pica todo en un mortero y está de rechupete. Eso sí, no creas que lo encontrarás por separado. Suele servirse como acompañamiento en platos de carne o pescado.
Mojete. ¿Pensabas que toda la comida iba a ser pesada? Aquí te traemos un entrante fresco cuya receta consta únicamente de tomate, cebolla, atún y huevo duro. Todo ello acompañado con unas pocas aceitunas negras y un chorrito de aceite de oliva para dar sabor.
Alajú. Lo más rico, como siempre, lo dejamos para el final. Y en este caso toca un plato dulce. Más concretamente una especie de bollo elaborado a base de almendra, miel, especias, pan rallado y tostado. La masa que sale de juntarlo todo se cubre con una oblea a cada lado y… ¡voilá! Postre exquisito para toda la familia.
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