Los últimos movimientos acaecidos en la alta jerarquía de la iglesia como la renuncia de Benedicto XVI y la elección del nuevo Papa, Francisco I, ha favorecido considerablemente el incremento de visitantes, peregrinos o no, a la ciudad eterna. Este hecho ha contribuido también a que un mayor número de viajeros se interesase por buscar vuelos a Roma para su próxima visita a la Ciudad del Vaticano.
Sin duda, este tipo de acontecimientos incrementa el interés de muchos por visitar por primera vez la capital italiana, y para otros es un aliciente más para volver, independientemente del carácter más o menos devocional de cada quien en particular. No en vano, nos encontramos con uno de los destinos de excepción para el turismo religioso, ya que son muchos los turistas que llegan aquí, impulsados mayormente por la fe.
Roma, indiscutiblemente, es una ciudad de grandes atractivos, como su famoso Coliseo, el Foro Romano, la Fontana de Trevi o la plaza Navona, entre otros tesoros de su patrimonio histórico y monumental. Eso sin dejar de mencionar los mercadillos de antigüedades, tiendas de moda, restaurantes y cafés, el ambiente de noche y tantos otros atractivos con los que nunca nos deja de sorprender.
Pero, en cualquiera de los casos, la Santa Sede del Vaticano no puede, o no debiera pasarse nunca por alto en nuestro itinerario por la ciudad. Media jornada es suficiente para disfrutar del paseo por la Plaza de San Pedro, visitar sus museos, la basílica y la Capilla Sixtina. No deja de sorprender que en este estado independiente, con una población de menos de mil habitantes, pueda guardar tan valiosa y extensa colección de obras de arte de los grandes genios del barroco y del renacimiento.
La monumental Plaza de San Pedro es la que da acceso a la entrada al Estado del Vaticano en cuyo interior se encuentra la Basílica de San Pedro, el mayor templo cristiano, sede de las audiencias papales y uno de los lugares más sagrados para los cristianos porque se encuentra sobre el lugar en el que se enterró San Pedro, primer Papa. La tradición dice que sus restos se encuentran bajo el altar mayor. Entre infinidad de monumentos funerarios, capillas y esculturas hay medio millar de columnas y cincuenta altares que conforman la historia más completa del cristianismo, como entre tantas otras manifestaciones, la gran obra de la Piedad de Miguel Angel, ubicada en el lado derecho de la basílica, justo a la entrada. Y entre los monumentos funerarios más admirados: la tumba de San Pedro y la de Juan Pablo II.
También de incalculable valor, otras referencias a la Biblia y a la religión cristiana se exhiben en los distintos apartados museísticos del Vaticano: Museo Sacro, Museo Profano o el Gabinete de Medallas. Y para concluir, una de las salas más valoradas: la Capilla Sixtina, obra maestra de Miguel Angel, con su espectacular bóveda y la representación de Juicio Final.
Ya, fuera del Vaticano, en la ciudad de Roma también puede ser interesante visitar otros lugares que han formado parte de este devenir como las catacumbas que fueron cementerio de los cristianos antes de su legalización. O el Panteón de Agripa, templo romano que se acabó transformando en iglesia allá por el siglo VII. Y también el Coliseo Romano y sus alrededores con las iglesias de San Pedro Encadenado, donde se guarda la maravillosa escultura del Moisés de Miguel Ángel.