En el número cinco de la astorgana calle de José María Gay se halla este museo dedicado por entero al chocolate y a su elaboración. No en vano este producto adquirió gran importancia en la ciudad leonesa en los siglos XVIII y XIX. Etiquetas, carteles, fotografías, aperos y maquinaria muestran la historia de uno de los productos más preciados por los más golosos: el chocolate.
La teoría más extendida acerca de la llegada del chocolate a España es que un monje que viajaba en una de las expediciones de Cortés, envió al Monasterio de Piedra en Zaragoza tan preciado producto. Cierto o no, fueron los españoles quienes introdujeron en Europa el cacao. En Astorga, se encuentra un museo dedicado a la historia del Chocolate.
Un particular rincón que muestra no sólo la importancia de una industria chocolatera en los siglos XVIII y XIX, sino multitud de objetos, fotografías, carteles y otros enseres, que muestran parte de la historia del chocolate.
Astorga se ganó fama de importante centro de producción chocolatera. La razón se debe principalmente a tres motivos. Por un lado, la ciudad, parada obligada en el Camino de Santiago, fue capital de una de las diócesis más extensas, pobladas e importantes de España. Abundaban sacerdotes y monasterios. Se sabe por los anales de la historia, que el clero tuvo gran afición por el chocolate, lo que provocaría gran demanda. Por otra parte, los arrieros maragatos, que dominaban el transporte desde Galicia hacia el interior, comerciaban con el chocolate de Astorga llevándolo a diferentes puntos de España dándole especial renombre. Por último, el clima frío y seco, permitía enfriar el chocolate sobre el suelo de forma rápida, antes de la llegada de las cámaras frigoríficas.
La magnífica colección del museo da una idea de los periodos de mayor esplendor de la industria chocolatera en la ciudad. Las primeras máquinas los rodillos, artesas, moldes, tostadores y morteros. Uno de los aspectos más destacables es la colección de envoltorios y carteles que «guardaban» el chocolate. En cada uno de ellos se aprecia la imaginación y el buen gusto de los diseñadores y artistas locales, así como de otros puntos del país.
Sin duda, este es el rincón más dulce que se puede encontrar en Astorga.
De América al Monasterio de Piedra
Cuando Cristóbal Colón llegó a una isla frente a a las costas de Honduras, los habitantes de Guajaca, que así se denominaba, les obsequiaron unas pequeñas nueces de color marrón. Era el producto con el que elaboraban el xocolatl una bebida de fuerte sabor que otorgaba gran energía. Dicho producto se elaboraba con cacao que se tostaba y molía, añadiéndole agua y calentándose para extraer la manteca de cacao. La harina de maíz espesaba la mezcla. El fuerte sabor lo ponían especias como la pimienta. Pero fue la llegada de Hernán Cortés a México cuando se puede hablar de descubrimiento del cacao, cuya semilla ya se utilizaba como moneda de cambio por los mayas, quienes comenzaron a cultivar el cacao hace más de dos mil años. Los aztecas consideraban el cacao un regalo de los dioses, favoreciendo el conquistador extremeño su cultivo. Se dice que alguno de los monjes que viajaban en las expediciones de Cortés envió cacao al Monasterio de Piedra en Zaragoza. Tuvo que pasar un siglo para que se mezclara con azúcar y comenzara a ser preciado en la corte europea, convirtiéndose en bebida de los reyes y la corte española, costumbre que, con el tiempo, se extendió por toda Europa.
«A brazo», una técnica secular
Durante siglos el chocolate se elaboraba «a brazo», de forma muy similar a como se elaboraba en México. De este modo, se tostaba el cacao a fuego de leña para decorticarlo en artesas de madera. El grano limpio pasaba a una piedra de forma curvada denominada «refinadera», bajo la que se colocaba un hornillo con fuego. Mediante un rodillo de piedra o madera se exprimía el jugo del cacao. A ello se añadía azúcar o especias muy molidas. La mezcla se volcaba en moldes de madera o cinc. La maquinaria facilitó el aumento de producción y la rapidez en el proceso de elaboración, aunque, con ellos, perdió algo de la calidad que todo trabajo artesano ofrece.
Museo del Chocolate de Astorga (León)
C/ José María Gay, 5. Astorga. Tel.- (+34) 987 61 62 20
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Fotografía cedidas por el Museo del Chocolate de Astorga