Por su espectacular entorno paisajístico y el trazado medieval de la villa, Camprodon desprende magia. Un rincón de la comarca del Ripollès, en el extremo oriental de los Pirineos, invita a admirar la naturaleza.
Camprodon es villa natal del músico Isaac Albéniz. De hecho, tiene aquí un museo que gira en torno a su vida y obra. Por su parte, el discurrir de las aguas de los ríos Ter y Ritort también aportan su incesante sonoridad al conjunto medieval. Sobre el Ter, la silueta de un espléndido puente románico, se ha convertido en su emblema y fue declarado Monumento Histórico – Artístico.
Dispuestos a disfrutar del paseo, observamos dos núcleos medievales diferentes: Vila de Baix y la Vila de Dalt. La primera a orillas del Ter, mientras que la de Dalt se levanta al margen izquierdo del Ritort. Cerca se encuentra también la iglesia de Santa María, en origen románica y posteriormente modificada en el XV, con características góticas. En su interior conserva cuatro magníficos capiteles románicos procedentes del antiguo monasterio de Sant Pere.
Sin embargo, fuera del perímetro urbano, aún quedan muchos otros rincones igualmente seductores. Por ejemplo, para los aficionados a la nieve, dada su privilegiada ubicación, tienen Valtter 2000, una de las estaciones de esquí más valoradas de esta porción del Pirineo.
Río Arriba, por el Alto Ter
Sin abandonar la compañía del río, nos adentramos en un paraje de incomparable belleza natural. Un paisaje que seduce especialmente a los amantes del senderismo y las rutas de montaña. Siguiendo el trazado de la carretera 5264, nuestro siguiente apeadero será Setcasest, último pueblo del Alto Ter. Aunque antes también merecen una visita los pueblos intermedios de Llanars y Villalonga de Ter.
Llanars, igualmente regado por el Ter, es un ejemplo del tipismo de los pueblos de montaña. De su patrimonio monumental destaca la románica de Sant Esteve, bellísima obra del siglo XII que conserva un interesante altar de la época. Más arriba, entre bosques de hayas y robles, está Villalonga de Ter. De su riqueza monumental conserva restos de un anterior templo, también románico.
Setcasest pone el broche de oro a tan apasionante recorrido. Un rincón tan mágico como admirado de la comarca del Ripollès. Sorprende el acierto y buen hacer en la restauración de sus calles y sus casas, con llamativos balcones y ventanas decorados con exquisito gusto y llamativos adornos de flores y plantas.
Ahora, desde este mirador natural de los Pirineos, no debemos apartar la mirada al pasado. En su tiempo, los cercanos monasterios románicos de Santa Maria de Ripoll y de Sant Joan de les Abadesses, tuvieron máximo protagonismo en la zona de Camprodon, lo que favoreció a las leyendas e historias.
Santa María de Ripoll y de Sant Joan de les Abadesses en Camprodon
Dejando a nuestras espaldas las cumbres, tomamos rumbo a Ripoll, capital de la comarca. A medio camino, un lugar mítico en la historia de Cataluña, se encuentra el primer monasterio femenino de España. El tiempo quiso que acabaran siendo expulsadas de su recogimiento por infundados comentarios sobre su mal comportamiento y por llevar una vida libertina.
Por último, nos recibe y nos despide del Ripollès, el monasterio de Santa María de Ripoll. Esta zona es hoy aún considerada como “la cuna de Cataluña”, ya que su monasterio fue sede de Wifredo el Velloso, fundador de la dinastía de Barcelona, cuyo reinado duro quinientos años. El edificio monacal es considerado uno de los monumentos románicos más importantes del mundo, siendo especialmente llamativa su portada, del siglo XII. Otro rincón que se suma y enriquece tan espectacular y mágico escenario.
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