A finales del mes de noviembre, principios de diciembre, puntualmente, llegan las primeras nieves. Es el momento en el que se ponen en funcionamiento las estaciones de esquí. Entre ellas, las cinco que se localizan en el Pirineo Aragonés: Candanchú, Formigal – Panticosa, Astún y Cerler
Puertos y valles oscenses cubiertos de nieve y dotados de excelentes instalaciones en constante renovación con el único objetivo de ofrecer al deportista las mejores opciones del antes, durante y el después del esquí.
Estas cinco estaciones comparten el privilegio de gozar de excelentes infraestructuras y buenas comunicaciones con las grandes capitales como Barcelona o Madrid. No menos destacable es la oferta complementaria que surge entorno a las pistas. La posibilidad de realizar otros deportes en contacto con la naturaleza, rutas culturales, historia, arte, ocio, singulares pueblos de montaña y una rica gastronomía harán aún más placentera la estancia del esquiador en España.
La más veterana estación de deportes de invierno del Pirineo aragonés es Candanchú. A sus 51 kilómetros de pistas y 51 itinerarios se añaden 3 circuitos de esquí nórdico, y un circuito de fondo internacional conectado con la estación francesa de Somport. Se caracteriza por su espíritu joven y deportivo. Su escuela de esquí se encuentra entre las más reputadas de España. Después de los descensos, es en el pueblo de Jaca donde se concentra toda la actividad de ocio. Jaca se asienta en la orilla del río Aragón, punto crucial de los caminos que llevan al Pirineo Aragonés. Es recomendable visitar su Catedral, la primera románica que se construyó en España; la iglesia de Santa María en Santa Cruz de la Serós y otros ejemplos de arte románico como el Monasterio de San Juan de la Peña y la iglesia de Santa María de Iguacel, monumento declarado Bien de Interés Cultural. No menos interesante es la visita al Parque Natural de Ordesa y Monte Perdido.
Muy próxima a Candanchú, se encuentra la estación de Astún. Las instalaciones ocupan un circo montañoso coronado por La Raca, de 2.300 metros de altitud, desde el que se divisan las cumbres del Midi d’Ossau y el Balaitus, con alturas superiores a los tres mil metros. Dispone de un total de 50 kilómetros esquiables, con 54 pistas, snowpark, un jardín de nieve para los peques y un estadio de competición.
Y en el centro del Pirineo Aragonés se encuentran las instalaciones de esquí Formigal – Panticosa, en pleno Valle de Tena. Las excelentes vías de comunicación con el aeropuerto de Madrid facilitan el desplazamiento desde la capital en tan sólo tres horas y media. Ofrecen un dominio esquiable total de 176 kilómetros, entre las cotas de 2.250 y a.1.145 metros, con un total de 147 pistas, en un paisaje espectacular, gran ambiente de apresquí y diversión a la luz de la luna con su el Tobogganing: subes en telesilla de Sallent al caer la noche y, después de cenar en la Trattoría Cantal, en pleno corazón de las pistas de esquí… ¡desciende en un trineo clásico de madera por una pista iluminada de 2.5 kilómetros de largo!. Y todos los días fiestas a pie de pistas en su salas Marchica y Tratalá, música en directo, Djs y mucha marcha en Formigal – Panticosa.
También rodeada de grandes cumbres se encuentra Cerler. Enclavada en el fondo del valle de Benasque es la estación más alta de todo el Pirineo. Dispone del primer telesilla de seis plazas instalado en España y un desnivel esquiable de 800 metros, desde el Gallinero, de 2.700 metros, hasta Ampriu. En el pueblo de Benasque hay buen ambiente para después del esquí, donde no faltan locales muy animados hasta más allá de la medianoche, restaurantes para disfrutar de la buena gastronomía oscense y cafés. Ofrece un dominio esquiables de 79 kilómetros, 68 pistas, snowpark, circuito para motos de nieve y unas excelentes escuelas de esquí. ¿Te lo vas a perder?