La villa marinera de Laredo, situada en la costa oriental de Cantabria, es una de las localidades más turísticas del norte de España. A tan solo 50 kilómetros de Santander, cuenta con una intensa actidad cultural en verano y gran ambiente nocturno.
Asomarse al mirador del Alto de Laredo o al Parque de La Atalaya, permiten descubrir el azul del Mar Cantábrico. Desde ambos miradores, se avistan los núcleos que forman esta villa. La Pesquera, Tarrueza o Las Cárcobas son algunos de los puntos que no te puedes perder.
La Puebla Vieja y el Arrabal
La Puebla Vieja y el Arrabal, éste último edificado con posterioridad, fue declarado conjunto histórico-artístico en 1970. Se trata del núcleo primitivo de la villa, cuya historia se fija en la época medieval. En esta zona aún se conservan restos de sus antiguas murallas. Es aquí donde se encuentra la magnífica iglesia gótica de Santa María de la Asunción. Se trata del templo más importante de Laredo y una de las más importantes del gótico cántabro. A los pies de esta iglesia se organiza la Puebla Vieja, que incluye un singular conjunto de edificaciones populares, tanto civiles como religiosas de la época medieval y moderno, considerado como uno de los mejor conservados y más extensos de la región.
Comercio en Laredo
Laredo fue uno de los principales puertos comerciales de la Edad Media y la Puebla Vieja aún conserva su arcaico ambiente. Este está formado por una trama de calles paralelas y perpendiculares entre fachadas de los siglos XVI-XVIII. Además, en El Ensanche se encuentra la zona comercial, administrativa y de servicios de la villa.
Por último, entre la plaza de Carlos V y el Puntal, se encuentra la zona residencial de Laredo. Fundamentalmente se organiza en tres largas avenidas paralelas flanqueadas por las dos playas laredanas. En esta zona se encuentra el Club Náutico, uno de los centros más dinámicos en la organización de regatas náuticas de Cantabria.
Restaurantes en la zona
La villa cuenta con un buen número de restaurantes, algunos de ellos de gran prestigio dentro de la gastronomía cántabra. En Laredo el visitante debe probar el “pollo marino”, una peculiar elaboración del bonito cuya historia se debe a la “imaginación” de un cocinero de un barco pesquero que tras semanas en la mar sin probar la carne cocinó el bonito de forma que pareciera un suculento pollo. Los respigos, hojas tiernas del nabo, y los jibiones, también son típicos de la villa laredana. Por supuesto los pescados y mariscos del Cantábrico son imprescindibles, lo mismo que las anchoas en semiconserva o las conservas de bonito.
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