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Vía Verde de la Jara

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Una aventura en tierras vírgenes, desde las orillas del Tajo hasta las frondosidades de la sierra de Altamira. En su origen, la Vía Verde de la Jara buscaba unir Talavera de la Reina con las Vegas Altas del Guadiana.

El programa de las Vías Verdes es una ingeniosa iniciativa que aprovecha el espacio y la infraestructura dejado por las vías de ferrocarril abandonadas. Su intención es abrir un mundo de posibilidades a todo aquel amante del senderismo o el deporte al aire libre. Dada la linealidad y ausencia de pronunciadas cuestas en sus trazados, estas vías son aptas para todos los públicos, sin límite de edad o capacidad física.

Para ello, se valen de los más de 7.000 kilómetros de líneas que en España ya no prestan servicio, o no lo prestaron nunca por determinadas causas. Con esta función, se promueve el cuidado del medio ambiente y se potencia el turismo en zonas que, por lo general, se encuentran excluidas de los itinerarios turísticos.

Los viajeros pueden recorrer estas extensiones no muy largas y planas o con una ligera inclinación a pie o en vehículo de ruedas no motorizado. Así, caminantes y personas en sillas de ruedas o en bicicletas realizan un ejercicio sano y saludable a la par que ayudan a conservar un espacio natural.

Un poco de historia de la Vía Verde

En los años veinte del siglo pasado, estas obras se iniciaron con mucha ilusión. Buscaban la unión entre Talavera de la Reina y Villanueva de la Serena, pasando por Guadalupe. Sin embargo, estas se abandonaron al poco tiempo de comenzar la guerra.

Con la posguerra, la migración del campo a las grandes ciudades y el auge automovilístico terminaron definitivamente con este proyecto. Así, hoy la Vía Verde de la Jara disfruta de las obras de ingeniería que realizaron aquellas legiones de obreros y campesinos de la zona, y vuelve a tener un fin.

Ficha técnica

Se trata de una Vía Verde acondicionada que discurre a lo largo de 52 kilómetros entre la población toledana de Calera y Chozas y la manchega Santa Quiteria, próxima a Ciudad Real. Su firme mixto, compuesto de asfalto y zahorra compactada, transita por el medio natural del Valle del Tajo. Además, pasa por parajes como el embalse de Azután, las dehesas de El Arco o el Valle de San Martín.

Para llegar hasta allí lo mejor es ir hasta el Puerto de San Vicente. Si no se dispone de vehículo propio se puede coger un autobús de la empresa “La Sepulvedana”. También es posible, con bastante antelación, solicitar a RENFE que efectúe una parada en alguno de los trenes que se dirigen hacia Extremadura y Portugal en la estación de Calera y Chozas. Desde aquí, a 380 metros de altitud, se inicia el recorrido.

Durante el trayecto, el paseante deberá pasar por túneles que todavía no están iluminados, hecho que si bien estimula los sentidos y provoca agradables sensaciones, nos obliga a ir provistos de linternas o lamparillas frontales para evitar caídas o sobresaltos.

Naturaleza y entorno en la Vía Verde

Estaciones abandonadas que dan un curioso aire nostálgico a la vía, viaductos y túneles nos rodean a lo largo del camino cuya fauna y flora regalarán el olfato y la vista del caminante o ciclista. Un camino rodeado por paredes de pizarra jalonadas de espesos matorrales, trozos de denso bosque mediterráneo, cotos de caza, dehesas, y bolos graníticos de inmensa belleza. Ovejas, liebres, conejos, rapaces y ciervos pueblan el lugar casi como únicos habitantes.

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