Tanto para los más avezados como para principiantes, niños o no tan jóvenes, el Valle de Benasque ofrece posibilidades para todos. Actividades “radicales” son aquí deportes al alcance de cualquiera. Quién no es consciente de la preparación que requiere la alta montaña y sus nieves perpetuas, los conocimientos para practicar parapente, rafting o descenso de barrancos. Pues bien, lejos de ofrecer esas posibilidades “al filo de lo imposible”, en el valle son opciones adaptadas a todos los visitantes. Busca alojamiento conforme a tus gustos en el Valle de Benasque, y no te pierdas la oportunidad de vivir tu particular aventura en el Pirineo.
Parapente
Castejón de Sos, entrada natural al Valle de Benasque, tiene el clima perfecto para practicar parapente. Desde 1985, cuando se fundó aquí la primera escuela de parapente de España, el vuelo libre es una de las actividades referentes y que más visitantes atrae el Pirineo Aragonés. Parapente, ultraligero o avioneta a precios familiares para que nadie se quede fuera de probar una experiencia única. Por unos 80€, cualquiera puede disfrutar de la espectacularidad del vuelo en parapente a 1400 metros de altura, y de las vistas de pájaro bajo la experta supervisión de un instructor.
Sea cual sea tu motivación, sin conocimientos previos, con instructores titulados y con toda la seguridad que ofrece una sólida experiencia de más de 20 años, el vuelo biplaza en parapente esta a la alcance de tu mano. El vuelo en tándem, con un parapente biplaza, es apto para prácticamente todas las personas, desde niños hasta gente mayor (en TándemTeam hemos volado con niños de 6 años hasta 77 años). Para poder volar en biplaza no hace falta estar en una forma física especial. Sin embargo, si tienes alguna discapacidad no dudes en comentarlo con los instructores.
Ultraligero
Los vuelos con ultraligero en montaña es una de las experiencias más impresionantes y gratificantes que puede experimentar un piloto. El paisaje agreste y lleno de contrastes, las laderas nevadas, los bosques, los pueblecitos perdidos, los impresionantes cañones, son algo que se grabara en nuestra memoria y nunca podremos olvidar. Pero para aquellos que aman la montaña y la recorren a pié, subiendo y bajando sus cumbres, el placer del vuelo es mucho mayor. Poder recorrer un valle entero y atravesar un collado, volando velozmente, cuando otras veces ha costado horas y horas de esforzada caminata. Pasar rozando una cima e intercambiar un breve saludo con unos solitarios montañeros que han comenzado su marcha.
El aeródromo de Castejón de Sos, es también el punto de partida ideal para descubrir los Pirineos a mayor altitud. Y es que tiene una situación estratégica en un entorno natural de gran belleza que permite alcanzar en pocos minutos de vuelo las pistas de montaña de la vertiente francesa. A bordo de una aeronave biplaza, se logran sensaciones únicas en un espectacular vuelo que cuenta con todas las garantías y exigencias de seguridad.
Esta singular propuesta turística se abre por primera vez al público más general, gracias a una adecuada política de precios y avalada por 12 años de experiencia en vuelos particulares, formación y prácticas de pilotos, y ahora, como una opción más para el visitante. Disfrutar de esta exclusiva e inolvidable aventura puede hacerse desde 60€ euros por persona en un vuelo que dura casi media hora.
Rafting
Hay unos 20.000 usuarios de rafting y deportes acuáticos. Estas actividades se desarrollan en el Ésera, el rio con el caudal más estable de España. Y para garantizar que la práctica de este deporte se realiza en condiciones óptimas y respetando al medio ambiente, existe firmado un convenio con Acciona. Surcar las aguas del río Ésera es una realidad también para los más pequeños. Campo, a orillas de este río pirenaico, se convierte en el lugar perfecto para practicar esta actividad a partir de los 30€. La ruta para las familias “La Silla” permite a pequeños y mayores disfrutar del descenso y superar los obstáculos que presenta el río, gracias a la ayuda de un guía experimentado de la escuela de Rafting.
Senderismo en Cerler
Otra opción esta temporada es la que ofrece la infraestructura de la estación de esquí de Cerler. Subiendo por el telesilla del Ampriu, (un recorrido de 40 minutos ida y vuelta), se llega a los casi 2.300 metros. Un auténtico balcón natural con las mejores vistas de las cumbres más altas de la cordillera, como las del Aneto, Maladeta, Posets o Perdiguero y el Parque Natural Posets-Maladeta. Este telesilla es el punto de partida para aquellos que quieran iniciar las excursiones y senderos desde una cota alta, al igual que para los amantes de la bicicleta de montaña, que pueden acceder a senderos señalizados y acondicionados.
Otras posibilidades ya muy afianzadas en el Valle son también la escalada, ciclo turismo y bici todoterreno, cayak, quads, paseos a caballo, golf, o pesca y caza (captura y suelta), entre otras actividades de aventura. Pero sin duda, la opción única, dado el espectacular enclave, es el senderismo. Acercarse a los glaciares más meridionales de Europa y rozar las cumbres de los picos más altos del Pirineo, es una posibilidad no sólo al alcance de montañeros experimentados. Las diferentes rutas adaptadas a mayores y pequeños por el Parque Natural Posets-Maladeta ofrecen una experiencia auténticamente de alta montaña.
“Alta montaña” para toda la familia
El Paseo al Ibón de Villamuerta es fácil de hacer y la meta no puede ser más espectacular: un lago de origen glaciar. Tiene una duración de media hora (ida y la vuelta). Otra ruta de especial interés es el Sendero Botánico. Circular y de corto recorrido, con un desnivel de 130 metros, es totalmente apto para hacer con los pequeños, que además, aprenderán curiosidades sobre las especies vegetales gracias a la interpretación de las mismas situada a lo largo de todo el recorrido. El trayecto transcurre por un paisaje virgen, acompañado del sonido continuo del río y las espectaculares cascadas Gorgas de Alba. Una ruta fácil y amena para pasar un buen rato en familia.
Otra ruta, la del embalse de Llinsoles, se puede hacer hasta con el carrito del bebé. En bici o a pie, las vistas merecen el paseo. Por último, la del Forau de Aigualluts, que si bien no es la más sencilla, es una excursión amena, con subidas y zonas más llanas. Durante el trayecto es fácil ver marmotas y otros animales, así como observar flora única y las nieves perpetuas del Aneto. El broche final es insuperable: el “Forau”, una espectacular sima a donde van a parar, en forma de cascadas, aguas del deshielo de los glaciares, y que discurren por un canal subterráneo de 4 km hasta desembocar en el vecino valle de Arán.
La oferta, por tanto, se presenta variada, singular y abierta a todos los visitantes del valle, que además podrán disfrutar de su estancia alojándose en hoteles, casas rurales o campings de amplia variedad y tipología, y podrán deleitarse con la rica oferta gastronómica de la zona, conocida por sus carnes, quesos y setas de gran calidad.
Además, sumándose a las actividades estivales, la estación de esquí de Cerler abre al público el telesilla del Aneto en horario de 10.30 horas a 17.30 horas. A su llegada, a casi 2.300 metros, se accede a un auténtico balcón natural que ofrece las mejores vistas de las cumbres más altas de los Pirineos, como las del Aneto, Maladeta, Posets o Perdiguero y el Parque Natural Posets-Maladeta. Este telesilla será el punto de partida para aquellos que quieran iniciar las excursiones y senderos desde una cota alta, al igual que para los amantes de la bicicleta de montaña, que podrán acceder a senderos señalizados y acondicionados.
Así mismo, Aramón Cerler ofrece siete rutas de senderismo de distintas dificultades como al Pico Cerler, Punta Cogulla, Rincón del Cielo, Ibón de Basibé o Pico Gallinero, entre otras. Además, en determinados puntos de los recorridos, hay instalados miradores como el del Pico Cerler o el Pico Gallinero, desde donde reconocer las montañas que rodean a la estación y al valle de Benasque.
Como novedad, desde la comarca de la Ribagorza se ha señalizado una ruta de BTT que discurre entre la cota superior del telesilla del Aneto y Castejón de Sos. Son casi 20 kilómetros y 1.410 metros de desnivel, con un recorrido apto para todos los públicos ya que no exige casi pedalear.
Dónde estamos y qué visitar
El Valle de Benasque está situado al noroeste de la provincia de Huesca (Comunidad de Aragón), a poco más de 100 Km de la capital de la provincia. Tiene conexiones viales con Lérida (133 Km), Zaragoza (220 Km) y Barcelona (300 Km), todas ellas bien conectadas con la red estatal e internacional de autopistas y ferrocarriles.
Ocupa la cuenca alta del río Ésera. En su territorio se encuentra el Parque Natural Posets Maladeta, que alberga la mayor concentración de “tres miles” del Pirineo: Aneto (3404 mts), Posets (3375 mts), Perdiguero (3221 mts), Maladeta (3354 mts), todos ellos con glaciares -los pirenaicos son los únicos que se pueden observar en España-. Forman parte de los Monumentos Naturales de los Glaciares Pirenaicos, que constituyen un singular y valiosísimo patrimonio que agrupa 30 aparatos glaciares (13 glaciares en sentido estricto y 17 heleros) en los macizos Infiernos, Monte Perdido, Posets y Maladeta, destacando por su extensión los glaciares de Aneto (con 99 hectáreas, el más grande de todo el Pirineo) y Maladeta (macizo que por sí solo encierra la tercera parte de la extensión glaciar pirenaica), ambos en el Valle de Benasque. En total, 438 hectáreas de hielo.
Los ibones, lagos de origen glaciar, igualmente son numerosos, destacando el de Cregüeña, con 1500 mts. de longitud y 500 m de anchura. Otros destacados son los de Vallibierna, Batisielles, Barbarisa, Perramó. Únicos en la Península Ibérica, los glaciares pirenaicos son las masas de hielo más meridionales del continente europeo, y en Aragón constituyen el último ecosistema no modificado por el hombre. Se conservan en circos enriscados entre abruptas paredes rocosas, al amparo de cumbres que superan los 3.000 metros. Su singularidad y fragilidad les han hecho merecedores de un elevado interés científico, cultural y paisajístico. Entre otras cosas, los glaciares constituyen un importante laboratorio ambiental y un valioso sensor de la evolución del clima.
Valles secundarios de la zona son el de Eriste, Vallibierna, Cregüeña, Lliterola, todos ellos poblados por una flora y fauna que enriquece aún más si cabe el entorno geográfico donde se encuentran bosques de pino silvestre, roble y abeto, abedul y pino negro (de 1500 a 2200 mts) y praderas y bosque alpino. En alturas superiores, forman parte fundamental de la vegetación, que no obstante ofrece numerosas especies de árboles y arbustos. Las flores son abundantes y ocupan todas las altitudes del valle.
La fauna es igualmente muy variada: ardillas, armiños, corzos, marmotas, nutrias, águilas, alimoches, milanos, y diversidad de otros pájaros. No obstante, las auténticas joyas del valle son la perdiz nival, el quebrantahuesos, muy escaso, el desmán de los Pirineos y el rebeco, además de la Parnassius Apollo Pyrenaica, hermosa mariposa de los Pirineos.
A la belleza natural en el Valle de Benasque cabe sumar la creada por el hombre, una belleza artística que se extiende por todos los pueblos y tierras. Se conservan muchas muestras del románico-lombardo en ermitas e iglesias y sobre todo una arquitectura popular de gran riqueza, con casas solariegas. En el valle se mantiene muy vivo el patués, variedad de la lengua aragonesa. Es casi una reliquia ya que está entre las lenguas con menos hablantes del mundo.