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Torrelaguna y alrededores

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Torrelaguna, Torremocha, Patones, El Vellón. Cuatro enclaves entorno al Jarama que permiten disfrutar del arte, de la aventura de la gastronomía. Una, cuna de famoso Cardenal, otra sede de un particular museo, aquélla territorio de un singular reino y la última, junto con la anterior, lugares favoritos de los amantes de la escalada deportiva. En un estrecho círculo se extienden estas poblaciones, no muy grandes, más bien recoletas, a excepción de Torrelaguna, cuyo señorío decadente le hace mostrar cierta solera al mirar altiva las nuevas edificaciones de sus alrededores

Y no es para menos. Pues aquí nació el famoso Cardenal Cisneros y su impronta se deja ver por toda localidad, especialmente en la monumental Plaza Mayor, donde el antiguo Pósito hace hoy las veces de consistorio. La iglesia de Santa María Magdalena es quizá el monumento más altivo. Sus soberbias dimensiones parecen «tomar» la plaza y todo aquello que pase por ella. Por ello, hay que «respirarla» con calma.

Primero desde el Pósito. Desde esta óptica la mirada comenzará desde el suelo y terminará el el cielo, buscando algunos de los más bellos detalles que presenta la estampa.

Una factura firme, orgullosa, que se mantiene en todo momento altiva a pesar de la multitud de miradas.

Tal vez, la pequeña escalinata del ayuntamiento, permita al viajero tomar aliento y descansar unos minutos ante tal desafío.

Será entonces cuando, tras un pequeño descanso y un buen vaso de vino, los pasos se encaminen a visitar el interior del templo, de mayor solera, si cabe.
Y es que la iglesia fue construida en la etapa de mayor esplendor de la villa, en el siglo XV. Por supuesto, que su hijo más ilustre, el Cardenal Cisneros, tuvo mucho que ver con ello.

Pero, mucho antes, estas tierras fueron codiciadas por los romanos que denominaron al lugar Barnacis. Y posteriormente, los árabes eligieron el lugar y los alrededores para construir una serie de atalayas o torres (de ahí el nombre de Torrelaguna), formando un importante corredor defensivo en torno a la vega del Jarama.

Torrelaguna, Iglesia (Comunidad de Madrid)
Torrelaguna, Iglesia (Comunidad de Madrid)

Las torres tenían una doble función. Por un lado proteger al caminante y, por otro, avisar de la llegada de infieles. De esta manera, por medio de fuegos o espejos, se anunciaba la invasión cristiana. No obstante, fue la época de Cisneros la de mayor esplendor.

A pesar del asedio sufrido en diferentes guerras, especialmente la francesa y la desamortización, Torrelaguna sigue siendo monumental villa de viejo pasado.

Buenos asados y un derroche de arte decadente que no ha perdido un ápice de su orgullo se deja entrever.

No hay que marcharse de Torrelaguna sin saber que aquí murió el poeta Juan de Mena, al caer de un caballo. Sus restos se encuentra en la iglesia de Santa María. Pero también aquí vivió Santa María Toribia, la mujer de San Isidro, patrón de Madrid.

Cuenta la tradición que corría cierto rumor acerca de María Toribia (Santa María de la Cabeza), pues se decía que no llevaba buena vida mientras su marido estaba en Madrid. Dadas la habladurías San Isidro regresó a la antigua aldea de Caraquiz, donde vivían. Al regresar, María extendió su manto y atravesó el río por la superficie. El santo pidió perdón a su cónyuge por haber desconfiado de ella.

Con recuerdos y leyendas del pasado, Torrelaguna queda atrás poniendo la mirada en la carretera que se dirige en dirección a Torremocha. Por su proximidad a Torrelaguna el viajero también comprobará la rúbrica de Cisneros en su iglesia. Pero, justo antes de entrar al pueblo al tomar el desvío en dirección a su casco urbano, un curioso complejo de edificios llamará la atención del visitante. Tractores , carros, trillos, arados…. Un buen número de aperos de hace unas cuantas décadas conforman una exposición al aire libre de lo que se ha denominado Museo de la Agricultura.

De nuevo, en la carretera principal, el trayecto conduce hacia Patones de Abajo, cuyas recientes edificaciones se dejan ver. Es un pueblo relativamente nuevo y producto del traslado de los habitantes de Patones de Arriba a este nuevo emplazamiento.
Curioso es saber que durante siglos el pueblo de Patones se resistió a cualquier tipo de invasión e imposición, llegando a tener rey propio durante siglos, hasta finales del siglo XIX, en el que los habitantes comenzaron a abandonar el lugar instalándose muchos de ellos en lo que actualmente se denomina Patones de Abajo.

Desde aquí, una tortuosa carretera conduce a Patones de Arriba. Es entonces cuando el visitante comienza a comprender el por qué de su aislamiento de la sociedad durante siglos. La tradición oral asegura que en estos agrestes parajes, la vecindad de Patones pasaba inadvertida de cualquier administración. Y, cuando algún gobernante se «acordaba» de ellos (generalmente para hacerles pagar impuestos), éstos hacían caso omiso. Y hasta se dice que el rey de Patones llegó a dirigir una carta a Carlos III en la que versaba: «Del rey de Patones, al rey de la España»

Leyenda o realidad, lo cierto es que, hasta hace unas décadas, el pueblo estaba sumido en la ruina. Fue entonces cuando comenzaron a restaurarse algunas casas. Hoy día, su singular emplazamientos, su arquitectura, maquillada por trabajos de restauración y el auge del turismo rural, hacen de patones uno de los lugares más visitados por los madrileños los fines de semana.

De nuevo en Patones de Abajo el itinerario continúa la carretera. El visitante habrá observado que, desde el abandono de Torrelaguna, numerosas indicaciones y enormes tuberías recuerdan constantemente la presencia del Canal de Isabel II. El siguiente punto es el Pontón de la Oliva, al que se accede por un estrecho desvío a escasos kilómetros de Patones.

La presa del Pontón de la Oliva, tiene la gracia de ser el primer lugar desde donde se trajo agua del Lozoya a Madrid, mediante setenta y seis kilómetros del Canal de Isabel II. Corría el año 1858. Hay ya en desuso se puede ver la obra en toda su magnitud. Es paraíso de escaladores deportivos y espeleólogos, pues aquí se encuentra la Cueva del Reguerillo.

Justo al llegar a la Presa, se puede dejar el coche en un pequeño aparcamiento. Enfrente, parte un camino que permite observar la presa y realizar un pequeño recorrido y observar a algunos escaladores o bien tomar una pista mal asfaltada a la derecha.
Es una vía de servicio del Canal de Isabel II, que permite dar agradables paseos.

Si Patones es uno de los lugares de escalada deportiva tradicional en la Comunidad de Madrid, también resuena en los oídos de los «amantes de las paredes» El Vellón. Pero el nombre puede producir equivocación en el itinerario. En este caso hay que retomar las huellas pisadas hasta Torrelaguna, donde se toma la carretera que conduce hasta el pueblo de El Vellón, con una curiosa iglesia y ayuntamiento. Pero si de verdad se quiere llegar a la zona de escalada o dar agradables paseos, el mejor acceso se realiza por Pedrezuela, famoso por los suculentos asados que se sirven en sus restaurantes. De aquí parte una carretera. A escasos kilómetros, a la izquierda una barrera impide el paso a la zona. Será aquí donde se dejará el coche. A escasos metros se encuentra el embalse. Las vías para escalar se sitúan a la derecha.

Cómo llegar:
El término municipal de Torrelaguna se encuentra al Nordeste de la provincia de Madrid, lindando con la vecina Guadalajara.
A una distancia de 58 km de la ciudad de Madrid. Acceso por la carretera N-I (Madrid – Burgos) en Venturada, tomar un desvío a Torrelaguna.

Donde dormir:
Posada del Camino Real. Casona de hechuras hidalgas, que ofrece al transeúnte, la ocasión de disfrutar de su gastronomía, en el agradable ambiente de sus salones, a los que se accede a través del Patio, porticado y claustral, de sus caldos en la oscuridad monacal de su Cueva y el descanso y relax de cuerpo y mente que proporcionan sus 14 habitaciones como también su servicio de Sauna y Jacuzzi. Calle San Francisco, 6. Tel.: (+34) 91 843 00 03

El Zaguán de la Villa. Situado en el conjunto Monumental de Torrelaguna, en la Plaza Mayor, este Alojamiento rehabilitado en 1999 sobre un edificio del siglo XVII, consta de 4 estancias independientes, cada de ellas distribuidas en salón-comedor, cocina equipada, dormitorios y cuarto de baño. Una de las estancias está adaptada para minusválidos. Plaza Mayor, 8. Tel.: (+34) 91 843 19 24

Visitas:
Ermita de la Virgen de la Soledad del siglo XVIII, En su altar se encuentra la imagen de la Virgen, del año 40, ya que la original desapareció con la invasión de las tropas de Napoleón, durante la guerra de la Independencia.

Ermita de San Sebastián, Edificio del siglo XV, de estilo gótico.

Hospital de la Santísima Trinidad Conjunto reconstruido en el siglo XVII, despues de su contrucción del siglo XV aprovechando la antigua mezquita y sinagoga.

Iglesia Parroquial de Santa María Magdalena Uno de los mejores exponentes del gótico madrileño. Comenzó a edificarse bajo su forma actual en el siglo XV, continuando las obras durante toda la centuria siguiente, rematada ésta por el cardenal Cisneros, natural de esta villa.

Murallas. Levantadas por los vecinos utilizando como fosos los arroyos naturales de Malacuera y Matarchivos durante los siglos XI y XII.

Ermita de San Miguel o de la Buena Dicha De estilo barroco clacisista, y actualmente la ermita del cementerio.

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