Llámalo antiguo, nuevo, o una mezcla de ambos. La ciudad de Tallin es el destino ideal para una escapada, sea romántica o familiar. Al fin y al cabo, estamos hablando del país que inventó Skype.
¿Encantadoramente medieval o increíblemente moderna? Averiguar cuál de estas dos frases describe mejor la ciudad de Tallin, puede resultar un arduo trabajo. Por un lado, el orgullo de la ciudad es la Ciudad Vieja, un precioso barrio con calles centenarias que parecen recién salidas de un cuento. Por otro lado, en esas mismas calles de la Ciudad Vieja y en el mismo ambiente, restaurantes, cafés y discotecas de lo más modernas hacen de esta ciudad un lugar donde disfrutar. Y junto a todo esto, sus tiendas, los hoteles de lujo y, por si fuera poco, la última tecnología. Porque de eso no le falta a la capital de Estonia. De hecho, si decides viajar hasta este pequeño punto del mapa, puedes pagar el parking con tu teléfono móvil.
El Barrio de la Ciudad Vieja
Sinuosas calles adoquinadas y farolas de hierro. Chapiteles góticos y mercados medievales. Capuccino y wi-fi. Por si aún no te has dado cuenta, estás en la Ciudad Vieja de Tallin, una mezcla perfecta entre lo antiguo y lo moderno. Construido entre los Siglos XIII al XVI, este barrio de coloridas casas, patios medio escondidos y grandiosas iglesias es, y con razón, la mayor atracción turística de la ciudad. Y el hecho de que esté cuidadosamente rodeado por muros, no hace sino darle un mayor aspecto de ciudad de cuento de hadas.
El pintoresco Ayuntamiento de la Ciudad se ha convertido durante los últimos ocho siglos, en el centro indiscutible de la Ciudad Vieja. Rodeado por elaboradas casas de mercaderes, este barrio es un imán natural para los turistas que disfrutan el verano en sus terrazas.
Durante el medievo, el Ayuntamiento servía como punto de encuentro de comerciantes y ciudadanos. En su centro, todavía podemos encontrar una baldosa de piedra con la rosa de los vientos tallada en ella. Desde este punto, además, podemos ver la punta de los cinco chapiteles de la Ciudad Vieja. En el lado Este de la plaza se sitúa el ayuntamiento de estilo gótico y construido entre 1402 y 1404, el único en perfecto estado de conservación del Norte de Europa. Y a lo más alto de su chapitel, de 64 metros de altura, se sitúa la veleta coronada por Old Toomas, el símbolo de Tallin.
Sitios de interés en Tallin
Entre los edificios de interés de la Ciudad Vieja encontramos la Farmacia del Ayuntamiento, que data de 1422 y es la más antigua farmacia de Europa todavía en funcionamiento. Asimismo, la Iglesia de St. Olav construida entre 1549 y 1625, es otro de los mayores reclamos turísticos. Esta iglesia esconde las mejores vistas de la ciudad de Tallin. También el Callejón de Santa Catherina, está incluida en la ruta más recomendada. Posiblemente es la calle más fotografiada de la Ciudad Vieja, lugar donde podemos encontrar multitud de tiendas de artesanía.
Si decidimos optar por visitar todo lo anterior por la mañana, tras comer no nos quedará otra opción que descansar. Y qué mejor que respirar historia sentados en uno de los numerosos cafés de la zona. Algunos de los más famosos son Chocolaterie, en el Patio de los Maestros o Kehrweider, en la plaza del Ayuntamiento.
Paisajes indescriptibles
Como cualquier ciudad medieval respetable, Tallin también presume de contar con pasajes subterráneos. Más concretamente, con el sistema de túneles defensivos construidos en el año 1600, durante la época de gobierno sueco. Algunos de los túneles fueron olvidados, mientras que, de otros, siempre se tuvo conocimiento de su ubicación. En particular de los que corren por debajo de las Colinas Harju y Linda, que abrirán al público en octubre de este año.
Pero los tesoros de la ciudad no acaban aquí. Tallin tiene su colección de espectros, fantasmas y lugares encantados. Así que si eres de lo que cree en esas historias, esta es tu ciudad encantada por antonomasia. La Ciudad Vieja, incluso cuenta con su propio fantasma en la calle Vaimu, cuyos residentes, hace siglos pensaban que estaba encantada.
Historias más recientes, de en torno a 1900, cuentan que se han visto monjas espectrales en el colegio Gustav Adolph y una figura de monje bebiendo vino, en la Torre de la Doncella. Sin embargo la casa encantada más famosa de la Ciudad Vieja, se encuentra en la calle Rataskaevu 16, en la que las leyendas insisten en contar que el demonio asistió a una boda. En cualquier caso, el lugar ha estado siempre conectado con extraños sonidos nocturnos, ruidos de fiesta y misteriosos pasos en la escalera de madera…
Para algunos, Tallin es una ciudad pequeña que en su mayor parte puede ser explorada a pie, sin necesidad de tomar el autobús o taxis. La gran parte de visitas culturales, tiendas o restaurantes se encuentran situados en el centro de la ciudad, por lo que encontraremos multitud de cosas que hacer allí. Aunque hay que tener en cuenta las visitas que podremos disfrutar en otros barrios como son Kadriog con su museo palacio y su parque y Pirita donde podremos visitar el museo Kumu, el Jardín Botánico de Tallin o el Convento de St. Bridget.
Sin embargo, cualquier visitante que quiera desconectar, debe saber que esta ciudad ofrece también planes para relajarse: dejándose mimar en alguno de sus balnearios o spas o, si el tiempo lo permite, dando un tranquilo paseo por sus parques o por su playa. Sea cual sea la Tallin que estás buscando, la moderna y divertida o la tranquila y romántica, sus puertas estarán siempre abiertas para recibirte.
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