En una provincia con tanta historia –y casi 150 cofradías- la Semana Santa gaditana ha tamizado todos los aconteceres y en ella se refleja desde de la tardía conquista cristiana de Al-Andalus hasta la huida de Gibraltar con las imágenes a cuestas.
Hay procesiones de lujo, austeras, con escenas dramáticas, curiosas y con rivalidades cofrades ancestrales. La Pasión de Cristo convertida en una manifestación de fe y también en un espectáculo propio de las mejores coreografías en las que no falta la ambientación: la música y el silencio, el olor a cera derretida, a incienso y a flores recién cortadas, porque la vida termina y empieza de nuevo.
Por eso, contemplando una procesión de la Semana Santa gaditana, no se han visto todas. Desde el siglo XVI, esta manifestación religiosa ha generado esculturas, bordados, música, orfebrería, vestimentas y hasta un modo de llevar los pasos, que forman ya parte del patrimonio cultural más bello de la provincia.
Desde 1488
Como en toda Andalucía, la Semana Santa gaditana se caracteriza por la sucesión de procesiones de las diferentes hermandades desde el domingo de Ramos hasta el domingo de Resurrección, algunas tan antiguas como la del Mayor Dolor de Jerez, fundada por zurradores, zapateros y curtidores en 1488 ó la de la Veracruz de Cádiz que data de 1566 y otras tan multitudinarias como la de La Palma que cuenta en la capital con más de 3.000 hermanos.
Imágenes que bailan y corren
En Alcalá del Valle destaca el Domingo de Resurrección, caracterizado por el desfile de hornazos y la “Carrerita de San Juan”, en la que el Santo recorre a gran velocidad las calles del pueblo hasta encontrar a la Virgen para avisarle de la Resurrección de su hijo. En Torre Alháquime son mujeres quienes lo transportan y cuando se produce el encuentro, las imágenes bailan al compás de la música y de los aplausos del público.
Díaz Franzón destaca igualmente “La Borriquita viviente” de Alcalá de los Gazules en la que unos 80 niños vestidos como hebreos salen en procesión el domingo de Ramos. Y recuerda que en algunos pueblos como Vejer de la Frontera continúa vigente la antigua tradición de ofrecer a los nazarenos “roscos” y “pan duro” (rebanadas de pan abizcochado con almendras y especias) tras la recogida de la procesión. Otra particularidad –sigue relatando Ana Díaz- es la existencia de imágenes articuladas como ocurre con los nazarenos de Conil de la Frontera y de Arcos.
En Setenil de las Bodegas goza de gran arraigo popular la singular competencia entre las dos hermandades, la Santa Vera Cruz (los blancos) y Nuestro Padre Jesús (los negros). La escisión de la hermandad primitiva tuvo lugar a finales de 1.700 “pero las cofradías siguen poniendo todo su empeño para que sus respectivas procesiones luzcan con mayor esplendor”.
En San José del Valle destaca la representación teatral de la Pasión de Cristo y las salidas procesionales y en Benaocaz, el Viernes Santo tiene lugar la procesión de la Pasión, compuesta por siete pasos con gran tipismo en su recorrido.
El pueblo que nació en procesión
San Roque celebra otra Semana Santa con una identidad muy clara. De hecho, se comenta que el pueblo “nació en procesión” en alusión a la huida que protagonizaron los ciudadanos de Gibraltar en 1704 con sus imágenes acuestas hasta la ermita de San Roque, en la que fundaron el pueblo. Otro de los reclamos de San Roque es su procesión Magna del viernes Santo cuando salen en procesión catorce pasos diferentes que representan la Pasión de Cristo, junto a un escuadrón de romanos a caballos por el Conjunto Monumental Histórico-Artístico.
También es muy característica en San Roque la procesión del Encuentro del jueves Santo en la que la Virgen de los Dolores y Jesús Nazareno realizan distinto recorrido hasta encontrarse en la plaza de Andalucía hacia las once de la noche mientras que un sacerdote comenta desde un balcón el pasaje del santo encuentro entre Jesús y su madre.
Cabe resaltar que en la comarca del Campo de Gibraltar, la Semana Santa se implantó más tarde porque hasta el siglo XVI no se completó la reconquista cristiana en esta comarca. “En Tarifa es célebre el encuentro del jueves santo entre los pasos de la cofradía del Nazareno y se mantiene –apunta la historiadora- la antigua costumbre de los sermones públicos”.
Judas y los toros, símbolos del mal
El Domingo de Resurrección es muy especial en la provincia –resalta Ana Gómez- sobre todo en la Sierra y en La Janda, donde además de las procesiones del Resucitado “se celebran varias manifestaciones populares de carácter festivo como las fiestas de los toros o la Quema del Judas en Conil. En Bornos prolongan el acto con actuaciones musicales y el tradicional Búcaro de la suerte, donde cada sorbo de licor va acompañado de un deseo”.
Ana Díaz explica que tanto Judas como el Toro representan el Mal pero mientras que al primero se le destruye, del animal se huye. El domingo de Resurrección se suelta el “toro embolao” en Los Barrios y en Vejer, y el del “Aleluya” en Paterna y en Arcos de la Frontera, donde los más valientes se atreven a correr delante de dos reses bravas y los más tranquilos disfrutan de la fiesta asomados a los balcones y a las azoteas.
Estas y otras muchas curiosidades se encuentran en el amplio trabajo de investigación que esta historiadora sanluqueña ha desarrollado sobre la Semana Santa gaditana.
En la provincia de Cádiz destaca Jerez de la Frontera por la gran cantidad de cofradías porque cuenta con 31, seguida de cerca por Cádiz con 28. San Fernando tiene 20, La Línea 15, Sanlúcar 13, El Puerto de Santa María con 11 y Arcos de la Frontera con 10.
En Cádiz capital no hay que perderse el jueves por la noche el Nazareno y la noche siguiente la Buena Muerte. En Jerez “el Prendimiento” y la “Amargura”.
Ana Gómez dice que algunas cofradías han optado por recuperar la primitiva austeridad de la Semana Santa, como la del “Nazareno” de Chiclana o la de la “Salud, Amor y Sacrificio” de Jerez, donde los nazarenos no llevan antifaz sino el antiguo capuz. Una vuelta a los orígenes de una Semana Santa que se puso barroca en el siglo XVIII, cuando se multiplicaron los pasos y se convirtieron en protagonistas indiscutibles de las procesiones.
Añade que de Sanlúcar de Barrameda es muy particular cargar los pasos “al cincho” y utilizar “la chasca”, un instrumento de madera semejante a una castañuela que se utilizar para reiniciar y parar la marcha.
De interés turístico
Muchas de ellas están declaradas de interés turístico nacional como las de Jerez o Arcos de la Frontera, donde los pasos apenas si caben por las calles estrechas y empinadas, pero la Junta de Andalucía considera de interés turístico la Semana Santa de una veintena de pueblos gaditanos.
En Arcos, “son muy particulares los armaos, cuadrillas de romanos que se remontan al siglo XVIII cuando salieron por primera vez acompañando a Jesús Atado a la Columna” resalta la investigadora.
También le llama la atención la imagen del Niño Jesús, traída desde Roma en 1764 que sale el Viernes Santo en una escenificación alegórica y premonitoria de su muerte en la cruz y el domingo, que sale resucitado, vestido de gloria.
Por la solemnidad de los pasos, por el recogimiento del público o por los espontáneos que cantan saetas en medio del silencio, cada procesión es una puesta en escena única y diferente.
Todas las oficinas de turismo de Cádiz de las grandes ciudades cuentan con recorridos y horarios de las procesiones de la Semana Santa gaditana que de forma simultánea recorren el casco antiguo de sus respectivos municipios.
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