Ir a República Dominicana es respirar libertad y pasear por la calle más antigua de toda América. Visitar este país es introducirse en el paraíso.
Cristóbal Colón y los mejores cigarrillos del mundo, dieron lugar a la historia de República Dominicana. Este es un país que enamora, que llena. Es el más completo del Caribe y no solo tiene sol y playa. Entre sus secretos se esconde la calle más antigua de de toda América. Pero, para aquellos a los que esto les parezca poco, las iguanas, los valles cerrados y la gente más hospitalaria se encuentran en este sitio.
La libertad de República Dominicana
El aire que se respira en “Santo Domingo”, que es como mucha gente llama al país, es muy especial. Además de oxígeno, tiene merengue y bachata. Sonido que te acompaña por todas partes. Estés donde estés Zacarías Ferreira o Anthony están siempre contigo. Igual que el “ronsito”, Barceló o Brugal, que se toma como agua pero que es mucho más sabrosón. Y algo que nunca se olvida de la República es la fruta: el mango, la papaya y la piña de pan de azúcar son manjares que dejan huella para siempre.
Un lugar donde volver
Si recorres la República Dominicana, regresarás. Los atardeceres en Bahía Rincón, una de las cinco mejores bahías del mundo, son una experiencia mística. Un momento que deja, a quien tiene la oportunidad de disfrutarlo, sin palabras.
Además, convivir con los dominicanos te enseña otra forma de ver la vida. Viven con el sol y la noche. El clima les acompaña y la exuberancia del paisaje y la naturaleza es parte de su personalidad. Bailan, aman y ríen. Quizás porque se encuentran en la tierra del paraíso. Quizás, porque aquí todo es de color.
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