Viajar por carretera con el vehículo propio otorga una libertad a la hora de conocer nuevos lugares nada comparable si se utilizan los transportes públicos. Para conocer Marruecos de la mejor forma posible, la mejor opción es llegar en ferry desde la península con el vehículo particular y recorrer, después, las mejores rutas que previamente se han debido planificar para evitar perderse los rincones más exóticos e interesantes.
Conducir en Marruecos es sencillo y una excelente forma de descubrir este impresionante país. Para no tener que hacer un gasto extra en un vehículo de alquiler, la mejor opción es cruzar en ferry a Marruecos desde la península con el propio coche. De esta forma, se tendrá plena libertad de movimiento y se podrá descubrir rincones y parajes insólitos que no son frecuentados por el turismo de masas.
Para que el viaje transcurra sin incidentes y se disfrute plenamente, es aconsejable seguir estos consejos para viajar por carretera en Marruecos.
Documentación necesaria
Para no tener problemas en Marruecos, al igual que ocurrirá en cualquier otro país, es imprescindible conocer los documentos que hay que llevar.
Los turistas con nacionalidad española necesitan contar con pasaporte con una fecha de validez superior a los 3 meses desde la llegada al país, aunque es recomendable que queden 6 meses hasta su caducidad. Además, será necesario rellenar la documentación de la aduana, que proporciona la policía marroquí al llegar al país o en el propio en ferry cuando se viaja en barco.
Por otro lado, para conducir por las carreteras marroquís hacen faltan los siguientes documentos: carnet de conducir en regla, no es necesario el internacional, ya que existe un acuerdo entre ambos países que exime de ello. Si se viaja con el vehículo propio, hay que añadir la documentación de circulación en regla, la carta verde y el documento de importación temporal del automóvil (3 copias).
Ser precavido y conducir despacio
Aunque conducir por Marruecos no presenta dificultad alguna, no quita que se trate de un país completamente diferente, con costumbres muy distintas, también a la hora de conducir.
En primer lugar, hay que considerar que muchos habitantes viven de una de forma más tradicional, por lo que cuando se conduce por sus carreteras se encuentran todo tipo de vehículos y otras cosas que ocupan la calzada. Es frecuente toparse con camiones lentos, ciclomotores, bicicletas, pero también con bueyes y burros tirando de carros, además de muchísimos peatones.
Hay que olvidarse de las prisas, pues son velocidades muy diferentes las que se manejan por estas carreteras, así que no hay que apresurarse a la hora de adelantar y estar completamente seguros de que el camino está despejado para no sufrir ningún percance.
Mantener la distancia de seguridad
Aunque esto parece una recomendación obvia y muy válida para conducir también en España, en realidad a lo que se quiere hacer referencia es a dejar bastante más distancia de lo que se dejaría circulando por carreteras europeas.
El motivo es que los marroquís son muy laxos con las normas de conducir y no señalizan sus cambios de dirección, por ejemplo. Es necesario, por tanto, estar muy atentos y disponer del suficiente tiempo de reacción. Para poder controlar las situaciones inesperadas que surjan, lo mejor es dejar muchos metros de distancia con el coche que se tiene delante.
No alterarse por los bocinazos
Como ya se ha comentado, se trata de un país diferente con unas costumbres a la hora de conducir muy distintas que, al principio, pueden perturbar. Es el caso del ruido. Las carreteras marroquíes son muy ruidosas y casi todo el mundo toca la bocina con demasiada frecuencia.
Aquí tocar la bocina puede significar multitud de cosas y hay que acostumbrarse, desde hacerle saber a los demás conductores que están allí a advertirle sobre el peligro, darle las gracias o meterle prisa para que se quite de su camino.
Al principio este caos puede resultar incluso intimidante, pero, de repente, como por arte de magia, se aprenderá su funcionamiento y se estará tocando la bocina como un auténtico marroquí. Como siempre, cautela al volante, ir más lento si aumenta demasiado el nivel de ruido, pero no agobiarse ni bloquearse.
Conclusión
Cuando se llevan unos cuantos kilómetros conducidos a las espaldas, se termina por aceptar que el secreto de la conducción en Marruecos está en la paciencia. Es un país donde no se corre mucho, en parte porque la mayoría de los coches no dan para más, en parte porque hay muchos controles de policía por las carreteras, en parte, porque no es necesario.
Hay que conducir con mil ojos, prestando especial atención cuando se está cerca de las ciudades y las grandes aglomeraciones de tráfico, ya que aparecen vehículo motorizados, y no motorizados, por cualquier sitio. A esto hay que sumarle la costumbre de los peatones de ir andando de un lugar a otro por los arcenes, por lo que cuanto menos se corra, mejor, más seguro y más se disfrutará de los espectaculares paisajes que ofrece este país.