El envejecimiento e ir cumpliendo años siempre van de la mano de cambios fisiológicos y orgánicos, y uno de los más apreciables es la pérdida de visión y las enfermedades oculares. Con el paso de los años, todo el mundo sufre cambios en su cuerpo que se traducen en mayores limitaciones para realizar tareas del día a día.
Comenzar a ver menos o tener problemas oculares es uno de esos problemas fisiológicos que más preocupan, pero gracias a la medicina es posible tratarlos a tiempo y ganar en calidad de vida. El envejecimiento es un proceso natural en el ser humano y en el caso de la vista, las anomalías visuales más comunes asociadas al paso de los años son la degeneración macular asociada a la edad (DMAE), la presbicia o la vista cansada, el glaucoma o las cataratas, entre otras.
La vista cansada es una anomalía muy común que aparece a partir de los 40 o 45 años. Con las cataratas y la edad ocurre algo similar, son más frecuentes en personas que sobrepasan los 50 años. El glaucoma, cuya detección a tiempo resulta vital para frenar la pérdida de visión, también tiene como principal población de riesgo a las personas mayores de 60 años.
Cada uno de estos problemas visuales requiere de un tratamiento específico que mejora la calidad de vida del paciente, pero el primer consejo es acudir al oftalmólogo de forma periódica para controlar la calidad de la visión y actuar con prevención ante posibles defectos visuales.
Aprovechar al máximo la visión restante: encontrar el mejor nuevo punto de vista
Una recomendación interesante en caso de sufrir problemas de baja visión y que ayuda a mantener el mayor grado de independencia, es intentar buscar el “mejor nuevo punto de vista”. Este punto de visión se conoce como locus retiniano preferido, o LRP.
El modo de encontrar el LRP es imaginarse que el objeto a visualizar se localiza en el centro de un gran cuadrante de reloj y a partir de ahí fijarse en qué momento se ve el objeto central con mayor claridad. Para localizar el LRP son necesarios consejos de especialistas en baja visión y oftalmólogos.
La baja visión representa una serie de retos importantes para las personas que la sufren, pero la solución no es tratar a estas personas con condescendencia ni exceso de ironía, sino apoyarles para que se adapten a esta nueva realidad y acepten los ajustes que deberán hacer para maximizar su independencia.
Rehabilitación visual: cómo hacer un mejor uso de la visión que resta
Una segunda dinámica a poner en práctica es participar en sesiones de rehabilitación visual, que consisten en hacer un “reset” total de la visión: aprender nuevas formas de leer, de escribir o de realizar distintas tareas en el hogar de un modo diferente.
En las sesiones de rehabilitación visual participan habitualmente oftalmólogos, especialistas en baja visión, terapeutas ocupacionales, profesores de rehabilitación, especialistas en orientación y movilidad y trabajadores sociales.
El objetivo de estos programas es que las personas que sufren baja visión interioricen sus problemas oculares y puedan enfrentar su día a día con el mayor grado de independencia visual posible.
Ayudas para la baja visión
Después de participar en programas de rehabilitación visual y asumida esa realidad visual, con la ayuda de dispositivos visuales se puede hacer desempeño de las tareas cotidianas con mayor facilidad. Para ello es importante consultar con el oftalmólogo o en los mismos programas de rehabilitación visual algunas soluciones específicas.
Las ayudas para baja visión van desde lupas y telescopios hasta gafas de lectura o amplificadores de vídeo. Asimismo, existen dispositivos que ayudan a las personas con baja visión en sus actividades diarias: audiolibros y libros electrónicos, teléfonos inteligentes y tabletas que permiten cambiar el tamaño de las palabras o gadgets electrónicos como relojes y pulseras con sistemas de audio.
Consejos cotidianos domésticos para no mermar la calidad de la visión
El ámbito de la rehabilitación visual ha avanzado de manera importante con los años y la aparición de tecnologías y estrategias más efectivas. A su vez, incorporar en el día a día algunos de los siguientes consejos ayudan a mejorar la calidad de vida en personas con problemas de baja visión.
En casa es recomendable mejorar el contraste, ya que los objetos con colores que son muy diferentes entre sí son más apreciables. Esto se puede conseguir colocando manteles oscuros bajo cubiertos clásicos, con alfombras que tengan un color que contraste con el color del suelo, con toallas diferentes a los tonos de las paredes del baño o con tablas de cocina diferentes al color de la encimera. La iluminación juega también un papel relevante, a mayor cantidad de luz, más probabilidades de ver correctamente los objetos.
Los problemas de visión son un claro síntoma de envejecimiento y este es un proceso natural, por lo que es fundamental llevar a cabo visitas periódicas al oftalmólogo a partir de los 40 años. En caso de diagnóstico de alguna anomalía, será el médico el que valore y proponga un tratamiento al paciente y recomendaciones para mejorar su calidad de vida.