La reserva nacional de Paracas es un refugio para lobos marinos, pingüinos y miles de aves marinas. Aquí se puede admirar el geoglifo del Candelabro,grabado en un cerro, con más de 120 metros de extensión. Además, desde marzo, la Reserva cuenta con un hotel responsable con el entorno natural, que se ha convertido en el nuevo icono del turismo de lujo sostenible en el sur de Perú.
A pocos kilómetros de Lima, el desierto y el mar se unen para ofrecer un espectáculo natural en Paracas. Por su cercanía a la costa y sus condiciones naturales, este entorno es propicio para la protección de la vida silvestre que se desarrolla en sus playas, islas y acantilados, y cuya sola contemplación ya es un verdadero lujo para los sentidos.
La Reserva de Paracas fue creada el 25 de septiembre de 1975, y abarca una superficie de 335.000 hectáreas, de las cuales 117.406 son de tierra firme y 217.594 de aguas marinas. Su atractivo turístico radica en la posibilidad de observar diferentes ecosistemas, restos arqueológicos y la gran diversidad de fauna marina existente en la zona.
Una explosión de vida en Paracas
La Reserva Nacional es el refugio de lobos marinos, pingüinos de Humboldt –también denominado Pájaro Niño-, flamencos y muchas otras aves marinas. La abundante vida que existe en la bahía y sus islas es posible gracias a la corriente fría de Humboldt. Ésta, enfría el mar haciéndolo rico en plancton, unos microorganismos que sirven de alimento a peces como los lenguados.
Por si esto fuera poco, estudios realizados demuestran que en las aguas de Paracas existen 200 variedades de algas marinas. Además, de su puerto salen embarcaciones hacia las Islas Ballestas, donde se puede tener contacto directo con los lobos de mar o los delfines entre otros animales. Asimismo, y aunque pueda llegar a ser algo más completo, se pueden llegar a observar en la zona nidos de aves marinas sobre las rocas.
Una estancia de lujo responsable
Doubletree Paracas es la imagen más sincera de cómo el lujo también puede ser sostenible. Este hotel se ha convertido en todo un icono en el sur de Perú y eso uno de los destinos más atractivos para los turistas. En parte, debido a su diseño, que se cuidó al máximo, con la intención de minimizar el impacto visual sobre el paisaje costero del desierto.
Su arquitectura baja de color arena, convierte a este hotel en uno de los pocos del mundo que cuenta con una planta de tratamiento de aguas residuales y sistemas de tratamiento de residuos orgánicos. Además, ha desarrollado un ambicioso programa de educación ecológica dirigido al personal del hotel, los huéspedes y los residentes locales.
El hotel fue concebido para disfrutar del privilegiado entorno, por lo que la mayoría de sus 124 suites tienen vistas al mar. Si bien es ideal para el disfrute del sol, la playa y la práctica de deportes náuticos como el kite surf junto a estas instalaciones, también tiene en su entorno atractivas opciones para el ocio, como la visita a las bodegas de pisco, excursiones a las sorprendentes Islas Ballesta y la práctica de sandboard en el desierto de Ica.
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