Palestina, un país admirable, un país para vivir y descubrir su ajetreada historia, de múltiples acontecimientos tanto externos como propios que han ido enriqueciendo su presente. Nombres como Jerulaén, Hebron, Belén, Tiberias, Nazaret, Capernaum y miles más de la tradición cristiana, judía e islámica, proponen una reinterpretación de los lugares que, en el pasado fueron, tuvieron sus distintas interpretaciones tanto por la enseñanza y las prácticas religiosas.
Sorprende que estos avatares del pasado, algunos poco afortunados, en la ctualidad el viajero es siempre recibido con la máxima hospìtalidad y extrema confianza. Sin distinción de culturas y procedencias, los visitantes y el turismo en general es simpre calidamente bienvenido y acogido con máxima amabilidad.
La experiencia de vivir este viaje nos llevará a recorrer y visitar los lugares más emblemáticos del país. Además de acercarnos a descubrir la esencia de sus gentes, y así adentrarnos para conocer en persona la verdadera cultura de esta tierra.
1°, 2° y 3° día: llegada a Jerusalén, la capital de la hospitalidad
Una soleada mañana del mes de marzo partimos en un pequeño autobús desde Jerusalén hasta Jenin, en la frontera con Israel para dar comienzo a nuestro fantástico viaje.
Una muy recomendable experiencia viajera que nos adentrará en el paisaje y paisanaje para conocer de primera mano la cultura, las costumbre, el arte y la historia, haciéndonos así partícipes y visitantes privilegiados de este destino, como se describe en www.palestine.welcome2village.com.
En Palestina, las asociaciones “Rozana”, Tel.: +970 549329543, mai@rozana.ps, info@rozana.ps y “Welcome2Village”, welcome2villages@gmail.com, dan cobertura asistencial a “home2home”, con la finalidad de hacer realidad esta genial propuesta viajera a precios realmente sorprendentes.
Nuestra estancia de dos días en la Ciudad Sagrada nos deja un muy grato recuerdo gracias al estimable trabajo de Mahmoud (Tel.: +972 (52) 958 1009), nuestro guía experto en la historia y cultura de la ciudad. Además de mostrarnos y describir de los reconocidos iconos de la Ciudad Sagrada, nos introduce en el silencio de la noche que llenan las misteriosas callejuelas de la ciudad antigua, llevándonos al encuentro con las comunidades religiosas y con los distintos grupos étnicos que se han establecido aquí para acoger a los peregrinos llegados de cualquier rincón del planeta.
Igualmente tuvimos oportunidad de ser recibidos por la “African Association”, la comunidad del Magreb y las iglesias protestantes de América. Fuimos testigos presencial de conocer los distintos lenguajes e interpretaciones culturales, que sin embargo coinciden en su común deseo de trascendencia.
Un viaje fascinante a través de las emociones que transmiten las distintas culturas y religiones. Hemos descubierto, además de las mayores comunidades de católicos, ortodoxos y armenios, también otros más pequeños de coptos, maronitas, gitanos, afganos, etíopes y kurdos. Capital de las etnias, unidas por un mismo deseo de convivencia y prosperidad.
4° día : el deseo de libertad de Jenin y Burqin, el pueblo del milagro
Ya llegados a Jenin, ciudad conocida por los duros conflictos que sufrió con el ejército israelí durante la Segunda Intifada (2000-2005), nos llama especialmente la atención las distintas manifestaciones representadas en los carteles en memoria de los fallecidos, que se dispersan por la ciudad.
Volvemos a Jenin, precisamente a la “Woman Cultural Society”, la cual, además de exponer su artesanía local, enseña a los visitantes las distintas técnicas de producción de cestas, bordados y porcelana. A eso se suma la magistral clase para enseñarnos la preparación del Maftoul (un riquísimo couscous local) y de un particular fresco queso blanco, de exquisita degustación,
Estos lamentables avatares históricos se contraponen con la muy amigable y calurosa bienvenida que percibimos en las calles, en las tiendas y de parte de toda la ciudadanía. Sus habitantes desprenden un fuerte deseo de integración y de intercambio con los jóvenes participantes en los programas de ERASMUS+, ejemplo educativo de fronteras abiertas y de libertad. Precisamente, por esta razón, fue creada la organización teatral “Freedom Theatre”, por iniciativa de los jóvenes del “Jenin Refugees Camp”, a quienes tuvimos el placer de conocer personalmente. Allí, Zaira nos acompañó a visitar y conocer in situ algunas de las actividades que llevan a cabo: una escuela de teatro profesional y para niños, ensayos, producción de videos, cursos de diseño y realización de guiones, películas y documentales, entre otras muchas creaciones.
Dejamos Jenin para llegar hasta Burqin, un pueblo que destaca por su antigua iglesia ortodoxa de “S. Giorgio”, excavada en la montaña entre los siglos VI y IX d.C. y restaurada en los siglos XII y XVIII d.C. Las paredes de piedra, el iconostasio, las imágenes sagradas, el mobiliario antiguo y sobre todo, la atmósfera de devoción, impregnan la iglesia y el jardín, abierto en este espectacular valle.
El amable Papas nos comenta con entusiasmo la historia de la iglesia y nos enseña el pozo donde bajaban a los leprosos y el agujero por el que les hacían llegar las cestas de su comida. Él mismo nos cuenta la leyenda según la cual justo en esa zona Jesucristo sanó milagrosamente a diez leprosos judíos, y solo uno de ellos, un samaritano, le trasladó su agradecimiento.
De sus palabras surge la preocupación para el aislamiento de las familias cristianas, en otros tiempos siendo una extensa comunidad y ahora reducida a unas pocas unidades familiares.
Según dejamos Burqin, nuestra guía Said (Tel.: +970 599 700295) nos conduce para visitar el centro histórico de Arraba.
5° día: Arraba, el pueblo de los palacios olvidados y Sanur, el nido del águila
Allí, delante del Palacio Otomano del siglo XVII, construido por la rica familia Abd Al-Hadi, con su autóctona piedra caliza gris que se torna de color rosa al atardecer, nos encontramos con un típico ancianito local ataviado con sus características kefiah de color rojo.
En un inglés entremezclado con alguna palabra árabe, nos cuenta rápidamente la historia del palacio y de la familia. Después de una breve pausa sigue: “Si, en aquellos tiempos los nobles escondían a sus mujeres como joyas. Pero las mujeres y las hijas eran más listas que ellos”. Luego nos indica más allá del portal: “¿Qué es lo que veis?” “Un jardín”. “Bien. En ese jardín el patrón quedaba con desconocidos y amigos. Pero antes de que entraran, las mujeres se retiraban con prisa en sus habitaciones. Quien entraba no podía verlas, y para ellas también estaba prohibido mirar. Las mujeres entonces subían a la terraza superior y hablaban, compartían confidencias, recetas y cotilleos y se informaban sobre los visitantes y las razones de sus visitas. Y Said añade: “Era como un mundo paralelo que aún hoy sigue contribuyendo a tener unido e informado el pueblo”.
Nuestra visita continúa para acercarnos y conocer los veintiún palacios Al-Hadi, donde los salones, los jardines con los naranjos, las terrazas y la antigua mezquita desprenden un matiz de elegancia mesurada, típico de esa familia. Hoy comprenden un baño turco, el taller de un pintor, aulas de formación, una guest-house y laboratorios de informática. Allí se encuentra también la sede central de la “Arraba Society for Women Development”, donde se realiza y se muestra el trabajo de elaboración de distintos elementos de su artesanía.
No muy lejos de ahí, el calígrafo y dibujante Mohamed Shareef nos explica las peculiaridades de la tradicional y artística caligrafía árabe, como introducción para hacer un breve recorrido por la historia del arte árabe en Palestina.
También Basima Arda, allí en frente, enseña el arte del masaje de las manos y los pies, con sus cremas milagrosas, como pretexto para continuar haciendo explicación de los singulares rituales de belleza de las mujeres palestinas.
Llegada la hora de la cena, nos dirigimos a la Home-stay de Ayat, que nos explica detalladamente la receta de la “maqluba”: la cocción del arroz, de la carne, de las verduras y de su variedad de sabores, hasta el final, que concluye con el peculiar vuelco de la olla en el plato a la hora servir. En este cercano y amistoso ambiente regresamos para dormir, disfrutando de un agradable paseo por el pueblo, animado por los talleres que ofrecen clases y tapitas de street food, seguido por una visita al parque vecinal, en el que se dispersan puestos de alimentos, juegos, piscinas y también un mirador para disfrutar de las vistas del entorno.
La mañana siguiente seguimos el camino hacia Sanur, construida alrededor del castillo-nido de águila, donde disfrutar de la espectacular vista sobre la llanura y las colinas de los alrededores.
La ciudad fue levantada en el año 1785 por Youssef Al-Jarrar. Jarrar era el nombre del clan que dominaba una gran tribu de la región de al-Balga, en la orilla este del río Giordano. En Palestina adquirieron y conquistaron tierras hasta crear su proprio territorio desde Jaba’ hasta Sanur.
Otras grandes familias hicieron lo mismo: los Abd Al-Hadi en Arraba, los Tuqan en Nublus, los Nimrs en Jenin. Los Otomanos se sirvieron de ellos incluyendo sus pueblos entre los veinticuatro “throne villages”, autorizados a mandar en el territorio, aplicar la ley, recaudar los impuestos y administrar la justicia por parte del Gobernador Otomano, durante los siglos XVIII y XIX.
Fueron los siglos de oro de Palestina, en los que esos autoritarios señores feudales intentaron en más de una ocasión arrebatar el dominio a los Otomanos, que ya estaba en decadencia. Sin embargo, sus deseos de independencia, las rivalidades y la defensa del poder personal impidió la unificación de las fuerzas y su posible prosperidad. Esta fue la última ocasión porque, después de la caída del Imperio Otomano en la Primera Guerra Mundial, las potencias europeas de Francia e Inglaterra se dividieron las áreas de influencia y ocupación.
Después de la Segunda Guerra Mundial, al final, los ingleses dividieron el territorio entre judíos y palestinos y crearon una condición de contraste y oposición que nunca terminó.
La vista desde el castillo en un hermoso lugar, precede la cena, orquestada por la local “Women Society” y acompañada con la descripción del “mansaf”, el plato de origen beduino, el plato estrella de la gastronomía del Oriente Medio.
Concluye un extraordinario viaje en el cual se conjuga el esplendor y la religiosidad de Jerusalén con el descubrimiento de una cultura árabe enriquecida por las influencias durante milenios de tan distintas civilizaciones.
6° día: Nablus, la ciudad de los dos montes
La mañana siguiente salimos hacia Nablus, pasando por el camino entre los montes Gerizin y Ibal, que han hecho de ella el centro económico de Palestina. A testimonio de esto : las calles animadas y los palacios elegantes (Tuqan, Abd Al-Hadi) en el centro histórico ; las estructuras turísticas ; las antiguas iglesias cristianas transformadas en mezquitas ; las fábricas de jabones aún activas y los lugares históricos como el teatro y el mausoleo romano, el sitio arqueológico cananeo, la tumba del Patriarca Giuseppe y el pozo de Giacobbe.
No faltan las ocasiones de relax en los hammames acogedores (Al-Hana e As-Shifa), en el caravasar Khan Al-Wakalah, en los cines, en el souk y en los sitios de compras. La cena en el albergue con el “mansaf”, el plato de origen beduino, príncipe de la gastronomía de Oriente Medio. Baja la noche.
7° día: la vuelta
Después de la última mañana en Nablus, el viaje hasta el aeropuerto termina nuestra experiencia viajera.