Los torreones cuadrados o los soportales siguen siendo testimonio vivo de Olmedo. A este municipio, conocido también como la «villa de los siete sietes» no le falta encanto.
Siete iglesias y siete conventos. Siete plazas y siete fuentes. Siete entradas a través de sus siete arcos y siete pueblos dentro de su alfoz. Podríamos seguir así mucho más tiempo, pero quizá conozcáis mejor Olmedo por la obra de Lope de Vega, «El caballero de Olmedo».
Este municipio de Castilla y León también traza la Ruta del Mudéjar. A lo largo de ella, muestra al vistante el mejor estilo románico mudéjar. Por ejemplo, la iglesia de San Miguel, del siglo XIII.
De sus orígenes romanos y la repoblación de Alfonso VI, surge el arte del mudéjar. Este usa las estructuras románicas levantadas de ladrillos y decoración al modo musulmán. Eso sí, más condicionado al mudéjar toledano o aragonés.
Pero eso no es todo. Algunos de los monumentos de los que más orgullos se sienten los olmedanos son su Plaza Mayor, la Torre del Reloj o la Casa de la Villa.
La historia de Olmedo
Olmedo fue conquistada por Alfonso VI en el último cuarto del siglo XI. Inmediatamente comenzó su repoblación y recibió el Fuero de la Roa.
En 1388, Constanza, nacida de la unión entre Pedro “el cruel” y María de Padilla, recibió varias villas entre las que se encontraba Olmedo. Esto surgió a cambio de renunciar a sus derechos a la corona. Más tarde, en 1445, Olmedo tomó partido por Juan II de Castilla
Los aragoneses castigaron duramente a la Villa hasta que las tropas castellanas al mando de Don Álvaro de Luna expulsaron a los Infantes de Aragón.
Años después volvió a ser testigo de las luchas entre Don Alfonso y su hermano Enrique IV. De hecho, aún conserva sus viejas murallas y las ruinas del Castillo de San Silvestre.
La influencia mudéjar aparece en algunos de sus monumentos como la Iglesia de San Andrés o la Cripta de la Soterraña. Esta última cuenta con varios retablos barrocos. Asimismo, la Capilla de la Mejorada es un ejemplo claro de este arte.
Olmedo, además de su historia, tiene especial fama a causa de la conocida obra teatral de Lope de Vega. Esta relata la tragedia de Don Alonso, enamorado de Doña Inés, durante las fiestas de Medina del Campo.
Gastronomía
El típico lechazo asado, sus deliciosos pasteles y turrones artesanales o las rosquillas en aceite. Todo ello son auténticos placeres para el paladar. Además, están los bollos de azúcar, las famosas magdalenas o las delicias del caballero.
Desde revistaiberica.com esperamos que el artículo haya sido de vuestro interés y os animamos a dejar vuestras opiniones en los comentarios de nuestra página web.