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Los 8 viajes que todos deberíamos hacer al menos una vez en la vida

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Escapar de la rutina, reducir el estrés, mejorar el estado de ánimo, ampliar horizontes y conocer otros lugares. Entre todos los beneficios que tiene viajar, hay uno que sobresale: el autodescubrimiento y el crecimiento personal. Salir de tu entorno habitual te ayuda desarrollar habilidades de comunicación y resolución de problemas, aumenta tu empatía y tu comprensión y promueve la confianza en ti mismo.

Viajes que todos deberíamos hacer al menos una vez en la vida
Viajes que todos deberíamos hacer al menos una vez en la vida

Por suerte, viajar no es un lujo reservado a solo unos pocos afortunados en la actualidad. Hay tantos tipos de viaje como perfiles, desde rutas mochileras para presupuestos limitados y espíritus aventureros a estancias de lujo para los más sibaritas. Cualquier formato invita a vivir experiencias únicas, así que es hora de lanzarte.

Además, hoy más que nunca, las plataformas online permiten encontrar opciones que se ajusten a cualquier bolsillo, calendario o estilo. Desde escapadas de fin de semana a ciudades cercanas hasta grandes travesías que soñabas desde la infancia. La clave está en conocerte, saber qué buscas en cada etapa y lanzarte a por ello. Hay destinos que nos inspiran a cambiar, otros que nos reconectan con nosotros mismos. Incluso repetir un lugar puede ser una experiencia completamente distinta si lo haces desde otra perspectiva. Por eso, aprovecha los viajes chollo para explorar destinos inolvidables y convierte cada oportunidad en un viaje significativo.

Aquí te dejamos una lista de 8 viajes que todos deberíamos hacer al menos una vez en la vida. Cada uno tiene el poder de transformar tu forma de ver el mundo… y también de verte a ti mismo.

1. Marrakech y la magia del desierto

Las arenas del Sáhara son otro mundo. Su dorado cálido al caer el sol deja paso a un manto de estrellas como no las verás en ningún otro sitio, en medio del silencio y la inmensidad que envuelve a la jaima. Una noche en el desierto es toda una experiencia.

2. Lanzarote y los paisajes volcánicos

Visitas Islas Canarias por el turismo de sol y playa es, como dicen los modernos, lo mainstream. Pero adentrarte en esos escenarios que parecen marcianos, entre el horizonte escarpado y los colores propios del Timanfaya, está a otro nivel. Agrega una cultura con mucha identidad y una gastronomía que hace las delicias de propios y extraños y ya tienes el combo perfecto.

3. Mediterráneo para volver a nacer

Tal vez no naciste en el Mediterráneo, como cantaba Serrat, pero un crucero por el famoso Mare Nostrum es un bautismo necesario para todo viajero. Roma, Barcelona, Atenas, Dubrovnik o Marsella no necesitan mucha presentación, ¿verdad? Un crucero te brinda una forma cómoda y emocionante de explorar lugares con mucha historia.

4. Islandia como inmenso palacio de invierno

Si te suelen dejar con la boca abierta los paisajes que parecen sacados de la ciencia ficción, Islandia hará tus delicias. Incluso si vives adherido a la vida urbanita, no olvidarás el espectáculo que son sus géiseres, glaciares, cascadas, volcanes, y, por supuesto, su aurora boreal. Ver una es un sueño viajero muy recurrente.

5. Lisboa y la pasión vintage

Las calles de Lisboa viven en perfecto equilibrio entre pasado y presente, entre la belleza decaída de sus fachadas de azulejos, la melancolía de los sonidos de sus fados y la modernidad de sus nuevos conceptos arquitectónicos. Un lugar que recorrer en alguno de sus emblemáticos tranvías amarillos, en el que ver la puesta de sol sobre el Tajo y en el que vibrar al ritmo de sus artistas callejeros y cafés.

6. Budapest y su alma romántica

La capital húngara llama a miles de visitantes año tras año. Es un vértice ineludible del triángulo Praga-Viena-Budapest, muy recurrente para los viajeros, pero tiene suficientes atractivos como para que le reserves bastante tiempo: el Puente de las Cadenas, el Parlamento sobre el Danubio, los baños termales y los famosos bares ruinas son de paso obligado. Mucha historia, carácter y encanto como para perdérsela.

7. Menorca y la calma

Si piensas en un sitio en el que escapar del ruido y las prisas y no se te viene a la cabeza Menorca, piensa otra vez. Más tranquila que Mallorca y más silenciosa que Ibiza, pero con el mismo encanto que envuelve a sus pueblos blancos a orillas de mares turquesas y calas que se muestran solo a los más intrépidos. Combinar la admiración de la belleza natural, deportes al aire libre y descanso está más cera de lo que crees.

8. Estambul y la seducción oriental

El lugar en el que confluyen Europa y Asia no podía ser sino un lugar vibrante y lleno de contrastes únicos. Pasar de mezquita a basílica, de olor a mar a especias, de navegar por el Bósforo a regatear en sus bazares no solo es posible en una ciudad como esta: Estambul.

En ocasiones, el mejor viaje no es el más lejano ni el más caro, sino el que tomas cuando más lo necesitas. Aprovechar una oferta de último minuto, cambiar la rutina con un plan diferente o incluso viajar solo puede marcar un antes y un después. La experiencia del viaje no se mide en kilómetros, sino en lo que deja en ti.

La vida es eso que pasa entre que manifiestas un deseo viajero y lo llevas a cabo. Posponer y posponer, en busca del momento ideal, es como esperar a que llueva: llegará el momento, pero no depende de ti. Tomar una actitud proactiva siempre es la mejor opción, dado que el instante ideal no llegará solo. Presta atención, busca las oportunidades y convéncete de que viajar no tiene que implicar grandes presupuestos. Hay un destino y un formato ideal de viaje para ti.

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