La gran aceptación de la fruta en los mercados continentales y peninsulares y los cada vez más rápidos medios de transporte hicieron de este alimento el más cultivado en la zona norte de la isla tinerfeña.
La variedad más usual producida en esta zona es el llamado kabenay o pequeña banana que, a diferencia del gran banana cultivado en Centroamérica, es de menor tamaño, como su propio nombre indica, pero más rico en proteínas y azucares, siendo, por tanto, mucho más sabroso. A las diferencias específicas de ambas variedades, hay que añadir que el plátano tinerfeño, por sus características climatológicas, tiene un proceso más lento en su cultivo.
La fruta permanece nueve meses en mata y la densidad de la plantación es menor, a consecuencia de las noches largas y frías, lo que le confiere mayor riqueza aromática y gustativa. Dentro de esta variedad, se distinguen calidad extra, primera y segunda.
Con el fin de atender una demanda de plátano de mayor tamaño, se está introduciendo en la zona una nueva especie, cruce de la variedad yonson o negrita con la variedad autóctona, creándose un plátano de tamaño intermedio y de gran calidad.
El plátano es sabroso manjar presente en la gastronomía cotidiana, aunque debería contar en muchos más platos como ensaladas, frituras, postres, dulces, licores y en todos aquellos que la imaginación de los restauradores quisiese agregarlos.