Por el curso del río Besaya encontramos huellas de los pobladores más antiguos de la región, desde los vestigios prehistóricos hallados en la cueva de Hornos de la Peña en San Felices de Buelna o las estelas de los primeros cántabros, símbolo Cantabria, a la calzada romana de Bárcena de Pie de Concha. Esta zona fue también una de las rutas de los peregrinos en su paso hacia Santiago de Compostela, ya que unía el camino de Castilla con el Camino Francés que discurría por la costa.
Adentrarnos en el Corredor del Besaya es introducirnos en un túnel del tiempo que se remonta a la época romana. Desde Portus Blendium (Cartes) se iniciaba la vía principal para acceder a la meseta desde Cantabria que atravesaba este corredor. Esta calzada fue construida durante la época de las Guerras Cántabras (entre los años 29 y 19 antes de Cristo) y hasta el siglo XVIII fue uno de los trazados más idóneos para atravesar la comunidad y llegar hasta la costa. La vía que atraviesa el Corredor traza un camino que atraviesa algunos de los parajes más magníficos del Valle del Besaya en los que el otoño les dota de una belleza especial. Los tonos ocres dominan esta ruta que cuenta con una exultante vegetación.
En este territorio encontramos dos núcleos urbanos muy poblados, en concreto, Los Corrales de Buelna y Torrelavega, este último es la segunda ciudad de la región en número de habitantes. Pero también en torno al río Besaya hay otros municipios y localidades de mucho menor tamaño, con gran interés histórico y arquitectónico, caso de Cartes, Polanco, Reocín, San Felices de Buelna, Cieza, Molledo, Bárcena de Pie de Concha…
Hornos de la Peña
En la localidad de Tarriba, en San Felices de Buelna, se encuentra la cueva de Hornos de la Peña que alberga manifestaciones artísticas parietales. Esta cavidad, por su inigualable paisaje y la amplitud del vestíbulo, ha abrigado de las inclemencias del tiempo a grupos de neandertales y los primeros homo sapiens que habitaron estas tierras.
La historia de la cavidad se remonta, también, a épocas más recientes. De hecho, se han encontrado evidencias de que fue habitada durante la Edad de Cobre e, incluso, en la Guerra Civil.
La cueva de Hornos de la Peña se puede visitar durante todo el año, siempre y cuando se haga la reserva de cita previa. Guías especializados conducirán a los visitantes por las oquedades de la cavidad en la que podrán observar figuras grabadas en piedra de animales como caballos, bisontes, uros, cabras y ciervos.
Parque de las estelas de Barros
En la localidad de Barros, en el municipio de Buelna, y junto a la ermita de la Virgen de la Rueda, se encuentra el Parque de las Estelas, que acoge la ‘Estela de Barros’, una de las pocas estelas gigantes del mundo, que actualmente es símbolo del escudo de Cantabria. Junto a ella, otra gran estela fragmentada. Ambas tienen cerca de dos metros de diámetro y más de 4.000 kg de peso. A estas grandes ruedas se les atribuye un simbolismo religioso de los antiguos cántabros.
Calzada Romana del Besaya
Por la cuenca del Besaya discurría una calzada romana que unía la costa y la meseta, desde Pisoraca en Palencia, hasta Suances. Esta calzada data de los años 29 y 19 a.C. para facilitar los desplazamientos de las legiones romanas, aunque después fue utilizada durante muchos siglos.
Actualmente, entre las localidades de Pie de Concha y Somaconcha, se encuentra en tramo mejor conservado de esta calzada, de alrededor de 5 kilómetros. El recorrido está empedrado en su mayor parte y discurre por parajes de gran belleza natural.
Cartes
La localidad de Cartes era el lugar de paso obligado para aquellos que venían desde Castilla hacia el mar, o regresaban a la meseta. Esta situación la convirtió en una de las villas más relevantes de las Asturias de Santillana, centralizando una importante administración señorial.
Esta villa medieval con sus torreones, balconadas, sus puertas en armadura y escudos labrados, conserva aún el ambiente noble y rural de las aldeas montañesas. Este ambiente, sirvió a Benito Pérez Galdós para situar la acción de su novela ‘Marianela’.
El edificio más emblemático de Cartes es el Torreón una singular fortaleza de carácter militar del s.XV. Su estructura es de planta cuadrada, formada por dos cuerpos rectangulares de dos plantas, enlazados por dos arcadas apuntadas y con enormes dovelas, que permiten el paso de la calzada por su interior. En la parte derecha tiene adosado un pasadizo que comunica con el edificio de enfrente, apoyado sobre un gran arco ojival.
El cuerpo meridional parece que fue el destinado a vivienda del gobernador y a la vez fielato, donde se percibía el derecho de portazgo. El septentrional tiene un marcado carácter militar, dedicándose a la vigilancia y al cuerpo de guardia. Actualmente de los dos cuerpos, el meridional está destinado a vivienda y su actual fisonomía es del siglo XIX. El otro ha sufrido una profunda restauración, convirtiéndose en sala de exposiciones.
Cartes Torre de Pero Niño
Torre de Pero Niño
La Torre de Pero Niño, situada en la localidad de San Felices de Buelna, es una torre defensiva medieval que acoge una exposición permanente que representa una perfecta simbiosis entre la Historia y las últimas tecnologías empleadas para acercar al visitante al patrimonio del valle y, especialmente, a las formas de vida de la Edad Media y a la biografía del personaje más significativo de este época, el Conde de Buelna, Pero Niño. El libro de caballería El Victorial, que narra la vida y hazañas de Pero Niño, se ha utilizado como pretexto para realizar una presentación recreada y viva de la biografía del Conde de Buelna y, tomándolo como ejemplo, evocar la vida en la Baja Edad Media (siglos XIV y XV), la organización social de tipo estamental, las prácticas de la caballería, el armamento de la época y las gestas de Pero Niño.