Atrás quedaron los días de monotonía. Si ya estás cansado de la rutina, alista de una vez tu mochila aventurera, pues en la Cordillera Blanca convivirás con paisajes de ensueño y fantasía. Como si fuera un cuento, cada paso en esta cadena montañosa -perteneciente a la Cordillera de los Andes- será inolvidable.
La Cordillera Blanca es el paraíso para los amantes de los deportes al aire libre como trekking y montañismo, y la naturaleza en todo su esplendor deslumbra a sus visitantes, sean grandes o pequeños.
Esta cadena montañosa está ubicada en la región de Áncash, al norte de Lima, muy cerca de la capital peruana. Con unos 200 km² –aproximadamente- de extensión, donde apreciarás más de 722 glaciares, 500 lagunas, 20 picos que sobrepasan los 6000 m s. n. m. y flora y fauna exclusiva de la zona, estamos hablando de la cadena montañosa tropical nevada más grande del planeta, que esconde santuarios únicos en el territorio peruano.
Belleza en todos lados
Dentro de su territorio se encuentra el Parque Nacional Huascarán (declarado como Reserva de Biósfera y Patrimonio Natural de la Humanidad por la Unesco en 1977 y 1985, respectivamente), un enorme espacio para la biodiversidad, donde se encuentran 11 diferentes áreas terrestres, más de 750 especies altoandinas de flora y siete áreas distintas de microclimas y más de 130 especies de aves y mamíferos, donde el cóndor andino, el pato de los torrentes y la perdiz de puna se llevan todas las miradas.
Sin embargo, el Parque Nacional Huascarán no es la única atracción de la Cordillera Blanca. ¿Te suena el nombre del imponente nevado Huascarán? Sí, el mismo que significa un reto de alto riesgo para alpinistas de todo el mundo y que recibe a miles de turistas cada año. O tal vez oíste hablar de la Garganta de Llanganuco, que separa al ya mencionado Huascarán con el nevado de Huandoy, y en el que puedes dar un paseo sin tener que ser un experto en deportes de escalada para apreciar paisajes que parecen sacados de la imaginación. El glaciar Pastoruri, adornado de innumerables Puyas de Raimondi –planta que solo crece en Perú y Bolivia, a partir de los 4000 m s. n. m.-, es otra excursión que debes realizar.
Otro imperdible quehacer en la lista aventurera es darse espacio para conocer la serie de lagunas que yacen en este territorio. La Laguna Chinancocha, con sus llamativas aguas turquesas con más de 7 kilómetros de largo que hacen contraste con el verdoso bosque que la rodea, dejan encantado a todo aquel que lo visite. También conocida como Laguna hembra (por su traducción del quechua), tiene su “pareja”: Orconcocha (Laguna macho) que está a unos kilómetros de Chinancocha. Y aunque esta no es tan grande como la primera mencionada, es igual de impactante y cautivadora.
La naturaleza no es el único atractivo de la Cordillera Blanca. También hay espacio para la historia ancestral. En este territorio, las culturas Inca, Recuay y Chavín dejaron su legado, siendo Chavín de Huantar el sitio arqueológico en el cual puedes apreciar vestigios de lo que fue esta parte del antiguo Perú. Su atracción principal es, sin duda, el ídolo de El Lanzón, que yace en un compartimiento subterráneo desde hace más de 3000 años. ¡Impresionante!