Bajo el manto de un espíritu marinero y rodeado por la tranquilidad más absoluta se encuentra Combarro, un pequeño pueblo que forma parte del municipio de Pontevedra y que está lleno de magia y pequeñas callejuelas que esconden, entre sus piedras, las vistas al mar. Su gran atractivo atrae cada año a cientos de turistas que buscan desconectar de su ajetreo diario y adentrarse en un mundo rural prácticamente desconocido. Por este motivo, el sector hotelero de la zona no para de crecer y empresas como Galiciavillas.es lo saben bien. En esta zona, reservar con antelación podría decirse que se considera casi una obligación si tu objetivo es disfrutar de alguna de sus casas, como la maravillosa Casa do Sal en Combarro.
Casa do Sal
Situada en la calle más popular de Combarro, Casa do Sal es considerada como una de las diez mejores casas singulares por su apariencia y comodidad. Preparada para alojar entre sus muros de piedra hasta tres huéspedes, esta actual casa vacacional era, hasta hace unos años, un antiguo almacén de sal. Todo un reclamo para aquellos que queráis empaparos de la cultura de la zona y despertar con vistas a la ría de Pontevedra.
Este alojamiento dispone de una cocina totalmente equipada, un amplio y acogedor comedor y hasta zona de aparcamiento. Además, cabe destacar que Casa do Sal permite el acceso a mascotas, lo que facilita mucho las vacaciones a aquellos que cuentan con un mejor amigo de cuatro patas.
Comer en Combarro
Hartarte a marisco es lo que te espera si decides pasar tus vacaciones en el pueblo de Combarro. La tradición marinera de este rincón de Pontevedra hace que la gastronomía de la zona cuente con productos de la mejor calidad y un amplio abanico de opciones según el gusto de los comensales. Desde pulpo hasta sardinas de lo más sabrosas, muchos son los restaurantes en los que la parada es imprescindible, incluso si lo que de verdad te gusta es la carne.
Tiempo en la zona
Los característicos temporales gallegos incluyen al pequeño pueblo de Combarro entre sus víctimas, aunque los días de sol también son abundantes en la zona. Con veranos calurosos e inviernos no demasiado fríos, la temperatura oscila aproximadamente entre los siete y los veinticinco grados a lo largo de todo el año.
Si en algo coinciden los visitantes, es en cuál es la mejor época para pasear por sus calles empedradas sin tener que sujetar un paraguas. Desde mediados del mes de junio hasta la primera quincena de septiembre, si el cambio climático así lo quiere, disfrutar del sol escuchando el romper de las olas o tomar una buena mariscada sentados en una terraza frente al mar es posible.
Qué ver y cómo disfrutar en Combarro
A rúa ciega. También conocida como la calle ciega, debe su nombre a que es la única calle del pueblo en la que las casas no pueden disfrutar de las maravillosas vistas al mar. De hecho, se cree que esta zona estaba dedicada en exclusiva a la agricultura y por eso sus aceras son más anchas que las del resto de calles.
Plaza da Fonte. En este maravilloso emplazamiento se encuentra uno de los cruceiros más antiguos del pueblo, que data del año 1721. Representando a la Virgen con el Cristo en sus brazos, imagen también conocida como Piedad, se movió del centro a una esquina para dejar espacio a la fuente de la plaza.
Rúa do Mar. Algo que no te puedes perder ni queriendo son los hórreos que se distribuyen a lo largo de todo el pueblo, pero que destacan más en esta calle llena de bares y vida. Con un delicado olor a mar, representa por completo la imagen de una Galicia llena por la esencia de la costa.
Cada día Galicia suma más adeptos a sus playas y paisajes. El turismo en la zona no para de crecer entre los amantes de la naturaleza y los que desean descubrirla; Casa do Sal en Combarro es un buen punto de partida. Desde revistaiberica.com esperamos que el artículo haya sido de vuestro interés y os animamos a dejar un comentario en nuestra web.
Vaya! Pues a raíz de este artículo he entrado en la página de la casa rural. Tiene un enlace de youtube y la casa es preciosa!! Una buena opción. La pena es que es para pocas personas.