Turquía, a caballo entre Europa y Asia, muestra, además de su diversidad paisajística, un rico e inigualable patrimonio histórico. Desde las sorprendentes formaciones geológicas de Capadocia hasta la vibrante ciudad de Estambul, el territorio turco alberga algunos de los destinos mayormente admirados por los viajeros. No en vano, Capadocia, famosa por sus singulares chimeneas de hadas y los paisajes lunares del Valle de Goreme, es uno de los lugares más visitados.
Al suroeste, Pamukkale y las ruinas de Hierápolis reclaman la atención del viajero durante siglos por sus terrazas blancas de travertino, formadas por las aguas termales ricas en minerales. Más al oeste, en la región de Izmir, se encuentra Éfeso, uno de los yacimientos arqueológicos mejor conservados del mundo antiguo. Cerca de Éfeso, la ciudad de Selçuk guarda otros tesoros históricos no menos relevantes, al igual que Bursa con su Mezquita Verde, uno de los ejemplos más representativos de la arquitectura otomana. Estos hitos dirigen uno de los recorridos históricos y paisajísticos más admirados de la actual Turquía.
Magia oculta de Capadocia: entre chimeneas de hadas
Capadocia, una de las regiones más fascinantes de Turquía, se caracteriza por su singular paisaje lunar y su rica herencia histórica, convirtiéndola en un destino único para los inquietos viajeros. Capadocia, en el centro del país, destaca por su impresionante orografía, moldeada por la erosión volcánica, que ha dado lugar a formaciones rocosas inusuales, como las famosas «chimeneas de hadas». En la actualidad, los impresionantes vuelos en globo han dado especial fama internacional a este destino.
Uno de los principales atractivos de la zona es el Museo al aire libre en el valle de Göreme, un complejo monástico bizantino que alberga iglesias excavadas en la roca y con frescos que datan de los siglos X y XI. Este conjunto, Patrimonio de la Humanidad, ofrece una aproximación a la vida religiosa de la época medieval en Anatolia (Asia Menor).
Otras paradas inexcusables son los miradores que contemplan los valles de Avcilar y Güvercinlik, donde poder admirar las peculiares chimeneas de hadas. Estas formaciones rocosas, que alcanzan alturas de hasta cuarenta metros, han sido esculpidas durante miles de años por la erosión del viento y el agua, formando así tan llamativo y fotogénico paisaje.
Por último, el pueblo de Çavuşin, conocido por sus antiguas casas de piedra y la iglesia de San Juan Bautista, ofrece una visión más relajada y autóctona de la vida en la región. Este asentamiento, que ha sido habitado desde tiempos romanos, sigue siendo uno de los lugares más ejemplares de Capadocia.
Entre las columnas de Hierápolis
y el resplandor de Pamukkale
Pamukkale, al suroeste de Turquía, adquiere fama por sus impresionantes formaciones de travertino blanco, conocidas como el Castillo de algodón. Estas terrazas, formadas por la acumulación de minerales provenientes de las aguas termales, ofrecen un paisaje nada común. El agua termal, rica en calcio, fluye por las colinas, formando piscinas naturales en un proceso que ha durado miles de años. Por otra parte, esta maravilla natural se encuentra en las cercanías de Hierápolis, una antigua ciudad helenística que fue fundada en el siglo II a.C. y que, en la actualidad, se trata de un yacimiento arqueológico de un valor histórico incuestionable.
La ciudad de Hierápolis, que tuvo su apogeo en la época romana, conserva importantes muestra de su pasado, como un teatro, un templo dedicado a Apolo y las termas. La combinación de la riqueza histórica de Hierápolis con la belleza natural de Pamukkale convierte a este sitio en un referente turístico mundial.
Efeso y Selçuk: viaje al corazón de la antigua Roma en la costa de Turquía
En la región occidental de Turquía, Efeso y Selçuk son el punto de encuentro entre la historia antigua y el presente. Efeso, una de las ciudades grecorromanas mejor conservadas del mundo, y Selçuk, el moderno pueblo que la rodea, ofrecen una experiencia única para los visitantes interesados en este legado histórico.
La antigua ciudad de Éfeso fue un importante centro cultural, político y económico durante el Imperio Romano. Entre sus principales atractivos mencionar el Templo de Adriano, ejemplo notable de arquitectura romana con sus particulares relieves decorativos; los Baños Romanos, testimonio de la vida cotidiana y las costumbres de la época; y la Biblioteca de Celso, una obra monumental que servía tanto como centro de conocimiento como mausoleo. El Odeón, un pequeño teatro que acogía eventos políticos y culturales, y el Gran Teatro de Éfeso, con capacidad para 25.000 espectadores, reflejan la compleja cultura de esta antigua metrópolis.
En las cercanías, Selçuk es el punto de partida para explorar esta amplia exposición histórica. Además, alberga la Basílica de San Juan, otro hito significativo de la región. Desde aquí es habitual la visita a la Casa de la Virgen María, un lugar de peregrinación que, según la tradición cristiana, fue su último lugar de residencia.
Bursa: joya arquitectónica otomana
Bursa, fin del periplo, antigua ciudad de gran relevancia cultural y arquitectónica. En el pasado, fue la primera capital del Imperio Otomano, y hoy en día es conocida tanto por su legado histórico como por su importante producción textil, especialmente en la fabricación de seda. La ciudad se asienta entre la costa del Mar de Mármara y las estribaciones de la montaña Uludağ.
A lo largo de su historia, Bursa ha sido un punto de encuentro de diversas culturas, lo que se refleja en sus monumentos, mezquitas, baños y mercados, convirtiéndola en una de las principales ciudades turísticas del país. Además, la ciudad es famosa por ser el lugar de nacimiento de varios sultanes otomanos y por su vinculación con el arte y la arquitectura de la época.
Mezquita Verde o Yesil Camii
Una de las principales joyas arquitectónicas de Bursa es la Mezquita Verde (Yesil Camii), construida entre 1419 y 1421 durante el reinado del sultán Mehmed I. Su nombre proviene del color verde que domina su decoración, visible tanto en su exterior como en los detalles de su interior, en particular en los azulejos que cubren las paredes de la sala de oración. La mezquita destaca por su elegancia sobria y su espléndida ornamentación, que representa un ejemplo del estilo arquitectónico otomano temprano.
La Mezquita Verde llama la atención por su gran tamaño y por la combinación de elementos islámicos clásicos y detalles propios del arte otomano. La estructura cuenta con una espaciosa sala de oración y una gran cúpula central, que está rodeada por otras más pequeñas, todas ellas cubiertas de azulejos decorados con intrincados patrones geométricos.
Adyacente a la mezquita se encuentra el Mausoleo Verde (Yesil Türbe), un elegante edificio de octagonal que alberga la tumba del sultán Mehmed I. Destaca por su impresionante fachada, también decorada con azulejos verdes, y su techo cubierto de cerámica vidriada. En el interior, la tumba del sultán está acompañada por los de algunos de sus familiares y colaboradores.
Qué más ver en Bursa
La Gran Mezquita (Ulu Camii): construida en el siglo XIV, es uno de los ejemplos más representativos de la arquitectura otomana. Su diseño presenta una estructura de veinte cúpulas que cubren la sala de oración.
El Mercado cubierto de Bursa (Kapalı Çarşı): uno de los más antiguos de Turquía y es el sitio ideal para la adquisición de productos locales como alfombras, sedas y dulces turcos.
Los Baños de Bursa (Çekirge Hamamı) y el Museo de la Seda son también ejemplos vivos de sus ancestrales tradiciones y muestra de su ajetreada economía local. También para los amantes de la naturaleza y el aire libre, la montaña Uludağ ofrece excelentes oportunidades para la práctica del senderismo y el esquí durante los meses más fríos.
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Datos prácticos
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Muchas gracias por el artículo. Tiene muy buena pinta ese recorrido. Estuve en Estambul el año pasado y me encantó la ciudad. Espero volver a Turquía. Tomo buena nota de las visitas recomendadas para un próximo y deseado viaje.