El botillo es un embutido que se realiza con trozos de costilla, huesos de la cabeza y el rabo del cerdo, cortado concienzudamente en trozos pequeños que se adoban y se conservan en una tripa durante largo tiempo al humo del hogar.
En la zona de El Bierzo, se cree que este embutido fue creado por los monjes eremitas que poblaban sus montes. Si bien nosotros consideramos que nacen y se transmiten por un sentido elevado de economía familiar. Hay que tener en cuenta que la matanza del cerdo supuso durante muchos siglos en toda España, y muy especialmente en la zona de El Bierzo, el soporte alimenticio de una familia, de donde nació este exquisito embutido.
Es de suponer que en un principio el adobo se realiza con sal, ajo y orégano y para huir de la humedad, que es el diablo de todos los embutidos, se curase junto al calor del hogar. Más tarde, ya en el siglo XVII, al adobó se le agregó el pimentón, polvo de determinados pimientos secados artesanalmente. El pimiento no llegó a España hasta el siglo XVI, y no comenzó a utilizarse en las cocinas de Iberia hasta principios del siglo XVII.
El botillo bien cocido y convenientemente acompañado de determinadas verduras y de patatas es una exquisitez propia de reyes.
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