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Senderismo en la mágica Palestina

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Senderismo en Palestina
El valle di Jezrael en primavera

No conozco ninguna tierra que, como Palestina, se pueda recorrer caminando, viviendo experiencias únicas y pasando por paisajes espectaculares, lugares desconocidos y fascinantes: unas sensaciones irrepetibles.

Rutas de senderismo. Palestina

Hemos decidido recorrer uno de los caminos más populares y documentados, el Abraham Path, hoy en día conocido como “Palestine Heritage Trail”: 330 km divididos en 21 etapas, agrupadas en cinco senderos de cinco días cada una.

Nosotros vamos a hacer la primera, desde Rummana (cerca de la frontera con Israel) hasta Nablus. Además, dedicaremos dos días a visitar Jerusalén.

El camino está muy bien trazado y señalizado y se puede hacer en total autonomía. Sin embargo, hemos decidido igualmente reservar un guía experto, Nedal Sawalneh (nedal.ss@gmail.com) y disponer de un autobús privado para el transporte de equipaje y viajar a Jerusalén y, desde allí, hacia el aeropuerto.

1° día: llegada a Palestina y viaje a Jenin

Freedom Theatre – We Too Women of Palestine

Un autobús privado nos lleva desde el aeropuerto hasta Jenin, capital de homónimo distrito, donde vamos a pasar la primera noche. Justo el tiempo de dejar nuestras maletas y picar algo y nos preparamos para ir a visitar la institución internacional más famosa de Jenin, el Freedom Theatre, donde esta noche tenemos la oportunidad de asistir a la representación de “We Too Women of Plestine”.

Se trata de un reajuste tomado libremente de la tragedia “Las Súplicas” de Esquilo, cuyo tema es la reivindicación de la gender equality, la igualdad de derechos para las mujeres con respeto a la protección contra las molestias y los abusos, la educación, la elección del esposo y la autodeterminación de su proprio futuro.

La interpretación es muy intensa y nos deja con muchas ideas, emociones y matices para reflexionar.

2° día: Rummana – Burqin (18 km, dificultad media)

Burqin – Iglesia bizantina de S. Giorgio: ábside

La mañana siguiente un bus nos lleva a Rummana (Granada), el pueblo donde empieza la senda hacia Burquin, la primera etapa.

El camino no presenta muchas dificultades. De hecho, los altibajos de la senda que pasa por los cultivos del valle Jezreel, se nos hacen muy placenteros.  

Durante una parada a lo largo del camino se me acerca una señora que me confiesa: “Me parece de estar volviendo a casa” “¿Cómo que a casa? ¿Ya estuviste en Palestina?” “No, no estuve nunca aquí. Pero, ves, con mi familia vamos siempre a misa donde el Evangelio nos cuenta lo que pasó en Palestina hace 2000 años. Ahora que estoy pisando esta tierra con mis pies, es como si una parte de mí siempre hubiera vivido en ella. Creo que Palestina es mi segunda patria”.

Llegamos a Buquin en la eficiente home-stay de Remah Abbas, donde la entera familia nos acoge calurosamente.

Por la tarde encontramos al cardinal de la iglesia-joya ortodoxa de S. Giorgio, construida por los Bizantinos y restaurada por los cruzados en el siglo XII d.C. La iglesia está excavada dentro de una roca, encima de una cueva donde antiguamente se confinaba a los leprosos. La leyenda cuenta que Jesús curó a doce leprosos justo aquí en Burqin, durante su viaje desde Nazaret hasta Jerusalén.

Remah con su marido y su estupenda familia

Nuestro pequeño tour cultural sigue en el palacio Jarrar, construido en el XVIII siglo por un miembro de la potente familia originaria de la East Bank (la actual Jordania). El alcalde nos cuenta que uno de los hijos de Jarrar se enamoró de una noble turca, hija del pasha otomano que ocupaba estas tierras.

Su familia no quería que esta unión se llevase a cabo pero el joven decidió no respetar la voluntad de sus padres y casó igualmente la hija del pasha. Su padre, entonces, para evitar que sus campesinos le acusasen de convivir con el enemigo, hizo construir el palacio aquí en Burqin, lejos de Sanur, donde vivía la entera familia Jarrar.

Cenamos con la familia Abbas, donde tenemos la oportunidad de probar la primera delicia gastronómica del viaje, el maftoul: cous cous palestino con garbanzos, trozos de pollo, verduras y especias locales cocidos en caldo de pollo.

2° día: Burqin – Arraba (15 km, fácil)

Mohamed Shareef, el pintor calígrafo

La mañana siguiente nuestro viaje continúa entre bosques de olivos y cultivos de alubias, tomates, patatas, pepinos y toda la infinita variedad de especias usadas en la cocina palestina.

Durante el camino encontramos, entre los árboles, las viviendas adosadas de los asentamientos judíos.

El senderismo es una forma de turismo “lento” porque deja el tiempo no solo de ver sino también de encontrar a las personas que poblan las tierras que estas recorriendo. Te da la posibilidad de entender su riqueza y sus dificultades, de compararlas con las tuyas. Además, durante el camino, se puede reflexionar, comentar los problemas que han surgido, las soluciones posibles, investigar un nuevo estilo de vida y entender la gente que te rodea.

La tarde en Arraba está llena de sorpresas. Encontramos primero el pintor-calígrafo local, Mohamed Shareef, un estimador de la literatura árabe. Sus obras consisten en inserir palabras árabes en cuadros de colores.

Después habernos enseñado algunos de sus trabajos nos enseña a escribir algunas entre las más elegantes letras del alfabeto árabe.  

En el centro del pueblo encontramos a un extravagante personaje, el storyteller del viaje, que nos cuenta algunos cotilleos sobre las familias de los Sheikh Abd Al-Hadi. Estas familias dominaban el territorio de Arraba la cual fue elegida por los otomanos como “throne village”. Desde aquí los Sheikh gestionaban sus tierras, recaudaban impuestos, aplicaban la ley y administraban la justicia.

Palazzo And Al-Hadi – el rincón de la tecnología

Los siete palacios Abd Al-Hadi ocupan un entero barrio amurallado y presentan las típicas características de la arquitectura palestina.  En el barrio “real” también se encuentra una mezquita antiguamente privada y hoy en día totalmente pública.  Los antiguos palacios se han convertido en la época moderna en preciosas guest-houses, un baño turco, una guardería y en una tienda dedicada al “Innovation Lab” de productos Samsung.

Hoy cenamos en la Home Stay de la familia Al-Mardawi, donde Ajat y su mujer nos preparan un excelente maqluba. Es un plato de arroz, carne, verduras y especias de todos los colores, todo cocido en una olla muy grande.

Durante la cena nos cuenta su historia. Hace seis años Raed, el dueño de la asociación Rozana para el desarrollo de la cultura local, aconsejó a su marido Mustafa de aprovechar la segunda planta de su casa para abrir una Home Stay en Arraba. En esos tiempos no había ninguna estructura turística por la zona.

En principio no fue fácil por la familia llevar a cabo el proyecto de la Home Stay. Esto porqué había muchos prejuicios entre las personas del pueblo: la idea de que hubieses huéspedes hombres y extranjeros en casa de una mujer joven era inaceptable.

Hoy en día, en realidad, las cosas han cambiado mucho y muchas más personas tuvieron la misma idea de la familia Al-Mardawi. Este cambio refleja muy bien la proverbial hospitalidad palestina, los cambios en los roles de género y con respeto a una mayor abertura al extranjero. Además, el hecho de que hayan florecido tantas estructuras acogedoras ayuda la valorización de la cultura local y la transformación de la imagen de estos pueblos de zonas únicamente rurales a sitios turísticos.

3° día: Arraba – Sanur (9,5 km, fácil)

El encuentro con los agricultores de la familia Anza

La mañana siguiente salimos hacia Sanur por un camino llano y bastante fácil. Durante la ruta nos paramos a visitar la familia de agricultores Anza. Su casa está rodeada por una pared muy alta y, desde una pequeña puerta, se ven dos mujeres y don niños. La bienvenida, como siempre, es calurosa y sonriente: la familia nos invita a un café no filtrado con galletas caseras. En realidad, solo podemos conocer a los hombres de la familia: las mujeres tienen que quedarse dentro de casa para estar protegidas de miradas indiscretas /esto se nos hizo muy difícil de entender).

Después de la ritual fotografía con la familia Anza y el grupo por completo, salimos hacia Sanur.

El guía Rabeè Weld Ali (+970 599 105560) nos conduce hasta el castillo monumental de la ciudadela, pasando por las callejas del pueblo. El castillo fue construido en 1875 por parte del jefe más popular del clan dominante, Youssef Al-Jarrar, con un doble objetivo: por un lado, la defensa contra los enemigos y, por el otro, para exhibir su potencia y su poder a sus súbditos.

El sótano del castillo

La fortaleza aguantó muchos años hasta que en 1825 fue destrozada por el gobernador otomano de Acri, Abdul Pasha Bin Ali, el cual quería punir a los Jarrar en revuelta.

 Hoy en día es un sitio precioso que regala unas vistas increíbles y, de hecho, desde aquí podemos ver parte del camino entre las montañas que vamos a hacer mañana.

Cenamos en la Sanur Women Association: una cena riquísima en la cual el protagonista es el Mulukhiya, pollo cocido con varias especias y servido con arroz al limón.

4° día: Sanur – Sabastya (15,5 km, dificultad media)

El camino de hoy prevé la subida al monte Hraish (659 mt con 400 mt de desnivel) y, luego, la ruta hasta Sabastya.

Sabastya: la ciudad romana

Después haber descansado en la Guest House de Sanur, una señora de la local Women Association nos propone la visita a tres importantes lugares de esta zona: la torre helenística de Alejandro Magno, la iglesia-fortaleza convertida en la mezquita de Nabi Yahya por los otomanos y, para terminar, la antigua ciudad romana.

Por la noche, como siempre, tenemos el momento gastronómico del día. Hoy vamos a aprender a cocinar el Kullaj, un plato a base de hojaldre, queso i sirope: ¡delicioso! El Kullaj va a ser el plato final de una cena mucho más rica de degustaciones, en la cual probamos una gran variedad de platos típicos: falafel, hummus, shawarma, dukka, taboon, zaa’tar, aceitunas y ensaladas de todo tipo (fattush, tabulé con granada, salatet ba’lehè).

5° día: Sabastya – Nablus (10 km, fácil)

Durante el camino

Después de 2 horas y media de camino llegamos a Nablus, la capital económica de Palestina. Nuestro guía Rua Haj Ahmad (+970 568580749) nos lleva por el centro histórico y comercial de la ciudad, en estilo otomano. Luego nos acompaña al sitio arqueológico de Tell Balata (1600 a.C.) donde nos hace revivir la historia de la antigua civilización cananea, desaparecida tras la derrota contra los Israelíes.

Volvemos a la ciudad. Aquí hay muchos restos que testimonian la pasada época romana: el teatro, el mausoleo y el hipódromo. Dedicamos la segunda parte de la tarde a visitar las  iglesias románicas convertidas en mezquitas por parte de Salah Al-Din tras la conquista de Jerusalén. Paseando por las callejas del suk nos paramos en los puestos de comida de los productores locales donde probamos la excelencia gastronómica de la ciudad: el kunafeh (hojaldre, queso, azúcar y flores de naranja).

Nablus: el casco antiguo

Pasamos la noche en la Guest House del Jaffa Cultural Center en el Balata Refugees Camp. Después de la calurosa bienvenida, saboreamos un excelente maflouf (rollitos de arroz y carne con especias, todo cocido en salsa en enrollado en hojas de col).

6° y 7° día: Jerusalén

El senderismo rural ha terminado y un autobús nos lleva a Jerusalén, donde vamos a quedarnos dos días en compañía de nuestro guía cultural Mahmoud Jiddah’s (jiddah101@yahoo.com +972 52-958-1009).

Jerusalén ofrece una enorme variedad de lugares para visitar, empapados de significados espirituales y religiosos de todo tipo.

Jerusalén: Mezquita de la Roca y explanada de las mezquitas

Sobe todo, cabe mencionar la gran variedad de comunidades étnicas que conviven en esta ciudad, cada una con su historia, sus tradiciones, su manera de vivir, su cultura y sus rituales. Mahmoud nos lleva a conocer algunos de estos grupos para que entendamos como ha crecido y como se ha construido esta ciudad.

Para la cena de hoy tenemos la oportunidad de comer platos típicos armenios. El más bueno es sin duda en ghapama, un plato a base de calabaza vaciada y rellena de arroz, pasas, frutos secos, canela y miel.

8° día: Jerusalén y vuelta a casa

Jerusalén: Mezquita de la Roca y explanada de las mezquitas

Es hora de volver a casa. Tenemos la mente llena de ideas y pensamientos y las maletas llenas de experiencias enriquecedoras.

La diversidad de Palestina se vuelve evidente comparada con nuestra vida habitual.

Jerusalén: al otro lado de la muralla

Nos hemos sumergidos totalmente en un entorno natural, muy diferentes de la realidad urbana que solemos vivir en nuestro día día. Hemos asistido a realidades dominadas por la lucha por la supervivencia social, política, hasta personal, muy diferente de nuestras vidas protegidas por un sistema de leyes que tutelan nuestros derechos.

Hemos tenido el tiempo de re-pensarnos, de afrontar los problemas existenciales de nuestras vidas en la calma y la tranquilidad de la naturaleza y lejos del bombardeo mediático urbano. Hemos encontrado, participado y reflexionado activamente. Hemos compartidos ritmos de vida rural, todavía lejos de las dinámicas comerciales y tecnológicas del Occidente.

Ahora hay que volver a nuestras vidas, nuestras familias y nuestros trabajos, sin embargo, el placer de compartir y la gentileza de las personas que hemos encontrado durante nuestro viaje no serán olvidados con facilidad.

Luisa Caleffa
main@welcome2village.com

Info: Los viajes experimentales a través de las ciudades más famosas y los pueblos más bellos de Palestina encuentran una guía detallada en www.palestine@welcome2village.com. Las Asociaciones Rozana (+970549329543 mai@rozana.ps, info@rozana.ps) y Welcome2Village (welcome2villages@gmail.com) brindan asistencia a los viajeros «home2home», virtual durante el viaje y personal en los destinos.

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