Desde el siglo XV Portugal es uno de los grandes exponentes universales del arte de la azulejería. Los azulejos forman parte del legado histórico-artístico de Portugal. Los musulmanes los trajeron a la península ibérica cuando la conquistaron en el año 711 y Portugal los adoptó a partir del siglo XV para decorar los suelos y paredes de los castillos y palacios de los reyes.
Ya en el siglo XVIII los azulejos se habían convertido en uno de los principales elementos decorativos en las iglesias, conventos, palacios, casas, jardines, escalinatas y fuentes, lo que convierte a Portugal en un museo vivo de la azulejería.
A mediados del siglo XVI comenzó la producción de azulejos en Portugal, una industria que se ha mantenido entre las más importantes del país a los largo de los siglos y que, aún hoy, sigue exportando al mundo entero y es uno de los símbolos artísticos del país.
Por todo Portugal se aprecia el arte de la azulejería. En Lisboa, por ejemplo, todas las estaciones del metro están revestidas de azulejos con obras de artistas como Vieira da Silva o Júlio Pomar. Esta idea traspasó fronteras hasta llegar a los metros de algunas de las ciudades más cosmopolitas del mundo como París, Bruselas, Moscú, Budapest o Sidney.
Las estaciones de tren de todo Portugal, entre las que destaca la de Sao Bento, en Oporto, están revestidas con paneles de azulejo. En Aveiro, fueron empleados para decorar los edificios modernistas del centro de la ciudad. En el Palacio da Vila o Palacio Nacional, en Sintra, se puede apreciar la gran maestría en la aplicación de este bello arte. En Mértola, Alentejo, la Casa dos Azulejos es uno de los lugares más visitados del país. La Iglesia de San Lorenzo en Almancil, es un ejemplo de referencia del revestimiento total (paredes y techo) con azulejos, lo que lo convierte en un punto de visita obligatoria del patrimonio histórico del Algarve.
Aún hoy es común encontrar la aplicación de la azulejería en las corrientes artísticas más vanguardistas del país, por lo que esta técnica sigue marcando el devenir del arte público en Portugal.
El Museo Nacional del Azulejo en Lisboa es visita obligada para conocer toda la historia y evolución de este tradicional arte portugués desde sus comienzos hasta nuestros días. Este museo contiene una magnífica colección de azulejos desde el siglo XV hasta la época contemporánea en la que destacan el «Panel de Nuestra Señora de la Vida» (1580); los Frontales de Altar, de influencia oriental; los paneles con escenas de caza (1680); la «Lección de Danza» (1707); los revestimientos de la capilla de San Antonio (del siglo XVIII); la «Vista Panorámica de Lisboa» antes del terremoto de 1755 y la «Historia del Sombrerero» (1800), además de piezas de cerámica y azulejos del siglo XX, de autores como Júlio Barradas, Maria Keil, Júlio Pomar, Cargaleiro y Querubim Lapa, entre otros.