Un viaje a Palestina te introduce en un país donde conviven una extraordinaria variedad de comunidades de distintas orígenes, nacionalidades, culturas y religiones. El tejido árabe acoge un colorido puzle de comunidades religiosas, grupos étnicos, campos de refugiados, tribus beduinas y monjes que hacen esta tierra única en su género y cargan los encuentros de estímulos y riqueza. Especialmente en el sur del país han florecido muchas de estas comunidades, protegidas por el desierto de Judas, y colaboran entre ellas para perseguir un objetivo común.
1° Día. Llegada a Jericó desde el aeropuerto de Tel Aviv
Hemos llegado a Jericó desde el aeropuerto de Tel Aviv, hasta un bonito albergue con piscina. Por la noche, los platos de la típica cena árabe terminan con la “real” baklava, el postre árabe más popular, hecho con hojaldre y frutos secos mojados con un sirope a base de miel. No solo tuvimos la oportunidad de probar este postre riquísimo, sino que también pudimos asistir a su preparación, guiados por el chef del restaurante. Esta es la primera etapa del camino gastronómico que, junto a los descubrimientos culturales y otras experiencias, nos acompañaran durante todo nuestro viaje.
2° Día. Jericó y sus alrededores
Por la mañana disfrutamos de la subida en teleférico al Monasterio de las Tentaciones, con unas vistas maravillosas sobre la ciudad y el desierto. En este desierto, acorde a la leyenda, tuvo lugar el paso evangélico de las tentaciones de Jesús por parte de Satán.
El paseo por el Monasterio es de especial interés. Recorremos el camino arqueológico de Tel Es-Sultan, hasta los orígenes de la fundación de la ciudad, en el 8° milenio a.C. y al observatorio de aves.
La siguiente parada es en el campo de Ein Es-Sultan, construido bajo la supervisión del UNRWA (United Nations Relief and Works Agency) para los prófugos huidos o expulsados de sus casas después de la derrota de 1948. Los palestinos del campamento (20.000 personas en principio), después de la guerra de los seis días en 1967, se movieron en masa hacia Jordania para huir de la ocupación israelí de las fronteras.
Las mujeres del Women’s Centre nos explican que hoy en día, al contrario de lo que pasa en otros campos de refugiados más aislados y confinados en espacios pequeños, ya no hay problemas con respecto a la necesidad de habitaciones acorde con la tasa de natalidad.
En los otros campos la falta de espacio genera problemas de viabilidad, de servicios y de infraestructuras. No ostante, también en el campo de Ein Es-Sultan, desafortunadamente, existen algunas deficiencias estructurales.
Las gentes del campamento sufren la falta de trabajo, escasez de agua y el mal alcantarillado, como pasa en los otros campos. Viven gracias a las ayudas económicas da la UNRWA. Este ente, entre otras cosas, contribuyó también a financiar la construcción y la gestión de una escuela mixta capaz de acoger hasta mil estudiantes.
Las mujeres del Women’s Centre se dedican sobre todo a la artesanía y a cocinar para la comunidad, y obtienen muy buenos resultados en la escuela. Uno de los platos más famosos de su producción es el maftoul (versión palestina del cous-cous), ¡el mejor del mundo!
Un miembro del grupo pregunta: ¿Estáis seguras de que es el mejor del mundo? “Hemos ganado el primer premio en el concurso de Mazara del Vallo, y si nos han premiado los italianos significa que de verdad es el mejor del mundo”. Tuvimos oportunidad de probarlo y hay que reconocer que está exquisito.
Antes de entrar a la ciudad, nos paramos para hacer una visita a los mosaicos del Hisham’s Palace, un notable ejemplo de arquitectura islámica antigua, construido en el siglo VIII d.C. por los califas Umayadi.
Jericó es una ciudad palestina que se puede visitar cómodamente en bicicleta y, obviamente, nuestro grupo no ha dejado escapar esta estupenda posibilidad. Nuestro bici-tour nos lleva a los rincones más emblemáticos del centro, pasando por la antigua azucarera, los restos se la antigua sinagoga del siglo VII, el árbol donde -cuenta la leyenda- que se refugió Zaqueo para hablar con Jesús, que luego lo acogió entre sus fieles.
Antes de cenar tenemos todavía tiempo para una ultima visita al Centro del Mosaico, donde tenemos la oportunidad de participar a un curso practico de fabricación de mosaicos.
3° Día. Desde Jericó hasta Beit Sahour pasando por las gemas del desierto: St. Giorgio de Koziba, Nabi Musa y Mar Saba
El tercer día está dedicado a las comunidades del desierto de Judas.
Una cómoda bajada por el Wadi Qelt nos lleva desde el aparcamiento hasta el monasterio de S. Giorgio de Koziba, construido en el año 480 d.C. para reunir a todos los eremitas que vivían en las cuevas del valle. El monasterio fue destrozado en 614 d.C. y los monjes-eremitas fueron matados por los invasores persas. Posteriormente, en 1179, fue reconstruido por los Bizantinos y, finalmente, fue restaurado en 1911.
Las cuevas que contornean el monasterio representan muy bien el estilo de vida llevado por los eremitas y su elección de vivir lejos de las comodidades para favorecer el crecimiento espiritual, la caridad y la contemplación.
Nos dirigimos hacia el sitio musulmán del Nabi Musa, antiguamente meta de peregrinaje que ha sido posteriormente prohibido. Este lugar fue bautizado con el nombre de Moisés por Salah Ed-Din, que lo construyó en el siglo XII.
Cuevas de los eremitas en el Wadi Qelt, entorno de S. Giorgio de Koziba Nabi Musa – el patio de la mezquita
La leyenda cuenta que Moisés apareció en sueño a Salah Ed-Din y le confió que justo en ese sitio Allah había enterrado su cuerpo tras su muerte. El encuentro con el Imam en el silencio del desierto, en frente de una montaña rociada de tumbas musulmanas, hace la confrontación con los eremitas musulmanes inevitable. Nos quedamos a reflexionar sobre las afinidades espirituales de dos religiones tan distintas.
donde se reunían los eremitas
Nuestro camino sigue hasta Mar Saba, otro monasterio ortodoxo, donde antiguamente se reunían los eremitas. Un hombre religioso nos enseña el estilo de vida, de curro y la manera de rezar (solos o en grupo) y de ayudar a los demás de los eremitas.
Luego, tras disfrutar de una visita al palacio Herodion construido por Herodes el Grande, llegamos a Beit Sahour. Se trata de un bonito pueblo con un elegante centro en estilo Palestino-Otomano. Aquí está el campo donde los pastores vieron y siguieron la estrella polar hasta la cueva de la natalidad. En el lugar indicado por los ortodoxos se encuentras los restos de una iglesia antigua; para protegerla fue posteriormente construida una iglesia en estilo bizantino.
Las señoras de la Arab Women Union de Beit Sahour nos aconsejan asistir al Shepherd Night Festival (23-25 diciembre), lleno de representaciones folclóricas. Nos lo cuentan con mucha ilusión mientras preparamos juntos el ma’moul, pequeños dulces de sémola, dátiles, nueces y canela que se come tradicionalmente durante las fiestas de los pueblos.
4° Día. Belén
Hemos legado pronto a Betlén para disfrutar de la cálida atmosfera que se crea por la mañana fuera de la Iglesia de la Natividad, sin el ruido y el caos de los turistas.
La iglesia, construida en un lugar religioso antecedente al nacimiento de Jesus, es el principal punto de interés de la ciudad.
Los demás son: la Cueva de la Leche donde, según la leyenda, una roca se ha vuelto blanca gracias a una gota de leche caída del pecho de la Virgen; la Mezquita de Omar; el Museo Old Bethlehem Home donde se exponen objetos antiguos y gestionado por la Arab Women’s Union; el pozo de Davide; el Palestinian Heritage Centre que conserva objetos de la tradición palestina.
Beit Sahour – Centro histórico Claustro de la Iglesia de la Natividad
La urbanística originaria de la ciudad de caracteriza por 7 barrios antiguos, construidos con piedra rosa palestina y con arcos, escaleras y suelos de losas. Aquí viven comunidades heterogéneas: tribus de nómadas de muchas zonas de Palestina, Jordania, Siria y Sudan. Solo una es islámica y las demás son cristianas, pero todos conviven en paz y abierta colaboración.
Pasamos la noche en la sede local de la Arab Women Union, donde podemos comer una riquísima cena palestina. Partecipamos a la preparación de todos los platos. Sobre todo, merece la pena destacar el Mulukhiyah. El plato coge el nombre de las hojas de la malva de juta que dan sabor al pollo y se sirven en un plato de arroz blanco con aceite y limón.
5° Día. Desde Belén hasta Jerusalén pasando por los pueblos de Mukhmas, Jabá, Deir Dibwan y Deir Ammar
En el camino desde Belén hasta Jerusalén pasamos por un grupo de pueblos experienciales que presentan muchos rasgos típicos de la Palestina rural.
Encontramos primero los pueblos gemelos de Mukhmas y Jabá.
Mukhmas – Cueva Wadi Sawanit Deir Dibwan – Cantera de Tal AI
Mukhmas, antiguo pueblo agrícola de 2000 habitantes, sufrió en 1948 un gran flujo de migrantes. Sus hijos expatriados vuelven en verano para revivir su tierra y volver a encontrar sus familias. Mohammed Al-Dali nos acoge con cariño y nos introduce a los sitios relevantes: el santuario Sufi de Al-Dwaer, la mezquita del Sultan Ibrahim y el preciosa valle de Al Swaneet que lleva a Jericó en tan solo dos días de camino. Desafortunadamente no tenemos el tiempo de hacer el camino, pero hay que decir que pasear por las antiguas vías de los eremitas y visitar sus cuevas nos habría hecho mucha ilusión.
No muy lejos está Jabá, un pueblo de 3000 habitantes.
Nehaya nos acompaña primero a visitar la zona antigua del pueblo, encima del monte, donde en el siglo XVIII y XIX han florecido muchos edificios en piedra rosa palestina que rodean la torre del castillo construido por los cruzados sobre un edificio romano.
Los Romanos, en sus viajes para librar a los Lugares Sagrados, construían en las tierras conquistadas varios castillos y fortalezas para vigilar y dominar esos lugares y para que sirvieran de refugio para los peregrinos y las comunidades cristianas locales. Bajo la torre sigue habiendo un túnel (ahora impracticable) que servía para esconder a las familias en caso de un ataque.
Nuestra guía nos invita luego a encontrar un productor de vidrio y a asistir a una clase de producción artesanal. Antes de partir otra vez descansamos un momento en la Jabá Women Association donde la presidenta Siham Bisharat nos enseña el procedimiento para conservar en vidrio las aceitunas, las especias y la fruta.
En el pueblo Subreen Toha la directora nos acompaña a la visita del pequeño museo donde se guardan muebles, vestidos, objetos decorativos, cuadros y fotos de una típica casa del último periodo del dominio Otomano.
La etapa siguiente nos lleva a Deir Dibwan, donde el experto Mahmood nos enseñará el sitio arqueológico El Tel, uno de los centros más importantes de la civilización cananea.
Nuestra guía nos cuenta la historia de este sitio y lo que más nos impresiona son las narraciones sobre como se llevaba la vida antiguamente dentro de las casas privadas, de las tientas y también en el templio y el palacio real, protegidos por las murallas y las torres.
El cuento termina de manera muy trágica ya que en 1200 a.C. la ciudad fue totalmente destruida y sus 12.000 habitantes fueron brutalmente matados por el ejercito israelí de Gedeón. Este triste episodio marcó el fin de la civilización cananea.
La última etapa antes de ponernos en viaje otra vez no podía ser otra que la pastelería de Fadi. Fadi, excelente pastelero, nos enseña como preparar uno de los mejores dulces típicos de la gastronomia palestina, el kullaj. Se trata de capas finas de hojaldre con crema de queso y sirope y cubiertos enteramente de pistachos verdes picados. Una verdadera delicia.
Después haber retomado todas las energías con ese buenísimo kullaj, nos dirigimos hacia Deir Ammar. Es un pueblo lleno de cosas para ver: la ciudad antigua encima del monte, el santuario del profeta Sufi Ghaith, el baño turco tradicional con su bonita cafetería y la imprescindible Deir Women Association.
El pueblo ocupa dos montañas sumergidas en el valle Wadi Natuf, que dio el nombre a la civilización Natufiana, aún más antigua de la cananea. El pueblo está rodeado por un sistema de pozos y fuentes, muchas de la cuales de origen romana.
Deir Ammar – Mausoleo de Sufi Gaith Desierto Giuda – Campamento de Beduinos
Seguimos el camino sumergidos en una naturaleza rica de vegetación y cultivos. Nos quedamos a tomar un té con Ramadan Abu Kamesh, un agricultor que cultiva calabazas verdes y aceitunas y que es capaz de presentarnos la situación de los pueblos rurales, sus problemas y las relaciones complicadas con los asentamientos que rodean Deir Ammar.
Pasamos la noche en el campamento de nómadas, divididos en dos tiendas entre hombres y mujeres. Así tenemos la oportunidad de que nos cuenten sus experiencias por separados, sus orígenes, su historia, sus tradiciones y las dificultades de los últimos años.
Los beduinos nómadas se han reducido mucho debido a las restricciones gubernamentales para controlar las fronteras y a los grupos minoritarios que no “se adhieren” a las normas políticas, legales, sociales, sanitarias y educativas.
Muchos de ellos ya se han mudado a la ciudad, atraídos por una vida más fácil y con mejores perspectivas económicas.
Sin embargo, han mantenido sus tradiciones y expresiones culturales: el espíritu independiente y libre, la estructura social enraizada en la familia, en el clan y la tribu y su sistema judicial basado en el código de honor.
6° – 7° Día. Jerusalén
Pronto por la mañana salimos para la última etapa de nuestro viaje, Jerusalén. Decidimos dedicar el primer día a los lugares más emblemáticos y significativos de la ciudad.
Lugares Cristianos
- Iglesia de S. Sepulcro (IV siglo d.C.) y el Golgota, el monte del drama final de la Vía Crucis
- Calle Dolorosa, el camino de la Vía Crucis y las primeras 9 estaciones
- Monte de los Olivos y la huerta del Gestmani, fuera de la muralla y más allá del valle de Kidron
- Iglesia Santa Ana (XII siglo d.C.) donde nació la Virgen y donde se encontró la piscina de Bethesda
- La Catedral armenia de S. Jacobo (V siglo d.C.)
- El Cenáculo
- El barrio cristiano
- El barrio armenio
Rincón del barrio cristiano
Lugares Islamíes
- Monte del Templio
- Mezquita de Al Aqsa (XII siglo d.C)
- Mezquita de la Roca (VII siglo d.C)
- Barrio musulmán
Lugares Judíos
- Western Wall (muro del llanto), que permaneció después de la destrucción del segundo templo de los Romanos (1 siglo d.C.)
- Barrio judío
- Tumba de David, fuera de la muralla
- Ciudad de David y e túnel de Ezequías
Sitios Culturales
- Rockfeller Museum (museo arqueológico de Palestina)
- Tumbas de los antiguos Reyes del Judaísmo
- Mardigian Museum (historia de la comunidad armenia en Jerusalén)
- Camino de la muralla
- Camino en los techos de las casas
- Torre de David (historia de Jerusalén en la época judía)
Dedicamos el segundo día a descubrir el lado cosmopolita de la ciudad, visitando algunas de las muchas comunidades dentro y fuera de la muralla en Jerusalén Este (árabe) y Oeste (judía). Nos interesa entender como se llevan estas dos comunidades y cuales son sus relaciones en Jerusalén.
Empezamos por la Domari Society. En su peregrinaje se han quedado en Jerusalén hablando el idioma Domari, viviendo sobre todo de pequeños trabajos, venta de objetos de artesanía, joyas y bordados, proponiendo su gastronomía y adoptando la religión islámica y el árabe.
La ocupación y el control social de los Israelíes, hicieron que muchas personas emigraran a Jordania, Siria y Iraq. Los pocos que se han quedado se han organizados y han enseñado a los jóvenes a integrarse mejor en la sociedad, seguir un camino de estudio regular, evitar la marginalización social sufrida por sus antepasados.
Totalmente diferente la segunda comunidad que hemos encontrado: los judíos ortodoxos Haredi que ocupan un barrio en la parte oeste de la ciudad. Ellos siguen de manera muy estricta las normas Halasha (Torah escrita y oral).
Se han organizado para concentrar sus esfuerzos en el estudio de la Torah e interpretan el rezar como un medio para salvar espiritualmente a ellos mismos y el resto del mundo. Se identifican muy fácilmente debido a su ropa y a su actitud calmada y serena.
Su comunidad ha crecido naturalmente y se ha consolidado después de la ocupación Israelí de la ciudad, sin embargo no aprecian mucho los contactos con personas lejanas de su fe. Nos han acogido con gentileza pero han contestado con sospecho a nuestras preguntas y no les han interesado nuestras ofertas de amistad.
La comunidad Armenia es la más estructurada. Por un lado, representan una enclave cultural y religiosa rodeada por naciones islámicas y que sufrió un sangriento genocidio por parte de los Turcos. Por otro lado, su cercanía a las comunidades cristianas (ortodoxas, católicas y protestantes) ha sido su garantía de seguridad y sobrevivencia en pasado. La ocupación Israelí y las buenas relaciones de Israel con Turquía, junto también a la constante amenaza de la cercana comunidad judía dentro de la muralla, han acelerado las aberturas hacia los demás cristianos. Nos han acogido super bien.
La asociación Islamic Black African se compone por la mayoría de migrantes de origen Somalí o Etíope y de religión musulmana. Han llegado a Jerusalén no solo por los lugares sagrados, sino también atraídos por las mejores oportunidades de trabajo. Se han revelado los más disponibles en ilustrar sus problemas de integración y educación. Están abiertos a todas las religiones, hablan muy bien el árabe y son los que menos sufrieron por la ocupación israelí.
Por la noche, el momento de confrontación entre los participantes del grupo casi nos distrae de las últimas delicias gastronómicas ofrecidas por el albergue: el kusa mahshe (calabacines rellenos de arroz y carne cocidos en salsa de tomate) y el típico mansaf beduino (cordero cocido en salsa de yogurt fermentado con arroz).
8° Día. Regreso
Desafortunadamente ya ha llegado el momento de volver ha casa y de ordenar las ideas sobre las muchas nuevas experiencias que hemos tenido, sobre las personas encontradas y sus culturas.
Hemos adquirido un nuevo bagaje de vénetos, ideas y conocimientos sobre nosotros mismos, de descubrimientos. Hemos conocido a una Palestina desconocida y vamos a seguir interesados en sus desarrollos y eventos futuros.
Claudia Dal Molin
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